P. Castillo

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viernes, 13 de marzo de 2020



En mi casa.


Pues sí. En mi casa, con mi mujer y mis dos hijas. Y mis libros.


Foto, Paco Castillo.

En realidad llevamos recluidos voluntariamente desde el miércoles por la tarde, así que vamos camino de tres días en aislamiento… y lo que tenemos por delante. 

No es nada fácil, yo estoy hecho para caminar en los campos y sentir el viento en la piel.



Autorretrato, Paco Castillo, Andes, Perú.

Con la que nos está cayendo a cuenta del coronavirus, sin ir más lejos en Madrid, mi comunidad, podría pensarse que al publicar en el blog un comentario de… qué sé yo, una lectura de Galdós, o una novela de Alice Munro, por ejemplo, uno está desentonando. Pero no, rotundamente no.

En estos momentos de absoluto desconcierto y anomalía, necesitamos un atisbo de normalidad, un pequeño resquicio que nos aferre a la cotidianidad que, sin previo aviso, ha desaparecido de nuestras vidas.

Y en ese sentido yo reivindico, amén de leer un buen libro, los blogs, para ver que me cuentan de Galdós, o de la señora Alice Munro, o para que me muestren un poeta extraño, o para admirar una fachada gótica en algún edificio singular y olvidado de todos, o cualquier tema que suscite mi interés.

Sí, es una terapéutica compañía en estos días de mascarillas en el mercado, calles desiertas y miedo en el ambiente.

Es reconfortante encontrar los blogs que no te sueles perder, entrar en ellos sin temor al contagio y reunirte con esos amigos al otro lado de la pantalla, y comprobar que siguen al pie del cañón, y leer aquello que nos han preparado esos colegas, no sin esfuerzo. 

Es entonces cuando constatas que, a pesar de la tragedia, sigue una ventana abierta a la normalidad, siempre tan ignorada, y ahora ansiada como el “Paraíso reclamado” , que escribiera el Nobel islandés, Halldór Laxness.



Foto, Paco Castillo. "Paraíso reclamado", Halldór Laxness



Larga vida a estos blogs, por permitirnos asomarnos a la vida que todos deseamos recuperar.

Muchas gracias por sostener ese candil iluminando normalidad y no dejarnos totalmente a oscuras. Muchos libros y, especialmente, mucho ánimo.

Seguimos, hay que seguir…


Foto, Paco Castillo.






22 comentarios:

  1. Pues, mira, ¿qué quieres que te diga?: felicidades. Con tu familia y los libros...A mi me pasa otro tanto. Estoy en comunicación directa con el Dr que me lleva el master (Aristóteles y su libro de Ética), y la estoy pasando la mar de bien.
    Cuenta que tengo 67 años, y conecto con mis nietos por Skype y ningún problema.

    te pongo una peli para que la busques y la visiones
    "Cuando el destino nos alcance", de Charlon Heston...actualidad rabiosa


    Salut, ahora más que nunca

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    1. Gracias, Miquel. No me resulta fácil quedarme en casa, como le ocurre a la mayoría, soy una persona activa, siempre pateando el monte, etc, etc. Pero hay que ser responsable con los demás, algo que, según veo en la actitud de unos cuantos, no se está logrando del todo.

      Aristóteles es una estupenda compañía. Estás familiarizado con las tecnologías, y eso te permite sobrellevarlo mucho mejor, es la ventaja que tenemos muchos.
      Apunto la peli ya. Muchas gracias.
      Salut y ánimo!!

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  2. Hace un año, en pleno invierno estuve en Islandia para intentar ver auroras boreales. No las vimos pero hubo algo que me sorprendió gratamente. En los autocares que nos llevaban para hacer recorridos en busca de las auroras o de maravillas naturales de la isla, los guías dedicaban un buen rato a hablar de literatura, y en especial de Halldór Laxness, su mito literario y premio Nóbel poco después de la declaración de independencia de la isla. Me maravilaba las disertaciones literarias en los autocares llenos de turistas invernales. No me imaginaba lo equivalente en España donde una conversación sobre literatura, fuera de los blogs, es inverosímil y ya no digamos en un recorrido turístico. Islandia es un país de poco más de cuatrocientos mil habitantes y una superficie triple de la de Cataluña. Es un país bellísimo que no tiene enemigos y que vive reconciliado consigo mismo. Sentí una envidia invencible. Eso sí, los islandeses no son especialmente amables con los turistas que llegamos en hordas invernales o veraniegas en número cercano a los tres millones al año. Ya sabes que el turismo es fuente de divisas pero trae consigo muchos desasosiegos y amenazas. Por la literatura. Un abrazo.

