P. Castillo

Safe Creative #1802170294390

domingo, 11 de abril de 2021

Encontrar o perder…


Muchas veces suelo iniciar el fin de semana con una sesión radiofónica matinal, concretamente con el siempre brillante Javier del Pino pilotando “A vivir que son dos días”. Los domingos le acompaña uno de sus invitados fijos; Juan José Millás, el escritor lleva ya unos años aderezando las primeras horas del domingo con Javier del Pino. Me gustan los ingeniosos comentarios de Millás, sazonados con variadas anécdotas personales de lo más jugoso, sumado al aliciente de su habilidad para mezclar ironía y humor.

Hoy ha comentado una cosa que me gustó sobremanera; recomendar a la gente empezar la mañana con un poema, de tal suerte que las meigas podrían confabularse para dar sentido al día mediante el poema.

Más tarde Millás relataba a los oyentes una visita, acompañado de otra colaboradora, a una oficina de objetos perdidos, y hacía una puntualización curiosa; en Cataluña estos locales se denominan oficinas de “objetos encontrados”, y señalaba Millás con buen criterio que le parecía más acertada esta denominación, puesto que esos objetos han pasado de perdidos a hallados por otra persona y llevados allí. Y además, continuaba, encontrado tiene una connotación positiva, al contrario que perdido.

Me pregunto si ahora los que están perdidos son esos dueños de los objetos hallados.

Igualmente señalaba el escritor que esas personas que encuentran los objetos perdidos y los llevan a la oficinas pertinentes, muchos sabedores que pasado un periodo pueden reclamarlos, son los llamados “trovadores”, así se les conoce en este ámbito.

Pienso en aquellos que recuperan nuestros recuerdos, por ejemplo una madre, un padre, la abuela, un amigo de toda la vida que te cuenta una vivencia compartida ya olvidada, u otra experiencia reseñable protagonizada por ti en la que nunca habías reparado y te sorprende cuando lo cuenta tu abuela.

Obviamente estas personas cercanas se habrían ganado con justicia el título de “trovadores de recuerdos”.

En otros casos uno desea que ciertos recuerdos no se crucen con su trovador, que permanezcan perdidos para siempre…

Después se dio paso a un biólogo, apuntaba a  algo muy relevante, pero que muchos considerarán insignificante, eso es lo grave.

Decía que desde 1990 han desaparecido el 40% de las mariposas…increíble. Y lo triste que es pasear por una pradera florida y apenas avistar mariposas, como si fuese un desierto biológico, matizaba el científico.

Aunque si no me equivoco peor es la situación de los gorriones en las  grandes ciudades europeas, hasta un 60% de la población ha desaparecido.


Mariposas de la col. Foto, Paco Castillo


Gorrión. Foto, Paco Castillo


Ah, no puedo ignorar el excelente consejo de Millás, acudo a Novalis, fácil mi decisión pues lo estoy catando estos días primaverales, lo que no deja de ser una contradicción; Novalis, como buen poeta del romanticismo, amaba las tinieblas de la noche, ese reino de oscuridad tan distante del esplendor y la luz primaveral.



Bueno , ahí va este bellísimo 
fragmento.


¿Qué es lo que nos retiene aún aquí?

Los amados descansan hace tiempo.

En su tumba termina nuestra vida;

miedo y dolor invaden nuestra alma. 

Ya no tenemos nada que buscar -

harto está el corazón - vacío el mundo.