De las chanclas y las bermudas a la bufanda y gorro de lana en cuestión de horas... lo que dura un vuelo transoceánico. Y
algunos escritores, casi todos del Perú.
Con Vargas Llosa recalando en una
hermosa playa de la costa peruana, en aguas del Pacífico, 2 de enero de 2019. Foto Paco Castillo.
Por aquí estamos de nuevo,
retomando la senda en el gélido enero de 2019. Espero que hayáis disfrutado de
estos días festivos sin sobresaltos y con salud. Lo que no es poco.
Recién aterrizado en España y ya
estoy bregando con severas heladas matinales y temperaturas bajo cero, lo
habitual en esta época para mi localidad, en el noroeste de la Comunidad de
Madrid, a poco más de 30 minutos en coche dirección a la Sierra del Guadarrama
(es lo que tardo en llegar al Puerto de Navacerrada sin atascos).
Esto no debería impactarme salvo
que un servidor acabe de venir de la costa sudamericana en el
Pacífico, concretamente Perú. Allí, justo ahora, comienza el verano.
Estación que la familia
estrenábamos hace apenas una semana, bañándonos en una inmensa y bonita playa
del litoral peruano, la que abre esta entrada (aunque de aguas fresquitas, como las del Cantábrico), así
que el recuerdo de mi cuerpo embadurnado con protección solar, las bermudas,
chanclas y camiseta es reciente.
Llegando a la impresionante playa
de Huaral, población a 80 kms al norte de Lima.
Una cholita serrana
(usando sus expresiones locales, viene a ser campesina de Los Andes), echándole ganas
a un partidillo de fútbol playero, la vestimenta tradicional (en este caso de color verde y morado), el sombrero y la
trenza al viento no son obstáculo ante el entusiasmo de la mujer, de las mujeres mejor dicho. Si os fijáis bien la iniciativa de la contienda la llevan ambas frente a sus oponentes masculinos. Estaba interesante el lance.
Estrechas cascadas precipitándose
por los acantilados de la playa.
Son
imágenes casi de ayer mismo que retengo mientras dejo la bufanda y el gorro de lana en el sofá
de casa, regresando de comprar el pan
tempranito, a esas horas en las que inhalar el aire reinante se asemeja a
chupar un cubito de hielo.
Lo curioso es que también he
padecido el “invierno” en el norte del Perú, pegados a Ecuador, donde está el
pueblo de mi mujer. Allí estamos la mayor parte del tiempo cuando visitamos el país, lo que agradezco.
Autofoto. Paseando por los valles de Cesara, caseríos mucho más abajo. A primeras horas de la mañana siempre te envuelven las brumas. Llevo mis prismáticos por si me encuentro algún tucán, colibríes o loros, por aquí se pueden apreciar con cierta facilidad.
Allí es temporada de lluvias, son
precipitaciones torrenciales a diario, de diciembre a marzo. Las temperaturas
suelen mantenerse entre los 12º o 15º grados positivos, pero al llover tanto la
sensación térmica es dos o tres grados menos. Bueno, es bastante soportable comparado a nuestro país. Un chubasquero ligero, que además
abrigue un poquito es perfecto. Para ellos es el “invierno”, a diferencia de lo
que acontece 1300 kms al sur, en Lima la capital, donde empiezan a disfrutar del
verano con todas las de la ley.
Leyendo un pasaje de lo más pertinente para lo que estoy haciendo, una buena ascensión por las cumbres de Cesara, sorteando un camino de cabras, literal. Se trata de "Escalada", uno de esos libros "de culto", al menos así lo estimaban colegas como Max Frisch, Friedrich Dürrenmatt o Peter Handke, que fue escrito por el enigmático Ludwig Hohl (Suiza, 1904-1980).
"Escalada" acompañada de chocolate peruano con quinua y sal de maras, un complemento excelente y delicioso para resistir la subida en estos repechos, por altitudes que ya se están o sobrepasan los 3000 mts.
Al hilo de estas escapadas
montañeras que comento, acabo de leer en El País sobre la muerte trágica de
tres jóvenes montañeros españoles y su guía peruano en la zona de Huaraz, el
pasado domingo. Es un lugar que frecuenté hace casi veinte años (ni siquiera
conocía a mi mujer). Han sufrido una avalancha cuando descendían del nevado
Mateo, un pico de 5. 150 mts altitud. Una pena, desde luego.
