P. Castillo

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miércoles, 30 de enero de 2019


Escalada, 1926-1975. Ludwig Hohl (Suiza, 1909-1984)

Minúscula, edición de 2008. Traducción de Rosa Pilar Blanco. 105 páginas.

Aquí tenemos a otro de los que viajaron conmigo al Perú.

Una cascada en los cerros que rodean a Cesara... y que conocen muy pocos.


Y si pensabais que era pequeña... miradme y comparad.
Mi cuñado Wilmer, que es una especie de "Cocodrilo Dundee" en la región, me llevó hasta el lugar, bastante complicado de llegar por la accidentada orografía durante varios kilómetros, de ahí que no sea frecuentado. 


Estos libros de minúscula (ellos lo ponen sin mayúscula), son la caña, así, como me lo suelta en el portal un vecinito de nueve o diez años, muy salao, cuando le pregunto sobre el Atleti, aunque no soy muy futbolero.


Bueno, Iván, ¿qué va hacer el Atleti?

-Buah, ganar.

No sé yo… ¿eh?

-Siii, ¡son la caña!

Me dice el chaval.

Me pregunto si no habrá hecho la primera comunión con su camiseta rojiblanca, y el rosario cayéndole del cuello a la altura del escudo atlético, desde que le conozco rara vez le he visto sin la amada prenda, son la una para el otro.

Esa caña viene a ser que minúscula tiene dos cualidades a destacar; una es que los libros caben en casi todos los bolsillos de mis abrigos, o de las bermudas si es verano. No se llama así la editorial por mero azar, los ejemplares son pequeñitos.

Tanto es así, que he ido a la estantería de mi hija mayor con este libro,  y sus dimensiones son modestas incluso al lado de muchos ejemplares infantiles que tiene mi campeona.

Mirad el libro al lado de mi mano.




Muy manejable, es de agradecer para viajeros lectores y anticuados como yo, que quieren sentir la compañía del libro en papel, por más que el ebook sea tan práctico.

Lo otra cualidad, claro está, es la exquisita nómina de autores y títulos. Podéis echar un vistazo en minúscula.

Os dejaré con mis notas acerca de la lectura, tal cual las escribí hace un mes en Perú, por ello leeréis como si aún estuviera allí, aunque eso ya es pasado.

No podía haber un título más pertinente, Escalada, para el lugar donde me encuentro, totalmente rodeado de magníficas montañas. De hecho, mi pueblo peruano ya está a unos buenos 1700 mts de altitud, pero de los caseríos vecinos ni de lejos es el más elevado, hay varios por encima de los 2000 mts.

Yo estoy como Pedro por su casa en estas cumbres andinas, me fascinan.

Por las montañas del norte peruano, Paco Castillo


En mis años mozos hice alguna que otra incursión en la escalada, pero vamos, cosas muy discretitas por la sierra madrileña (especialmente La Pedriza y Patones).

Por tanto es una historia que me viene como anillo al dedo, estando familiarizado con determinados aspectos de la historia y, para más inri, compré el libro en la Librería Desnivel, nombre estrechamente vinculado al montañismo.

Ahora bien, ¿es un libro idóneo para cualquier lector?

Tengo mis dudas…

A pesar de su brevedad, solo 105 páginas, gran parte de la narración es una cuidadosa descripción de las peculiaridades que ofrecen las cumbres alpinas, de sus características y peligros para los protagonistas; dos escaladores, uno muy curtido en estas lides, llamado Ull, y el otro no tan  experimentado, el alto y apático Johann. Pero ambos conocedores del mundo alpino.


Valles peruanos, Paco Castillo.

No diré que es un lenguaje técnico, ni que se trate de un manual escalador, no va por ahí la cosa, es una novela. Pero al profano en estos lances, o al que simplemente le aburra la montaña, puede que así se lo parezca, y se tope con una narración sumamente descriptiva (que lo es) de estos colosos nevados, o no terminen de apreciar el gran desafío que representan para el escalador, atraídos hacia el potencial peligro de los riscos… algo complicado de entender, más aún de explicar, para quienes desestiman estas experiencias.