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    1. Joselu, ya veo que eres un gran viajero, eso es un sedimento enriquecedor para la mente, yo fui un buen viajero de soltero, ahora viajo algo, pero ni de lejos parecido a cuando estaba sin compromiso alguno, ley de vida.

      Me encanta que traigas Islandia a colación, pues mi próxima entrada está dedicada a uno de sus clásicos, y no es Laxness, ahí lo dejo. Tal vez sepas una costumbre islandesa, aunque no sé como andará ahora con las nuevas tecnologías, hasta hace poco los pescadores islandeses, cuya industria es importante, antes de salir a faenar largos periodos, se pasaban por la biblioteca a recoger sus paquetes de libros para leer en los momentos de descanso. Imagínate algo así en las cofradías españolas...

      Estuve apunto de hacer su famoso anillo (una conocida ruta en mtb allí) hace años, una caída en bici, entrenando para el viaje, truncó el plan (fisura de costillas). Aunque eso propició que acabase recorriendo buena parte de Noruega en bici, jeje. El sentido de identidad islandés es muy acusado... casi todos son parientes entre sí.

      Fíjate, qué ironías de la vida... ahora no hay turismo.
      Por la literatura ;)
      Abrazo, amigo.

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  3. ¡Hola Paco! a nosotros en la biblio nos mandaron para casa hasta nueva orden el martes por la noche (demasiado han tardado), así que todos recluidos. Soy bastante casera, me gusta hacer muchas cosas en casa y aunque esta situación no me gusta un pelo y deseo con fuerza que todo vuelva a la normalidad, en ese aspecto creo que no soy de las que lo voy a pasar mal. Aprovecharé para leer mucho, ver mucha peli muchas series y de vez en cuando dar algún paseo por el parque (vivo al lado de varios parques) sin juntarme con nadie (al aire libre los virus no se acumulan como en espacios cerrados y mientras no se junte uno con nadie, pues no creo que exista ningún peligro, creo que podrías salir a dar algún que otro paseo por el campo ¿no?).
    En fin, que no desentonas ni desentonamos para nada, conservando un retazo de nuestra vida normal y paseándonos por los blogs que más nos gustan sin riesgo de contagios.
    ¡Un beso y feliz aislamiento forzoso!!

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    1. María, soy culo de mal asiento, jeje, necesito el movimiento, patear el campo, la actividad física, lo llevo en los genes, por eso este confinamiento es duro... ayer estuve corriendo, trotando mejor dicho, con mi hija mayor por los pasillos de la casa, una media hora y luego hicimos un aerobic improvisado... y oye, ¡acabamos sudando la camiseta!
      Hay que convertir el contratiempo en una oportunidad favorable, libros, familia, películas, en fin, todas esas cosas que no siempre atendemos.
      Creo, amiga María, que te quedan pocas horas para salir a los parques, acabarán cerrándolos, la gente se concentraría allí, como ya ha ocurrido.
      Yo he optado por el confinamiento, sin medias tintas, cuando hay que salir a comprar pues saldré y regresaré raudo, y ya está, estoy mentalizado, creo...

      Un beso y mucho ánimo en cuarentena!!

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  4. Si, es un remanso de paz eso de recluirte en casa, pero piensa que está "condicionado" luego.... ya me entiendes.
    Te seguiré leyendo...

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    1. Hola, Chordi.

      Estando en casa con dos hijas de 3 (casi 4) y de 8 (casi 9), lo de remanso de paz... te lo cojo con alfileres, jeje, especialmente con la pequeña que es un trasto, es duro para ellas estar encerradas, la mayor entiende mejor la situación, pero la pequeña me pide "jugar en la calle". Mi mujer y yo nos apañamos con resignación, aunque ella está preocupada por cuestiones laborales, como miles y miles de trabajadores ahora, ahí abajo está Lorena de ejemplo.

      El virus a condicionado a todo el planeta, es un hito histórico.
      Gracias por tu presencia, estás en tu casa. nos leemos.

