P. Castillo

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lunes, 3 de mayo de 2021

 

Murallas en el cielo


Viernes 30 de mayo.

 

Ayer escuché en la radio que el día estaría nublado (el viernes pasado), lo cierto es que ha lloviznado por la noche, pero al salir hacia el colegio con mis hijas y mi mujer, teníamos un perfecto cielo primaveral, un azul limpio, aunque se veía amenazado por el avance de unos espectaculares cumulonimbos, unas nubes muy fotogénicas.




Fotos, Paco Castillo

Una vez en casa, ya solo, después de que Araceli saliese a su trabajo, me he tomado un descafeinado, hace un tiempo que lo tomo sin cafeína por una medicación… pero no es lo mismo, he preparado mi cámara de fotos y he cogido un libro, presto a salir fuera.

He regresado hace nada de un paseo campestre.

Suelo ir mucho a unas eras solitarias de gente, que no de vida, son de vegetación humilde, retamas sobre todo, pero a cambio ofrecen ese aspecto primaveral de alfombras multicolores, aunque suene cursi es una veraz comparación, si las miras con ojos entrecerrados, provocando el abigarramiento cromático, parece uno de esos cuadros impresionistas que Vincent Van Gogh pintó en Arlés. Por cierto, tengo una biografía de Van Gogh y me remitiré a su principio más abajo.


Foto, Paco Castillo

Las praderas que frecuento están situadas a sotavento respecto a la sierra madrileña, esto quiere decir (sotavento) que estoy en el lugar opuesto de donde viene el viento, a partir de un enclave determinado, en este caso la sierra de Guadarrama, así que a primeras horas sientes una brisa serrana y fresca sobre el rostro, suavizada por el clima más cálido de esta época. En invierno, paseando por aquí y en un día claro, he visto llegar copos de nieve arrastrados por el viento de barlovento desde la sierra, mientras el cielo estaba azul radiante, extraña visión.

 

No es lo mismo una caminata en el despuntar del día que a últimas horas de la tarde. Por la mañana temprano la luz solar es diferente, aún está desperezándose, los sonidos del campo son diferentes, destacan los trinos de los mirlos, más madrugadores que otros pájaros, o tal vez sea el armonioso poderío de su canto, que parece enmudecer al resto, excepto a las urracas… pero éstas no cantan, solo graznan, del mismo modo que hacen muchos políticos, graznar, fenómeno que nada tiene que ver con Aznar, o igual sí.

Aunque a medida que avanza la mañana van cambiando las tornas y los jilgueros, vencejos o golondrinas acaban imponiéndose.

Foto, Paco Castillo

Esto dice la reconocida compositora finlandesa, Kaija Saariaho (1952) respecto a la música:

“El canto de los pájaros en los bosques finlandeses en mi infancia es la música más bonita que he escuchado.”

El olor campestre también es diferente, todo amanece acariciado por el rocío y te embriaga el aroma a flores frescas.



Fotos, Paco Castillo

Y si además ha llovido verás los espigales engalanados con las gotas de lluvia, como si estuvieran enjoyados con perlas, igual que las telarañas y las gotitas prendidas de los hilos, que vistas a cierta distancia parecen las gargantillas de una vieja condesa… no sé si la condesa también será viuda negra, como la despiadada araña, la única vida social de esta araña tiene lugar en el apareamiento con el macho, y una vez que éste ha “cumplido” será devorado por su amante.

La violencia de género siempre ha existido en la Naturaleza, y lo singular es que se presenta como el reverso de lo acontecido en las sociedades humanas, en el ámbito natural generalmente el macho es quien resulta devorado, sobre todo al realizar el acto sexual.

El macho de la mantis religiosa es despezado por la hembra, a veces incluso cuando está todavía copulando… depende de lo religiosa que en ese momento esté la compañera mantis, no me negaréis que su religiosidad tiene mucho morbo.

Ignoro si estas leyes de la Naturaleza son un acto de justicia poética. 

Todo tiene su anverso y reverso.

Al iniciar la caminata tenía un par de intenciones claras; ver a mi colega, un cernícalo primilla que  además sé donde anida, pero obviamente no lo molesto, y un milano negro, ambos suelen sobrevolarme cuando incursiono por las praderas, ya de un verde intenso salpicado con los colorines de las flores; amapolas, margaritas, verbenas, aguileñas, alisos, arvejas, campanillas, malvas, centellas, genistas, jaras, etc, etc.


Foto, Paco Castillo

Bueno, estaba con mis amigos alados. Los dos llegan cada primavera desde África y, asombrosamente, lo hacen sin la condición de refugiados. Será que tienen permiso divino; “los mensajeros de los dioses” , tal cual señalaba Eurípides a los pájaros.