Cuánto más descriptiva es la novela más se resiente el ritmo narrativo, es de cajón.
Esto exasperará al lector que siempre clama contra “los libros lentos”… signifique eso lo que sea. Pero no voy a negar que determinados pasajes me han provocado cierta fatiga, por ejemplo cuando se explaya señalando las peculiaridades de los seracs, que son partes fragmentadas y con numerosas grietas de un glaciar, casi dos páginas con esto se me hace extenuante.

De lo que no hay duda es que esta historia se impregna del carácter imperturbable de la montaña, de su inmutabilidad ante el efímero devenir de nuestras días, y así lo traslada el escritor.

En la construcción de esta incursión alpina, Hohl pone sobre la mesa los mínimos elementos para desarrollar el planteamiento de la novela.

Un montaña y dos escaladores. No hace falta nada más.

Quinua con Chocolate negro... y tira millas. Paco Castillo

La voz narrativa recae en la tercera persona, salvo algunos parcos diálogos, pues uno de los alpinistas, el menos experimentado, no es un entusiasta de la conversación, lo que a veces provoca un silencio tenso entre los escaladores.

Tampoco es difícil encontrar el porqué de esta voz narrativa, pues si fuese en primera persona, la de los alpinistas, restaría profundidad a la Montaña, a mi juicio la gran protagonista, en su enseñanza, en su dimensión filosófica o el mensaje que los alpinistas interiorizan de ella. Al fin y al cabo lo que permanece es la Montaña, la presencia de los hombres es pasajera. Por ahí van las tornas de esta “silenciosa” narración.

En la aproximación que hace la contraportada leemos la mención al tono poético y filosófico del relato:





Tal vez sea una prosa con cierta cadencia poética, pero ésta llega al lector como si fuese el aire gélido de Los Alpes. 
Hohl, suizo él, reviste a su lenguaje poético con el mismo desapasionamiento existencial que parece embargar a los helvéticos,  al menos con los que yo me he topado las veces que he ido por allí (reside familia de mi mujer). Será que todo funciona con exactitud milimétrica, incluidos los suizos, constreñidos en ese automatismo mental y espiritual que llevan a cuestas... dejan poco espacio a la pasión, alguno se salvará, supongo.

¿Y qué decir de Hohl?



Ludwig Hohl, foto internet.




Era un tipo excéntrico. Los anglosajones lo llamarían “outsider”, alguien que rehuye el contacto social, una suerte de asceta, si tenemos en cuenta que vivió mas de veinte años recluido en un sótano... colgando sus aforismos con pinzas de tender la ropa. Una existencia que rayaba en la precariedad, pero siendo un celoso guardián de su soledad.


Una solitaria casa en la serranía peruana... tal vez un buen lugar para Hohl


Escalada es un libro muy interesante, desde luego, pero la consideración de obra maestra que otros escritores estimaron, y no eran precisamente desconocidos, Max Frisch, Fiedrich Dürrenmatt o Peter Handke, se me antoja una distinción demasiado generosa.

Me pregunto cuanto intervino en su magnánima consideración la personalidad de Hohl, ese ser tan enigmático y estrafalario, el efecto que ello provocaba en sus colegas, seducidos por la figura inclasificable de este escritor eremita.

Añadamos también la propia creación de esta historia, cuya brevedad hace difícil entender los años que le llevó al autor acabarla, comenzó en 1926 y la finalizó en 1975.

En fin, todo en torno al libro desprende una innegable fascinación. No sé si obra maestra, pero sin duda un libro de culto por lo que rodeó a su ejecución.

Visto así, Hohl no buscaba ni el beneplácito del mundo editorial ni ambicionaba una legión de lectores. No rendía pleitesía, excepto a la soledad. Escribía cuando y cómo le daba la gana, en su sótano, sin doblegarse a los dictados de nadie, en ese sentido se entregaba a la composición de su obra con total libertad.

No sé si ese comportamiento distante hacia la industria editorial tendrá algún paralelismo con un aspecto que he apuntado más arriba; la actitud desafiante de los alpinistas hacia el peligro mortal que encierra la montaña.

Pues bien, lo enigmático de esta actitud, tratada de suicida no pocas veces por el observador distante, constituye otro de los meollos discursivos en este libro, algo que Hohl no muestra explícitamente, pero lo vamos advirtiendo con sutileza, igual que los copos de nieve al caer, haciendo desaparecer un escenario para crear otro diferente.
Este es un libro que, de algún modo, te exige observar al mismo nivel que leer.