Por donde yo estaba no son tan altas, entre 1700 y 3300 metros de altitud, pero ya son cifras interesantes, y a pesar de que conozco bien las rutas, son años pateando por ahí, uno ha de tener prudencia y la cabeza en su sitio, la bruma es un enemigo jodido en la montaña.
Cesara diminuto en la lejanía, por la derecha. Las nieblas se van como han llegado, raudas. Con otro insigne peruano, César Vallejo, libro que compré estando por Lima.
Con
Julio Ramón Ribeyro y sus Cuentos, asomándonos desde la casa de nuestros
anfitriones limeños a uno de los distritos más renombrados en la capital, no es
otro que El Callao, ampliamente retratado por Ribeyro en sus obras. Del "invierno" lluvioso en Los Andes del norte al verano de Lima.
Este es otro de los libros que adquirí en Lima. Suelo traerme a algún autor peruano desconocido para mí. Es el caso de Jerónimo Pimentel y su novela La ciudad más triste (sobre Lima, ¿cuál si no?). Paseando por alguna "cuadra"/calle de Lima, al fondo una "mototaxi" y puestecillos callejeros de comida. Muy limeña estampa.
Los mercados limeños, Lima en general, son un festín para los sentidos y un desafío para... según que tipo de escrúpulos europeos. Bueno, eso que vemos tampoco es para tanto. Llenando la cesta para preparar una comida criolla. No sé si la escena os parece un poco deprimente... no va mal con el enunciado de Pimentel. Pero la cocina peruana es un deleite. No todo va a ser triste, como nos dice el autor.
Disfrutando por "mi pueblo" andino. Nunca me falta el ensayo, lo
necesito para cambiar las tornas lectoras de vez en cuando, mitigar la
sobreexposición literaria centrada en Perú, son cosas mías.
Historia de la imaginación viciosa, un ensayo interesantísimo del filósofo y crítico literario Elémire
Zolla, hombre de una cultura deslumbrante (Italia, 1926-2002).
Me he traído a mis
particulares aliados andinos; infusiones y hierbas inencontrables acá la
mayoría, todo sea para combatir a los temibles enemigos invernales; resfriados,
gripes y demás compañías indeseables.
Empezamos con unas infusiones muy interesantes, mezcla de diferentes hierbas andinas con múltiples propiedades.
Un brebaje muy
arraigado en Perú, mencionado en la literatura de Llosa, Ribeyro, César
Vallejo, etc, etc. Un revitalizante mate con hojas naturales de coca.
Ejem, reitero que aquí todo es natural, nada que ver
con el procesado químico de la hoja… cuyo resultado ya conocéis.
Una infusión con hierbas de Phyllanthus
niruri, popularmente conocida con la curiosa denominación de Chanca
piedra.
Otra infusión con la planta del Mollicum
de Desmonium, los quechuas la designaban con el bonito nombre de Manayupa.
Esta también es muy apreciada para
preparar un delicioso té de Los Andes, se trata de unas plantas típicas de las
altitudes andinas y los ríos de montaña, un preparado a base de Muña- Culén (en
realidad dos plantas), así llamada por los andinos.
Un alimento imprescindible, si uno
pretende salir indemne pateando los riscos, es el chocolate peruano,
preferiblemente negro o combinado de forma deliciosa con quinua, como el que os he mostrado, aquí también con Ciro Alegría.
U otro de tamaño XL para largas caminatas. Aunque el nombre confunde algo acerca de su origen...
Lógicamente, trantándose de mi
familia política no me podía faltar el café, todos se dedican a su cultivo y
venta a los mayoristas. Tienen sus cafetales en las alturas de la sierra, la
misma donde se ubica el pueblo, Cesara, la climatología y altitud de estos
pueblos son ideales para el codiciado producto.
Café cultivado por la familia de Araceli, éste exactamente es de la producción y cosecha del Tío Felipe. Es un café de extraordinaria calidad.
Poseen fincas (chacras como dicen)
de unas pocas hectáreas, no penséis que son magnates o algo parecido, es gente
campesina que vive del preciado grano. Sus ganancias les permiten una
existencia sin sobresaltos, aunque dura por el propio trabajo.