Me gusta mirar al cielo, lo observo mucho, tal vez engañándome por pensar que ahí arriba no existen refugiados ni murallas… pero murallas hay, no las han construido porque materialmente es imposible, pero han redactado en un documento oficial que ese cielo de arriba tiene propietarios.

Y si no que se lo digan a aquel adolescente alemán, Mathias Rust, que allá por el 87 aterrizó con una destartalada cesna nada más y nada menos que junto a la Plaza Roja de Moscú, burlando todo el espacio de defensa de media Europa, incluida la casi inexpugnable muralla aérea del Kremlin, una inocente aventura de Mathias que le pudo costar la vida. Lo pagó con un año de cárcel en Moscú, poquita cosa para lo que todo el mundo esperaba.

Lo fascinante es que el propio Gorbachov se frotó la manos de satisfacción con esta fanfarronada del adolescente alemán. Lo aprovecharía para deshacerse de un nutrido grupo de militares y funcionarios, culpables directos de este grave descuido, que además eran indisimulados opositores a la Perestroika de Gorbachov y su apertura a la democracia y al mundo… vaya con la broma del mozalbete alemán y lo que esta supuso para la geopolítica mundial, escribió en el cielo con su cesna una nueva realidad.

Somos lo más, como no podíamos construir un muro en el cielo lo hemos levantado sobre un documento que lo representa, somos grotescos a más no poder.

Los pájaros, como mis colegas el cernícalo y el milano, son libres para volar en esos cielos prohibidos, ya dijimos que ellos no tienen condición de refugiados.

Las nubes igualmente tienen libre acceso.


Foto, Paco Castillo

A golpe de talonario se puede vallar el cielo, o incluso comprar la eterna juventud. Michael Jackson lo hizo, se compró una carísima cámara hiperbárica para permanecer “forever young” (joven para siempre), que dice una canción. Y a fe que lo consiguió, murió aún joven. Ya es eternamente joven.

Me llevé también un libro al campo, “La vida de un inútil”, de Joseph von Eichendorff, otro escritor del romanticismo alemán que he estado ojeando después de Novalis.


La novela de Eichendorff arranca con una escena protagonizada por gorriones sobre el tejado de un viejo molino (tengo la impresión de que los molinos siempre fueron viejos), y la nieve deslizándose por el tejado de éste… otro mundo.


A este paso mi blog se va a convertir en un santuario para los gorriones, ya que menciono el molino y los gorriones de Eichendorff, sabed que en el campo la subespecie de gorrión predominante es el gorrión molinero, mira tú por donde.

Los gorriones copan muchas “portadas” y letras por aquí. A veces de tanto observarlos creo que se producirá una transmigración; los gorriones cada vez se parecen más a mí, acabarán leyendo a Delibes (que también los escribe en sus novelas), y yo terminaré siendo uno de ellos, calentándome con un tibio sol invernal sobre un desvencijado molino, y simplemente leyendo las nubes y el cielo.

Una de mis hijas, Izaskun, alimentando a los gorriones en el Parque del Retiro, Madrid. Foto, Paco Castillo.


Ahora es domingo por la tarde (aunque leeréis esto el lunes), el cielo ya está algo ajado, maleado, no tiene esa virginidad matinal. Desde mi ventana se escucha el arrullo de una paloma que no veo, y el piar de unos gorriones, como no.

Las tardes del domingo por aquí son calladas y las calles se ven despejadas, sin gentío. Pero a un kilómetro escaso de mi puerta, está esa campiña que os he contado, ese óleo de Van Gogh, ahora os muestro el comienzo de su biografía que os refería por arriba:

«Si hubiera alzado la voz desde el principio, en vez de callarme en todas las lenguas del mundo», gritaba Van Gogh, de quien no se sabe si fue un pintor, un grito o la soledad misma (…)

Si estoy en lo cierto, los únicos gorriones que pintó Van Gogh fueron unos muertos.


Cuadro gorriones muertos


Por el contrario, en sus últimas semanas con vida, pintó al oleo unos cuervos que volaban sobre un trigal de Arlés al atardecer, cuando la luz del sol ya había muerto, y bajo un violento cielo que presagiaba la inminente tormenta.



Eso sí, no receléis de los cuervos, el dios nórdico Odín portaba dos sobre sus hombros; Hugin (el Pensamiento) y Munin (la Memoria), que volaban por el mundo para traerle noticias. 


Foto, Paco Castillo


Pero siempre temía que no regresasen, especialmente Munin… la Memoria.