Ceja de selva peruana, feudo de tucanes y colibries


Habremos escuchado multitud de veces que el montañismo encierra toda una filosofía de vida, lo que es cierto, podemos percibirlo leyendo Escalada

Asistimos a una conversación íntima con aquello que más aman los escaladores, la cumbre, palabra con una caprichosa ambivalencia metafórica, para los “escaladores” que pretenden ascender en el escalafón social y financiero, cumbre es sinónimo de poder económico y estatus social. Para los escaladores que intentan coronar el pico nevado, la cumbre es el lugar definitivo donde sentir la soledad de todo y de todos. Cada uno busca sus cumbres.

Hohl nos adentra en estos parajes inhóspitos, con los escaladores hechizados por La Montaña, sabedores de que su amante rocosa es como una mantis religiosa, que no vacilará en dar un abrazo mortal a su compañero si este comete el mínimo descuido con ella.


Leyendo Escalada en un entorno ideal para ello, la serranía andina


Así son estos aventureros alpinos, pensando que el resto de sus congéneres, aprisionados entre el cemento, está muerto en vida. Y ellos, observadores privilegiados desde las alturas, sintiéndose más vivos que nunca cuanto más cerca están de la muerte.


"Era una noche casi en calma, si algo incomodaba, era el silbido del viento. Pero de vez en cuando se oía un gran zumbido lejano como si procediera del mar, prolongado, de un fuelle colosal moviéndose lentamente, respiraciones de alguien que lanza suaves suspiros en medio del sueño. Algo dormía, aunque nada tan insignificante como un animal o un ser humano: quizá era la propia montaña. Después se hacía de nuevo el silencio absoluto de la noche alpina, ese silencio tremendo cuyo fondo sin embargo constituye un continuo bramido melódico..."



Sierra de Guadarrama, fotografía que tomé desde casa. Esa luz otoñal, que adquiere su entera belleza minutos antes del ocaso...






14 comentarios:

  1. minúscula para mí es (y perdón por empezar la frase con minúscula) sinónimo de pequeños grandes libros.
    Es cierto que este libro interesará más y seguro que hará las delicias de aquellos que amen el montañismo pero a mí no me importa demasiado la 'lentitud' en la lectura. Además, me parece muy interesante todo lo que nos cuentas del autor. Por ahí ya me has picado la curiosidad.
    Un abrazo

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    1. Estás perdonada, Lorena ;)

      Pues sí, pequeños grandes libros, tiene un catálogo que hace muy buenas migas con mi gusto lector. Ludwig Hohl... es el mayor libro de Ludwig Hohl, jaja. Era un tipo muy raro, de hecho casi no tenía interés en publicar su obra, eran sus propios amigos los que tenían que convencerlo, pero él no tenía mayor interés en darse a conocer. No me extraña que te pique la curiosidad con alguien así, a mí me sucede lo mismo.
      Un abrazo

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  2. Hace muchos años, en mi otra vida, salía con gente muy montañera y que se dedicaba también a la escalada (y a la fotografía de paisajes y de flores y de aves... en fin, estudiantes frikis de la Biología) y una vez le pregunté a quien entonces era mi pareja, por el mecanismo de la escalada. Me explicó todo el funcionamiento y si bien, siguió causándome pavor, empezó también a causarme fascinación. Nunca he llegado a escalar. Lo más que he hecho ha sido un pequeño rápel por los cañones de algunos ríos, pero me sigue pareciendo fascinante la técnica del asunto. No creo que me aburriera el libro ni que lo encontrara lento.
    Muy interesante el aporte que nos traes.
    Un beso.

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    1. Siendo una joven estudiante de biología, leonesa... algo tenías que ver con la montaña, Rosa ;)

      Yo salía a escalar con amigos por la sierra madrileña; La Pedriza tiene magníficas paredes, algunas grandes, de las que ya imponen, cuando íbamos a escalar nadie salía la noche anterior de copas, tenías que tener la cabeza despejadísima, máxima concentración en la cuerda, el compañero bien asegurado... qué buenos recuerdos. Rapelar es muy divertido, eso de descender una gran pared en segundos mola bastante.