Las rentas son suficientes para mandar a sus hijos a la Universidad. Pero llevan una vida austera sin la sofisticación y comodidades de una ciudad (tampoco parecen necesitarlas), es lo propio en el campo, sin más.
Gerardo me decía en su comentario que no estaría mal ver un cafetal... y es verdad que no lo había mostrado. No sé si tendré alguna foto reciente, pero pongo esta del 2015. Ahí tenéis a uno de mis cuñados, Wilmer, hermano de mi mujer. Lo fotografié mientras llegábamos a su chacra (finca), a la derecha ya podéis observar la planta del café, que se extiende bastante más hacia la derecha. Estar en el cafetal es una experiencia especial para quien no lo conoce. Solo se puede transportar el grano con los burros, es imposible meter cualquier vehículo motorizado por esas sendas estrechas de tierra, y en parajes tan escarpados, en plena montaña.
Las rentas son suficientes para mandar a sus hijos a la Universidad. Pero llevan una vida austera sin la sofisticación y comodidades de una ciudad (tampoco parecen necesitarlas), es lo propio en el campo, sin más.
En estos caseríos y pueblos
cercanos todo el mundo se dedica al cultivo del café, la mayoría de estos
humildes cafetaleros están agrupados en modestas cooperativas agrícolas con el
fin de vender mejor sus cosechas. Hasta el mismísimo pueblo y las plantaciones
suelen recalar grupos de comerciantes extranjeros, mayormente alemanes,
escandinavos, canadienses, norteamericanos o japoneses. Son empresarios de la industria cafetalera que llegan para comprar la producción, pagan al contado. También vienen empresarios colombianos a adquirir este producto... muchos lo etiquetan como colombiano.
Españoles, que yo sepa, no. El
café de Cesara y alrededores, como la vecina población de San Ignacio (la más
grande por estos pagos), tiene un merecido prestigio internacional. No en vano
ha sido reconocido por diversos gremios cafetaleros de otros países con la
distinción del mejor café del mundo, las últimas veces fueron en 2015 y 2016,
ahí es nada.
El tío Felipe es un rudo
cafetalero de 82 años, patriarca del clan familiar de mi esposa (mis suegros
fallecieron hace muchos años). Cosecha uno de los mejores cafés en San Ignacio,
localidad en la que es sobradamente conocido.
Siempre nos recibe con un buen
montón de paquetes para llevarnos a España, igual que los hermanos de mi mujer en
el pueblo de Cesara. Obviamente no podemos transportar todo lo que nos regalan,
necesitaríamos varias maletas más, pero venimos con un cargamento respetable.
¡Mi despensa bien aprovisionada!
Os aseguro que cada paquete de
este café tendría un precio prohibitivo en España dada su altísima calidad,
obtenida gracias a un proceso totalmente artesanal, incluso el secado del grano
es al aire libre, con la fragancia de las montañas repletas de vegetación exuberante, en un ambiente sin
contaminación.
Esto proporciona un equilibrio
aromático perfecto entre intensidad y suavidad.
Ya habéis visto que el
marco para mis lecturas ha sido espectacular, esto ya lo intuíais claro. Dicho
todo lo anterior, tenía pensado centrarme en mi aparición con un escritor que
me entusiasma, el peruano Ciro Alegría.
Pero me doy cuenta de lo extensa que ha
resultado esta entrada, lo prudente será traeros a Ciro en la siguiente
publicación. Será muy pronto. Me alegro de estar por aquí.
Paseando por "la avenida principal" del pueblo andino. Parece que uno de los protagonistas caninos de Ciro ha decido explorar el mundo exterior por su cuenta.
Veo que has vuelto bien surtido del Perú y con unos paisajes envidiables no solo en la cámara sino también aún en tus retinas. Me he quedado flipada con el Ranamanyupana de una de las fotos que debe de ser lo más y aliviar todos los males. A pesar de tanta infusión y de ese estupendo café artesanal de tu familia política que seguro ya te está ayudando a combatir el frío helador de estos días con el que te has encontrado, tengo que decir que lo que más te envidio es el chocolate y cuanto más negro mejor. Bueno, quedo a la espera de que me descubras a Ciro Alegría y sus perros hambrientos.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Lorena.