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  5. Me falta ahora mismo tranquilidad para afrontar esta reclusión como un oasis. Aun así, aquí estoy, intentándolo y buscando refugio en la lectura y en los blogs. En esta crisis y en este estado de emergencia salen perdiendo los más vulnerables, tanto sanitaria como laboralmente. Algunos no tendremos trabajo al que volver cuando todo esto pase por lo que la vuelta a la normalidad no será para todos. Tocará volver a empezar me temo que con un panorama no demasiado halagüeño. Pero en fin, como bien terminas tu entrada, hay que seguir.
    Un abrazo libre de coronavirus.

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    1. Cierto, Lorena, tú pones la otra cara de la moneda en esa vuelta a la “normalidad”, si es que esa palabra define bien lo que vamos encontrar después.

      Mi mujer está con mucha incertidumbre, no es que haya perdido el trabajo, pero tampoco tiene las cosas muy claras y su preocupación es grande, todo esto es una pesadilla.

      Esperemos que todo esto se desvanezca cuanto antes, y que tengas una nueva oportunidad, Lorena, quiero creer que así será.

      Un abrazo sin el coronavirus del carajo ;)

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  6. En mi caso pasados los nervios de estos días, ahora quiero pensar este confinamiento en casa para leer, descansar, escribir, ponerme al día en los blogs y estar tranquila en casa.

    Estos días sacan lo mejor y lo peor de las personas, pero me quiero quedar con tantísima gente responsable que se queda en casa y no aquellos que se han tomado esta crisis como unas vacaciones sin pensar en los otros y sí me preocupa mucho lo que pasará una vez superada la emergencia médica, con tantísimas pérdidas humanas y económicas.
    Afortunadamente tenemos los blogs y estos espacios virtuales para poder charlar sin ningún peligro.
    un beso enorme

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    1. Pues sí, Conxita, tenemos que darle la vuelta a la tortilla, convertir el contratiempo en oportunidad aprovechable, y además nonos queda otra. Me pareció indignante como muchos madrileños (buena parte era población de riesgo, mayores) se fueron en estampida a la costa, así no...
      Va a ser una durísima experiencia, pero aprenderemos cosas muy valiosas de esta situación, no me cabe duda.
      Eso, asomémonos a tantos blogs estupendos que nos permiten sobrellevar esto mucho mejor.
      Un beso enorme y ánimos!!

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  7. Yo intento llevar una rutina en casa, y sobre todo calmar la cabeza, así que he decidido ponerme un tiempo limitado de ver noticias. Sí, lo que dices de los blogs lo pensaba cuando me he levantado, menos mal que nos quedan los blogs! Un abrazo y a cuidarse mucho todos.

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    1. Hola Esther, creo que ahora la rutina será más bendita que nunca, jeje. Yo todas las tardes, a eso de las 19:00h, troto por las estancias de la casa (es un piso normal, de 80 metros cuadrados) con mi hija mayor, estamos así 45 o 50 minutos... y te aseguro que acabamos sudando, jaja.
      La lectura es más complicada, con dos niñas pequeñas todo el día en casa... un ratito en las horas bruja, pero la mente está sobreestimulada con tanto acontecimiento, bueno me voy apañando.
      A cuidarse, un abrazo y muchas gracias por tu visita ;)

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  8. Yo pensaba seguir saliendo a dar mis paseos por esos campos y carreteras, pero visto lo visto, me quedaré en casa. Y por supuesto, desentone o no, seguiré con mis lecturas ahora más que nunca y seguiré compartiéndolas en el blog y seguiré atenta a vuestros blogs de los que saco ideas para leer, más sensaciones acerca de lo ya leído y todo tipo de satisfacciones e informaciones.
    Un beso.

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    1. Pues tu encono con las lecturas es un beneficio para quienes te seguimos en tu blog, amiga Rosa.

      Volveremos a nuestros paseos, será duro el trance pero lo superaremos y aprenderemos de la experiencia. Gran compañía nos hacemos mutuamente con nuestros blogs, seguimos en el camino, por supuesto.
      Un beso.

