Encontrar o perder…
Muchas veces suelo iniciar
el fin de semana con una sesión radiofónica matinal, concretamente con el
siempre brillante Javier del Pino pilotando “A vivir que son dos días”. Los
domingos le acompaña uno de sus invitados fijos; Juan José Millás, el escritor
lleva ya unos años aderezando las primeras horas del domingo con Javier del
Pino. Me gustan los ingeniosos comentarios de Millás, sazonados con variadas
anécdotas personales de lo más jugoso, sumado al aliciente de su habilidad para
mezclar ironía y humor.
Hoy ha comentado una cosa
que me gustó sobremanera; recomendar a la gente empezar la mañana con un poema, de tal suerte que las meigas podrían confabularse para dar sentido al
día mediante el poema.
Más tarde Millás relataba
a los oyentes una visita, acompañado de otra colaboradora, a una oficina de
objetos perdidos, y hacía una puntualización curiosa; en Cataluña estos locales
se denominan oficinas de “objetos encontrados”, y señalaba Millás con buen
criterio que le parecía más acertada esta denominación, puesto que esos objetos
han pasado de perdidos a hallados por otra persona y llevados allí. Y además,
continuaba, encontrado tiene una connotación positiva, al contrario que
perdido.
Me pregunto si ahora los
que están perdidos son esos dueños de los objetos hallados.
Igualmente señalaba el escritor que esas personas que encuentran los objetos perdidos y los llevan a la
oficinas pertinentes, muchos sabedores que pasado un periodo pueden reclamarlos,
son los llamados “trovadores”, así se les conoce en este ámbito.
Pienso en aquellos que
recuperan nuestros recuerdos, por ejemplo una madre, un padre, la abuela, un
amigo de toda la vida que te cuenta una vivencia compartida ya olvidada, u otra
experiencia reseñable protagonizada por ti en la que nunca habías reparado y te
sorprende cuando lo cuenta tu abuela.
Obviamente estas personas
cercanas se habrían ganado con justicia el título de “trovadores de recuerdos”.
En otros casos uno desea
que ciertos recuerdos no se crucen con su trovador, que permanezcan perdidos
para siempre…
Después se dio paso a un biólogo, apuntaba a algo muy relevante, pero que muchos considerarán insignificante, eso es lo grave.
Decía que desde 1990 han
desaparecido el 40% de las mariposas…increíble. Y lo triste que es pasear por
una pradera florida y apenas avistar mariposas, como si fuese un desierto
biológico, matizaba el científico.
Aunque si no me equivoco
peor es la situación de los gorriones en las
grandes ciudades europeas, hasta un 60% de la población ha desaparecido.
Ah, no puedo ignorar el
excelente consejo de Millás, acudo a Novalis, fácil mi decisión pues lo estoy
catando estos días primaverales, lo que no deja de ser una contradicción;
Novalis, como buen poeta del romanticismo, amaba las tinieblas de la noche, ese
reino de oscuridad tan distante del esplendor y la luz primaveral.
¿Qué es lo que nos retiene aún aquí?
Los amados descansan hace tiempo.
En su tumba termina nuestra vida;
miedo y dolor invaden nuestra alma.
Ya no tenemos nada que buscar -
harto está el corazón - vacío el mundo.
Leí a Millás intensivamente en los años noventa. Dos alumnas del antiguo BUP fueron en un trabajo de clase a entrevistarlo. Fue cuando decidí leer la mayor parte de lo que había publicado, pero con el tiempo me pasó lo que me suele pasar con muchos autores -como Pérez Reverte por ejemplo-, su mundo de ideas deja de sorprenderme y me satura. Es inevitable que los autores reincidan en ciertas percepciones y concepciones y terminen repitiéndose. Nos pasa a todos. Dicho esto, valoro las intervenciones de Millás en la radio. Lo oía cuando hacía un programa en que daba alguna clave para que los oyentes escribieran microcuentos, género muy estimado por él. A veces sus observaciones me parecían pertinentes y otras, manías. ¿Quién no tiene manías?