      Vaya, parece que de momento el libro tiene cierto tirón, es una lectura que da que pensar...
      Además es una novela muy corta, o un relato largo, como se quiera, se puede leer en una tarde libre.

      Un beso.

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  3. Cuando murió en una expedición al Gasherbrum II, uno de los mitos del alpinismo vasco, y de mis mitos, FElix Iñurrategi cuando bajaba de la montaña junto con su hermano ALberto. Aquel día no intentaron recuperar su cuerpo, dijeron que no había mejor tumba y descanso para él que aquellas montañas. Lo que al principio me soprendió, luego fue lógico, ¿qué mejor sitio para quedarse que donde has vivido plenamente, La gente de la montaña son otro tipo de personas, otras miradas, otra cosa que yo nunca seré, y que apenas puedes conocer y reconocer leyéndola o hablando con ellos. Hay un documental sobre el rescate de otro montañero de aquí, Iñaki Ochoa de Olza, qe se puede ver hasta en la página de TVE, magnífico exponente de esa gente que vive en y por las montañas. EL escalador que estaba junto a Iñaki cuando le dió el edema pulmonar a 7400 metros en el ANNApurna, dijo una frase que dice algo sobre eso

    No considero un héroe a aquel que se queda con su amigo, consideraría un estúpido a aquel que no lo hiciera" (Horia Colibasanu).


    Un libro sobre montaña con el ritmo de la montaña es un buen lugar para quedarse.

    Gracias
    Cuídate

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    1. No conocía ese trágico episodio del montañero Felix Iñurrategi, he leído después noticias y, la verdad, es que fue muy mala suerte, casi acabando el descenso, y su hermano como testigo. Si conocía y había visto el documental, Pura Vida, sobre el rescate de Iñaki Ochoa, lo recuerdo muy bien, es un documental magnífico, emotivo y bello, sobre todo aquello que representa la montaña para los escaladores... incluso dejándose la vida allí... ¿qué mejor sitio para quedarse que donde has vivido plenamente? Una gran frase, Wineruda.

      Yo leí el libro rodeado de grandes montañas... no fue mala experiencia, no.
      Gracias a ti, cuídate también.

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  4. Hacer piragüismo, escalada, rappel o submarinismo son deportes de aventura que cada día cuentan con más seguidores. Una de mis hijas se halla entre ellos. Este verano escaló una piedra mítica - la Porra - de la localidad de Aliaga (Teruel) donde pasamos unos días en verano. Ni los más mayores del lugar recuerdan haber visto a una chica o mujer escalar dicha roca...Lo pasé regular observando el proceso, pero me alegré mucho cuando coronó la cumbre. Entiendo que dicha actividad fascine tanto y tenga tantos adeptos...

    Un abrazo

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    1. Puede decirse que tu hija vive la vida con intensidad, mi hija mayor va por el mismo camino, cerca de casa hay un viejo túnel, pequeño, que sirve de entrenamiento para escaladores (boulder), tiene presillas, que son pequeños agarres simulando los salientes y oquedades de las paredes montañeras, ahí se pasaría horas mi hija, siempre aprovecha para hacer sus pinitos... ya veremos donde acaba la cosa, jaja. Te entiendo como padre, Luis Antonio.

      Ha sido una lectura muy interesante, extraña también.
      Un abrazo.

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  5. ¡Querido Paco!!!! Curiosos los libros que lees y nos muestras... Me das envidia (de la sana, eh?) al ver las fotos de esos paisajes y cascadas Peruanas. También curiosa esa editorial (Minúscula). Fíjate que trabajando en una biblio y catalogando libros continuamente no la conocía, así que el lunes echaré un vistazo a ver si tenemos alguno por allí.
    Un beso y gracias por compartir tus experiencias y lecturas peruanas

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    1. Hola Marian. Se puede decir que es un libro curioso, si, la verdad es que no debe de ser muy conocido, me pareció una lectura que encierra mucho más de lo que parece en principio, ya he dicho que la montaña y los escaladores son un universo peculiar, una filosofía ante la vida que conviene detenerse a pensar. Pues trabajando en una biblio también das motivos para la envidia, eh??

      Otro beso, y muchas gracias a ti por compartir tus impresiones.

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  6. ¡¡¡Paco!!! Por fin...llegué...Feliz Año y felices aventuras literarias, de vida, de locura...en fin...Feliz celebración de cualquier acontecimiento, pero especialmente de los que os hagan felices a ti y tu familia.