8 comentarios:

  1. Pues sí, Paco, hasta el cielo tenemos vallado, al igual que el mar. Aunque no sean límites físicos, parece que no hay lugar por el que nadie pueda moverse con absoluta libertad. Dichosos, pues, tus gorriones (que ya son un poco nuestros, de tanto que sobrevuelan por este espacio).
    Has tenido un domingo muy fructífero.
    Me ha encantado el comienzo de la biografía de Van Gogh, por cierto.
    Un abrazo

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    1. Lorena, una biografía escrita por Viviane Forrester es un producto de mucha calidad, ha sido considerada una de las mejores biógrafas del mundo, especialmente en figuras como Van Gogh y Virginia Woolf, ha ganó premios prestigiosos como el Goncourt, entre otros.
      Nuestra megalomanía es insaciable, hemos parcelado el cielo... Aunque ahora un bichito nos ha parado un poco los pues.
      La presencia de los gorriones me relaja, son terapéuticos.
      Un abrazo.

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  2. Para mi desolación, he sabido que Hitler era un gran lector que devoraba literatura ávidamente y que uno de sus libros preferidos era precisamente “La vida de un inútil”, de Joseph von Eichendorff, aunque también, y eso lo redime, fue un libro importante para Robert Walser, Kafka y Thomas Mann. Su parte poética fue musicada por Schumann y Mendelssohn. Tu avidez lectora te lleva a textos esenciales pero que a la vez son periféricos al mainstream dominante, y por eso me gusta leerte. Siempre me sorprendes con lecturas en las que yo no había pensado. La conexión de la lectura con los pájaros es sugerente. En una salida reciente al bosque grabé sus trinos en una parte profunda de la floresta. No tenía ni idea qué pájaros eran los que cantaban, pero un especialista en ornitología los identificó y nos dijo que eran petirrojos y cochín asiático. Me asombra este conocimiento de los pájaros y las especies vegetales porque yo soy un total ignorante. Paso por la naturaleza pero no sé identificarla, salvo unas escasas variedades. Me ha gustado tu reflexión sobre la libertad del cielo, de las migraciones libres de las aves, de las nubes. El ser humano es el más complejo de los seres que pululan por la tierra, complejo y contradictorio. Por un lado, es el más introspectivo y creativo pero a la vez el más injusto y cruel. Un gorrioncillo, en cambio, es un ser esencialmente libre, ligero, sin capacidad de autoanalizarse porque vive en el más gozoso presente, sin conciencia, sin culpa, sin pesar... El ser humano pone fronteras, las mismas fronteras que hay en su mente...

    Me estremece el destino de los machos devorados por las hembras... Ser macho parece una posición dominante pero a la vez es el más frágil a pesar de su mayor fuerza física.

    Me gustan tus paseos cerca a la sierra de Madrid. Para llegar a la naturaleza yo tengo un mayor recorrido. El próximo jueves haré con un amigo una caminata importante de unos treinta y seis kilómetros. Del mar a la montaña y de la montaña al mar de nuevo. Espero que haya alguna intimidad en el bosque para oír a los pajarillos.

    Un abrazo, Paco, un placer leerte.

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    1. Así es , Joselu, Hitler era un buen lector, y entre sus preferidos figuraba J. von Eichendorff, recuerdo que pensé sobre ello mientras leía este libro... y la extrañísima sensación que me embargó por el hecho de que Hitler disfrutase de los mismos pasajes que ahora estaba leyendo yo, bueno, la literatura tiene muchas formas de sorprendente y esta es una de ellas, conexiones inquietantes sin lugar a dudas.

      Me acuerdo de esa salida tuya y el enlace que dejaste sobre el sonido de los pájaros en el bosque, es una música que me entusiasma, a los pájaros se les suele escuchar antes de verlos, yo me guío por sus cantos para luego descubrirlos, al revés resulta difícil, son maestros del camuflaje.
      Me atrae mucho la ornitología aunque mis conocimientos no dejan de ser las de un mero aficionado, tengo muchas lagunas también, pero es un mundo que me encanta y del que aprendo extrapolando aspectos a otros ámbitos de la vida, siempre intento sacar una lectura de lo que observo, toco y escucho en la naturaleza.

      Efectivamente el ser humano es el más complejo y contradictorio ser de cuantos pululan por este planeta, aúna lo más excelso y lo más inmundo como bien señalas, eso hace que nuestra existencia sea también un acontecimiento fascinante y, en cierto modo, incierto. Los gorriones son lo que vemos, pero nuestra mente puede elevarse con ellos, como parábolas de nuestras disquisiciones, los filósofos han sido grandes observadores de pájaros, Platón se fijaba mucho en las grullas y sus grandes formaciones en el cielo, pensaba en como nos considerarían desde allí arriba de poder hablar.

      Ser macho es una condición natural de las especies, pero su simbolismo en nuestro caso es objeto de revisión, veremos a donde nos lleva, si es para deshacernos de elementos perniciosos, bien, pero siempre existirán dudas al respecto, convivimos con las incertidumbres, de algún modo son inherentes a nuestro transitar.