ResponderEliminarEn cuanto a los pájaros y las mariposas -y las abejas- es algo palpable cuando uno sale al campo y transita por prados y bosques. En estos apenas se oye el trino de los pájaros cuando antes era algo connatural al medio. Y mariposas, realmente no veo, cuando en un tiempo -hacia los años ochenta- en que vivía en una masía eran frecuentes en los alrededores. A mi terraza vienen unos gorrioncillos urbanos a los que echamos miguitas de pan. Los considero una bendición y una alegría que nos anima la comida. Les ponemos nombres y todo. La ausencia de pájaros y mariposas son un síntoma terrible de nuestro mundo. Imagino que la cadena ecológica está quebrada, seguro que hay también menos insectos. Probablemente los pesticidas e insecticidas están tan extendidos que van laminando la cadena trófica y van desapareciendo los eslabones más frágiles de la misma. El precio de ello es inconmensurable. Creo que los políticos tendrían que hablar de ello, antes que de las mamarrachadas que frecuentan a un lado y a otro. Pienso que es un fenómeno mundial y mucho me temo que irreversible. Un abrazo, Paco, me has alegrado la tarde del domingo.
Bella antítesis final "harto está el corazón/vacío el mundo". Una relación abierta a la plurisignificación.
ResponderEliminarSe nota tu trayectoria como profesor de literatura, Joselu, has sintetizado a la perfección os cantos de Novalis, que tiene fama de difícil, unos cantos abiertos a la percepción íntima de cada lector, aunque exista una explicación teórica de los mismos, la poesía es como una mariposa de movimientos caprichosos, se aproxima y se aleja sin más, ahí está su magia.
EliminarMi padre pasa la mitad del año en la Alcarria, aunque ahora con la pandemia no es así, allí tiene una casa en un pueblito, Pajares, en donde todos los vecinos tienen sus panales con miel de abejas, mi padre también, así que sé de primera mano como está el panorama con las abejas, pues él mismo me lo cuenta, y no, no pinta nada bien...
El tema de los gorriones es igualmente grave, yo recuerdo de niño cruzarme con infinidad de ellos, envuelto en sus algarabías, y es una escena muy luminosa de mi niñez, no sé, en ese sentido, que observarán los niños en su entorno dentro de 30 o 40 años, algunas especies puede que solo las conozcan mediante el ordenador, es triste.
Precisamente los pesticidas e insecticidas motivaron a Rachel Carson, aprovechando la mención de Gerardo, a escribir "La primavera silenciosa", que es un librito delicioso, realmente magnífico.
A los políticos les interesa tener contentos a los potentados económicos, y la mayoría desprecian la conservación medioambiental, con motivaciones directamente opuestas, así que el medioambiente no lo tiene fácil.
Gracias por tu presencia, amigo Joselu. un abrazo.
Buenas, Paco. Iba a comentar lo mismo que Joselu. Salgo al campo a menudo y me sorprende la ausencia de vida, esa "primavera silenciosa" a la que aludía hace décadas Rachel Carson. Con razón se habla del Antropoceno: estamos poniendo el planeta patas arriba.
ResponderEliminarAparte, me gustaría visitar una de esas oficinas de objetos "encontrados", debe ser curioso, ¿por qué se llamará trovadores a estas personas que recuperan los objetos de otros? Muy grande Millás, hace tiempo que no le leo. Novalis es pura expresión del romanticismo, murió jovencísimo. Tengo por ahí los Himnos a la noche, les echaré un vistazo.
Un abrazo.
Hola, Gerardo.
EliminarMuy acertada tu mención a Rachel Carson, creo que las primaveras silenciosas van a ser cada vez más frecuentes, miedo me da pensar que primaveras vivirán nuestros hijos cuando tengan cuarenta años.
Sin duda, esas oficinas de objetos "encontrados" deben ser todo un mundo de cachivaches inverosímiles, suponer la historia que habrá detrás de cada uno sería fascinante para todo escritor. Millás comentó que en la visita les enseñaron... una silla de ruedas!! ¿Qué fue del discapacitado? Jeje.
Novalis tiene fama de difícil, con esa escritura imbuida de simbolismo propia del romanticismo, lo mejor es entregarse a su escritura sin pretensión de racionalirlo todo, más o menos del mismo modo que uno lee poesía, que el significado crezca desde tu íntima percepción de las cosas, ya está.
Un fuerte abrazo para ti, amigo Gerardo.
Mi apreciado:
ResponderEliminarTambién sigo a Pino, tiene una voz que me da paz. Aquí no se aprecia, en la ciudad, la carencia de las mariposas, pero si los gorriones. Con esto de la pandemia los he vuelto a ver en más cantidad, pero llegó un momento que habían desaparecido. De todas formas ha habido un cambio, tanto exterior como interior de las personas, y aunque unas se hayan encontrado consigo mismo, otras, muchas otras, han perdido la relación con sus semejantes y se han aislado.