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  9. Necesitamos normalizar, como sea. Y la lectura es una buena medida de aislamiento mental, descansar del continuo fragor de los medios. Especialmente el Whatsapp, la avalancha de memes, bulos, todo circulando sin control, es para volverse loco. Yo también echo de menos pasear y lo voy a pasar mal, sobre todo porque mi comunidad no es precisamente un oasis de silencio. Pero es lo que toca. Al menos en la lectura hallaré algún consuelo.
    Un abrazo y a cuidarse, porque esto va para largo.

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    1. Apuntas a cosas clave, amigo Gerardo, la sobreexposición a los medios, las redes, el whatsapp, son herramientas muy valiosas ahora, eso es cierto, pero hay que descansar la mente de cuando en cuando, con todos esos datos al instante, que si whatsapp por aquí y por allá, y luego cuidar a los pequeños y procurarles un día aprovechable, uff... son demasiadas cosas a la vez, cuando uno tiene la cabeza poblada de incertidumbres, por ejemplo el trabajo de mi mujer (encargada de hostelería) que no saben aún nada de las condiciones, es que todo se ha precipitado de tal modo que nadie sabe por donde se anda. Esperemos a que el horizonte se vaya despejando, será largo y muy duro, pero se despejará.
      Un fuerte abrazo y cuidaros mucho!!

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  10. al hilo del título de Laxness, si el infierno son los otros, el paraíso somos nosotros, sin ánimo de buscar un solipsismo grupal o familiar, solo pensar que nadie nos hará mejores, ni nadie pensará o leerá maravillas o bellezas por nosotros, el paraíso nunca fue un lugar sino una manera de mirar el mundo.
    Y siempre me ha parecido que lo que aparece en tu cámara es una porción de paraíso, al menos pienso siempre que me gustaría estar por allí.
    cuidaos

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    1. Te doy toda la razón, los paraísos están en nuestra forma de mirar el mundo, para unos el paraíso puede ser estar en una cantina jugando al mus y el chato de vino al lado, para otros en la soledad de unas montañas, o vete tú a saber...
      Agradecido por lo que dices de mis fotografías, en realidad se trata de eso, de robar una porción del paraíso que encuentra mi mirada, y compartirlo claro.
      Cuídate mucho!

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  11. Había decidido realizar este comentario al mes de confinamiento, Paco. Había leído tu entrada una semana después de publicada -cuando hice mi comentario de la entrada anterior-, a ver qué nos deparaba (a ambos) esta pérdida de lo cotidiano.
    Aquí tardamos unos días más; fue necesario tomar al toro por las astas viendo lo que sucedía por allí, y el confinamiento obligatorio se decretó a partir del 20.
    Resulta difícil sobrellevar la existencia en un claustro riguroso -si no tienes vocación sacerdotal, oye-, aunque, como señalas, la disposición de tiempo permite hacer tareas atrasadas o, como en tu caso, compartir más con la familia, realizar otras lecturas y minimizar los riesgos cuando no haya más remedio que abastecerse.
    Esto tiende a largo; la economía se va al garete y todos estamos aprendiendo a convivir de una manera distinta.
    Yo también extraño mis paseos de una hora con el viejo discman a batería escuchando música clásica -una forma rara de volver a esos CDs que, por leer, he dejado olvidados-, pero me apaño para tener que caminar. El vivir solo hace más frecuente la salida de las compras, cosa que aprovecho.
    Lo bueno es que todos estos que están aquí arriba, siguen y seguirán estando para compartir lecturas y sentires.
    Recibe un fuerte abrazo, chaval. Que no decaiga el ánimo y 'que no se turbe vuestro corazón'.

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    1. Hola, Marcelo.
      No estoy llevando tan mal el confinamiento, quizás es por el hecho de ser padre de dos pequeñas, siempre estás ocupado con ellas, jugando o con sus tareas escolares, a veces es un lío pero la contrapartida es el rápido paso del tiempo, a penas me he enterado... ¡¡pero llevamos aquí más de un mes en casa!! Se dice pronto.

      Para leer no creas que tengo más tiempo ahora, es más bien al contrario, antes tenía más, de todas formas no siempre tengo la cabeza despejada para hacerlo, pero al menos un ratito por la noche leo, sí o sí. También escucho más música que antes, es una magnífica terapia, y asomarme a contemplar las montañas, sin duda.
      Respecto a tus últimas líneas, cuánta razón tienes, formamos un espléndida comunidad, de lo mejor que puede haber.

      Ánimo, querido Marcelo, y cuídate mucho!

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