      Paseante, o caminante son adjetivos que me definen, y a través de ellos intento entender otras cosas, tú también estás en ello, Joselu, el caminar como acto físico y reflexivo, incluso cuando no pienses en situaciones trascendentales, siempre hay algún mensaje valioso, Mariano José de Larra era un flanneur madrileño, el caminar, pensar y observar era su mejor escuela.

      Seguiremos caminando y observando pajarillos ;)

      Un abrazo, Joselu, un placer tenerte por aquí con tus agudas observaciones.

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  3. Pura envidia que me das viendo los lugares que pisas. La Naturaleza premia a quien sabe cuidarla; los pájaros también.
    En cierta ocasión vi como una Mantis se comía una mariposa y quedé completamente fascinado, a pesar de lo triste del espectáculo. Nunca he entendido el comportamiento del macho en el asunto, pues es de lógica que si después de copular te devoran te niegues al acto. Y sin embargo, la especia ha de continuar, y él lo hace sacrificándose. Un detalle que siempre me ha hecho pensar.

    Aunque tengo el mar cerca mi predilección es la montaña, es por eso que me gustan tanto las fotos de las flores y los árboles, a los que también soy un negado y no se como se llaman. Tenía un buen amigo ya desaparecido que se conocía todos los hierbajos de Collcerola (una sierra que limita Barcelona), y era capaz de decirme todos los nombres de todo lo que veía en latín, cosa que me dejaba en fuera de juego.

    Un abrazo muy fuerte y mis felicitaciones por tus paseos.
    Cuidate
    salut

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    1. Esos lugares que muestro, amigo Miquel, están ahora amenazados por la construcción de una nueva carretera que conectará con una serie de complejos y urbanizaciones de alto standing de próxima construcción, el ayuntamiento de Pozuelos ya ha dado los permisos para que se inicien las obras, es un espacio natural muy atractivo para numerosas aves, pero creo que ya les queda poco para disfrutar de este enclave, ya sabes... políticos, constructores, ladrillo, dinerito goloso por aquí y por allá, etc.

      También me gusta más la montaña, de siempre, aunque por mis hijas no puedo ignorar la playa, de ahí que nuestro destino sea habitualmente el Cantábrico, playa y montaña a la vez y todos contentos.

      La observación de la Naturaleza es fuente inagotable de reflexiones y otros aprendizajes valiosos, lo que viste con la libélula lo vieron otros grandes filósofos, y sobre ello pensaron profundamente, por eso digo muchas veces por el blog que yo "leo" mucho caminado por el campo y observando esa vida en derredor llena de acontecimientos, algunos apenas perceptibles, pero están ahí para extraer alguna enseñanza.

      Un fuerte abrazo para ti, apreciado Miquel.

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  4. La naturaleza favorece la supervivencia de las hembras. Una simple estrategia reproductiva. Tan solo el ser humano pervirtiendo las leyes naturales da la vuelta a la violencia en lugar de suprimirla, aun así, esas leyes siguen favoreciendo a las mujeres, si es que dejarlas solas y viudas es muy favorable.
    Conozco al cernícalo primilla y al milano negro de otra vida en la que frecuenté mucho a esos amigos alados. Nunca llegué a poder, pero mis amigos se conocían los cantos se prácticamente todos los pájaros que cruzan nuestros cielos. Yo aprendí el del mirlo el primero y otro par de ellos más. El del mirlo me sigue conmoviendo y marcando para mí la llegada de la primavera.
    Los gorriones parece ser que desaparecen, al menos de las ciudades. Mi madre ya no sacude el mantel en el patio porque las migas que antes devoraban esos pajarillos ahora quedan en el suelo intocadas.
    Murallas visibles e invisibles, extinción, violencia... somos una mala inversión para la naturaleza. Menos mal que seguimos leyendo.
    Un beso.

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    1. Siempre me ataren tus observaciones, como bióloga que eres, por eso me parece sumamente interesante esa anotación inicial que haces, muy sugerente a la vez ;)
      El cernícalo primilla y el milano negro, también el real se deja ver por aquí, son compañías que suelo esperar en mis salidas, y si no me topo con su presencia parece que la caminata no ha sido lo mismo, ya ves. Eso del mirlo me pasa a mí con las golondrinas, sus chillidos son un sonido que tengo grabado desde la infancia, una especie de mensajero del tiempo cálido cuando éramos chiquillos, de una promesa de aventuras y diversiones por delante.

      Los gorriones y otras especies empiezan a tenerlo realmente crudo, pero eso no está en las agendas de casi ningún partido político, los grandes desastres comienzan muchas veces con los acontecimientos menos vistosos e intrascendentes (intrascendentes a ojos de muchos).
      Ante tanta tropelía contra la Naturaleza parece que ya estamos inoculados, el bicho también nos ha puesto los pies en la tierra, al menos por unos momentos, luego me temo que seguiremos en la misma senda destructiva. Qué buen refugio es la lectura, ¿verdad, Rosa?

      Un beso, querida Rosa.

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