    Bueno,...PERÚ...¡¡qué lugar tan bello debe de ser!! ¡¡Qué suerte pertenecer en parte!! Me encanta. Espero llegar pronto a tu relato viajero. Hoy me quedo por aquí...con tu alpinista Hohl, en "Escalada", de minúscula editorial. Tengo algunos por casa de esa editorial, y como bien dices...qué cómodo es de llevar...suelen ser ligeros pero con mucha miga por dentro...desde luego nada como un libro en papel para viajar...pero claro, se necesita que no pese mucho...y más si vas a tanta altura.
    Por cierto,...¡¡chocolate negro!! Mmmm...ahora voy a coger un poco (que aún me queda), porque en fin...con esta entrada a una le entra hambre, ganas de comerse el mundo, subir a ver cascadas, etc...

    Veo que además de tu cuñado iba este hombre "outside" que te acompañaba...y es que nada como un montañero silencioso y algo extraño para excursiones como la que hiciste.

    Suelo ir también a la librería Desnivel...me encanta todo de ella...el mapa que hay al fondo, las escaleras, los elementos de montaña...y los libros, claro. Bueno, pues sí, este libro va directo a esa libreta con lista de los libros imprescindibles...Me encantan los exploradores y exploradoras, (de las que se habla poco, por cierto), y si son de siglos pasados aún mejor. Veo que este lo es...que viajó con muchas menos comodidades que hoy en día...y que vivía en un sótano...bueno, esto último, no es que me haga pensar que vivía muy agradablemente...prefiero a un Thoreau, al que imagino en una cabaña mirando la naturaleza, y seguro que también era un "raro, o un outside" de su época.

    En fin...espero encontrarme con Hohl en el futuro...he visto que tiene otro libro titulado "Caminos nocturnos"....Ya veremos.

    Un abrazo grande,

    María.

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    1. ¡¡Hola María!! Así es, por fin llegaste y me alegro un montón, se te echaba de menos. Feliz año para ti también, y espero que estés recuperada de resfriados y demás. Perú tiene tal variedad paisajística que te deslumbra y desconcierta a la vez. En el norte, que es donde nosotros pasamos más tiempo, predomina el verdor y la humedad, es tierra de helechos, eucaliptos y un sinfín de especies vegetales que aquí no se conocen, es flipante.

      Buena definición de minúscula, ligeros pero con mucha miga por dentro, me gusta.
      Hohl era un tipo raro donde los haya, pero leyendo este libro queda clara su fascinación por el mundo de la montaña, tal vez se sintiese atraído por ese magnetismo que irradian las grandes cumbres.
      Hmm, que rico el chocolate negro, ¿verdad? yo me tarje un buen surtido del Perú, al fin y al cabo es su origen, desde allí llegó a Europa.
      Puede que algún día escriba sobre mi cuñado, desde luego es un tipo más novelesco que muchos de los personajes que he leído en ficción.

      Bonita casualidad, eso de la librería Desnivel ;) hace mucho que no voy, pero es una de mis preferidas en Madrid, antes hacían exposiciones fotográficas, no sé si todavia lo hacen, fui a unas cuantas.
      Ayy, el amigo Thoreau... es mucho Thoreau, es el maestro.

      Un placer tenerte por aquí, María.
      Un abrazo grande

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  7. No tenía ni libro ni autor, Paco. Parece algo específico, aunque Hohl es un personaje en sí mismo, a juzgar por lo que nos cuentas.
    Maravillosas tus fotos, tanto las andinas del Perú como la de la sierra de Guadarrama.
    Para tu info, por más que la editorial sea Minúscula, aquí el precio es Mayúsculo: el librillo está a U$S 17,50.-. Un sueldo local promedio es de U$S 650.-
    Un fuerte abrazo, Merengue!

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    1. Caramba con el precio mayúsculo... para una cosa tan minúscula, nunca mejor dicho. Hohl era más fascinante que sus propios personajes, un tipo extraño.
      No sé si lo tendrán en alguna biblioteca de tu zona, Marcelo, gastarse ese dinero duele. Gracias por lo de las fotos, son bonitas, cierto.
      Un fuerte abrazo!!

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