Me alegra sobremanera el volverte a leer.
Gracias por la entrada anterior, y mira lo que son las cosas, hace dos años una compañía de teatro (El Solar) mexicana vio el libro en la biblio, tomó contacto conmigo y les di el derecho sin prestación alguna para que representaran el libro en el festival de El Grec. Y a partir de de ahí es un libro que funciona en Mexico y Colombia, ya ves, lo inaudito.
Un abrazo y salut, mucha salut
Miquel
Has definido muy bien la sensación que transmite Javier del Pino, serenidad y paz. Hoy me enteraba que es el programa más escuchado durante el fin de semana, no es de extrañar con tan excelente comunicador.
EliminarAsí es, querido Miquel, la pandemia ha trastocado todo,y ciertamente algunos han terminado por aislarse aún más... veremos los efectos psicológicos no tardando mucho, me temo.
Yo salgo bastante al campo y lo de las mariposas sí lo noto, veo algunas claro, pero nada comparable a los tiempos de mi infancia. Que funcione tu libro no es extraño, es una historia llena de vida que conecta a fondo con el lector, Mexico y Colombia es cuna de excelente literatura, saben apreciar las cosas bien hechas.
Muchas gracias a ti, Miquel.
Toda la salut del mundo.
¡Querido Paco!!
ResponderEliminarYo también escucho a Javier del Pino y a Millás, y a la Ser en general (soy muy de escuchar radio) y también me encanta su programa. En la Biblioteca tenemos nuestra sección de "objetos encontrados" pero que la mayoría nunca vuelven a las manos de sus dueños, nadie los reclama nunca.
Sabía lo de la merma de las mariposas (de los insectos en general) y de los gorriones en las ciudades, me da mucha pena, como sigamos así, nos cargamos el planeta y todo lo que hay dentro.
En fin, que me alegra volver a leerte
Un beso!!
Pues veo que coincidimos unos cuantos, y me encanta esa sintonía (nunca mejor dicho) entre nosotros.
EliminarAy sí! las bibliotecas son lugares donde se pierden bastantea cosas, o se olvidan ahí; desde móviles, paraguas, libretas (yo perdí una ahí, y luego la recuperé!), etc, etc.
El planeta ya lo tenemos bastante jodido, en cuanto tengamos margen volveremos a contaminarlo a tutiplen, no tenemos remedio, amuga Marian.
Y a mí me alegra un montón tenerte pir aquí ;).
Un beso!!
Desde luego, poco tiene de primaveral ese poema de Novalis. Romanticismo puro y duro.
ResponderEliminarHace mucho que mi madre me dice que ya no se ven gorriones (pajarines dice ella) en los alrededores de su casa. Antes sacudía las migas del mantel en el patio y venían decenas de ellos ahora dice que si aparecen uno o dos vamos bien.
Millás es genial. ¿Has leído La vida contada por un sapiens a un neandertal, con Juan Luis Arsuaga? Muy bueno.
Un beso y feliz semana.
Le tengo muchas ganas a ese libro de Millás y Arsuaga, a veces lo han comentado en el programa y sé que no tiene desperdicio.
EliminarJaja, Novalis y la primavera son una pareja rarita, tienes mucha razón.
Que recuerdos más bonitos tengo yo de los gorriones cuando era pequeño, antes sin tantos cachivaches tecnológicos, prestábamos toda la atención a nuestro entorno, y los gorriones siempre estaban presentes, ahora es muy diferente, como bien indica el ejemplo con tu madre.
Un beso, Rosa, gracias por estar.
Bien mirado, me parece mucho más acertado el nombre de oficina de objetos encontrados que el de objetos perdidos. Lo de los trovadores de recuerdos puede ser un arma de doble filo, pero aun así me parece un nombre precioso.
ResponderEliminar40% de mariposas desparecidas y 60% de gorriones en las ciudades, qué barbaridad. Me temo que en este caso estamos hablando ya de algo definitivamente perdido.
Besos
A mí también me lo parece, Lorena, la verdad es que de no haberlo comentado Millás no hubiera caído en ello.
EliminarTrovador es una bella palabra, muy sugerente.
Eso pienso yo, estamos en una espiral peligrosa, en donde permitimos que desaparezcan animales, árboles, etc, sin considerar que eso va en detrimento de nuestro deterioro, si nos cargamos el equilibrio natural... apaga y vámonos.
Besos, Lorena, gracias por estar.
Lo curioso de todo es que, es evidente, nos engañan: Los gorriones , las mariposas, las abejas, los las... no desaparecen por la contaminación, tú y yo hemos vivido en una época en la que las ciudades eran un masa de humo contaminante, yo he visto ríos azules, humos negros entrando por la ventana, y el olor a hierro quemado omnipotente en mi ciudad; y entonces gorriones, mariposas, abejas...llenaban mi sucia ciudad. No, no es la contaminación, es el capitalismo de la avidez, de la codicia, de amasar sin dar nada a cambio, el que busca la omnipotencia del humano y echa veneno a los campos, a las calles(pero desconoce, el pobre de él, que la naturaleza es colaboración; pobre de él, que es tan necio que no sabe de otra cosa que de ganar dinero rápido). Es la estupidez humana que en el campo mata para que las cosechas sean completas, rápidas, aseadas y sin repartir con la naturaleza, y en ciudad es la que mata a las palomas, y con ella de rebote a los gorriones y...porque quieren una ciudad limpia a la medida de este ser humano groseramente egoísta y escasamente inteligente que somos,; buscamos una ciudad perfecta sin palomas -ni gorriones, ni abejas, ni avispas-que echen excrementos, ni piquen , ni nos asusten, pero llena de mala gente que somos... Estúpida contradicción.
ResponderEliminarCuídate
un abrazo
Sí, Wineruda, la naturaleza es nuestra aliada, no una enemiga que nos impide construir más y más centros comerciales, edificios, urbanizaciones de alto standing, etc, etc. Tenemos una idea del progreso muy distorsionada, sustituir el verde del campo y el oxígeno de plantas y árboles por cemento, autopistas y demás, seguimos sin entender nada, somos patéticos hasta decir basta. Al final nos moriremos de éxito, de eso que erróneamente llamamos éxito, parece que en nuestros genes llevamos programada la autodestrucción.
ResponderEliminarCuidamos mientras se pueda, Wineruda.
Un fuerte abrazo, amigo.
"Trobada": Reunió de persones per celebrar alguna cosa, per discutir algun assumpete o per fer alguna altra activitat.
ResponderEliminarMe encanta la palabra y la relevancia que tiene en el ámbito catalán.
Parece un sinónimo de encuentro, pero no acaban de serlo plenamente. En un encuentro las personas se "troben" por coincidencia; en una "trobada", en cambio, han sido convocados.
Un abrazo
Hola, Luis Antonio. Muchas gracias por esos apuntes.
ResponderEliminarSe nota que eres un enamorado de las palabras, siempre las manejas con mucho criterio, un lujo tenerte por aquí.
Un abrazo!
Me ha parecido genial eso de los trovadores de recuerdos y una manera de homenajear a aquellos que rescatan joyitas de vida, que se comparten como auténticos tesoros.
ResponderEliminarEl poema que has compartido me ha recordado las palabras de mi bisabuela que (fue una mujer muy longeva que murió con 106 años a unos días de hacer los 107) se preguntaba ¿qué hacía aquí? mientras sus amados hacía tanto tiempo que se habían ido, a ella le pesaba y a nosotros sus bisnietos y rebisnietos nos permitió conocer a una gran mujer.
Sabes que me gusta mucho la montaña y que la frecuento y ya hace mucho que me di cuenta que las mariposas habían desaparecido supongo que por el efecto de pesticidas pero últimamente soy un poquito optimista porque he empezado a verlas en lugares en los que ya no estaban, así que espero que se ponga remedio y dejemos de maltratar a la naturaleza.
Un abrazo
Hola Conxita.
ResponderEliminarGracias por compartir esa anécdota de tu bisabuela, caray 106 años!! pero es muy significativo el pensar en los seres queridos que hacía tanto se fueron, y el peso en vida que le suponía, tremendo.
Pues mira, me alegra un montón que vuelvas a ver más mariposas, se que te encantan, igual que a mí, y los pájaros por supuesto. Hoy me ha llegado un correo de Seo Bird Life y la situación con las golondrinas tampoco es la mejor, jo qué pena me da, son una imagen icónica de mi infancia, el señuelo de la llegada primaveral y el buen tiempo cuando era chiquillo. Ojalá se revierta la situación.
Un abrazo ;)