EliminarPues entonces pertenecemos al mismo club... soy un devoto del chocolate negro, y me sucede igual, cuanto más mejor, suelo comprar una conocida marca suiza (la conocerás) porque es la única, que yo haya visto, que vende uno al 99%, ya directamente amargo, pero ese es el que más me gusta ;), igual que el café, solo y sin azúcar, amargito, aunque el queyo me traigo es menos amargo, por ser más aromático, que los que compro en España, (y los tés e infusiones tampoco los endulzo... salvo a veces con miel de la Alcarria que me trae mi padre, vive la mitad del año allí y tiene su propia miel).
La oportunidad de comprar hierbas e infusiones andinas en Perú... es una tentación en cada esquina, las tienes en todos los mercados y de las más variadas, se consumen bastante, más aún en el campo.
Perú es una paraíso para las fotos, todo es fascinante para la retina, y leer ahí a Llosa, Ribeyro, Vallejo, C. Alegría... uff, eso sí es una pasada. Os contaré.
Un abrazo
Bienvenido Paco y muy feliz año.
ResponderEliminarVaya cambio de temperatura, de paisajes, de vida...de un día para otro, qué interesante lo que cuentas y es curioso porque se asocia el café a Colombia y son muchos los que lo cultivan y por lo que comentas con resultados excelentes. Como te dice Lorena das un poquitín de envidia con ese chocolate, ese café único y esos tés de lo más exquisitos, seguro que hacen más llevadero ese frío y el que avisan que llegará en nada.
Había escuchado que esas infusiones con la hoja de coca iban muy bien para el mal de altura, que no sé si en los lugares que has estado también se da.
Terrible lo de los montañeros españoles, parece ser que el cambio climático está afectando al comportamiento de los glaciares. Nos lo estamos cargando todo.
Besos
Gracias Conxita, feliz año!
EliminarUyy, ya te digo, lo de la temperatura a sido como un bofetón sin avisar, ¡pero si veníamos de la playa! jaja.
Lo sé, vamos a ver, Colombia tiene muy buen café, sin duda, pero la realidad es la que te cuento, pues la he visto con mis propios ojos, comerciantes colombianos comprando producción cafetalera del norte peruano... es que es muy, muy buen café,(ya dije que ha sido distinguido como el mejor café del mundo más de una vez) y pasan esas cosas a veces...
Con el mate de hoja de coca ya estoy familiarizado hace mucho, incluso antes de conocer a Araceli. Siendo un treintañero yo viajaba por el sur peruano (bueno recorrí todo el país, de punta a punta), Cuzco, Arequipa, Puno, el Valle del Colca, el Lago Titicaca y sus islas, etc, pues en todos esos lugares es típico que te ofrezcan un mate de coca en la recepción de cualquier hotel, hostal, albergue, etc, que te alojes, suelen recibirte así. Y ahí mismo venden bolsitas para llevarte, pero mejor comprarlas en los mercados populares, son bastante más baratos y, sobre todo, una experiencia más divertida. En los lugares que yo estaba no hay problema con el mal de altura, como mucho estamos a 3000 mts y algo, pero si vas a sitios del centro y el sur del país, la cosa cambia, la ciudad de Cuzco ya está a casi 4000mts de altitud, con nada que asciendas algún cerro por allí, o por ejemplo subir al Machu Picchu... puedes tener algún problema con el soroche (mal del altura) y la coca mitiga mucho el efecto, es impresionante como actúa, sin afectar a tu coordinación ni nada de eso, increíble. Recuerdo que en la isla de Uros y Taquile, ya en el lago Titicaca, mucho de sus nativos tenían la mandíbula (mejor dicho el pómulo) algo deformado por masticar coca continuamente durante años, mastican un montoncito de hojas, como si rumiaran... y así pueden estar horas, luego escupen esa bola verdosa... en fin, jaja.
Uff, que pena lo de los montañeros, eran solo unos chavales llenos de vida y entusiasmo, la montaña es cosa seria, amiga Conxita, nunca tienes todos contigo, por mucha experiencia que tengas, algo de eso dice uno de los libros que he leído en Perú, "Escalada", vaya coincidencia, joder, con perdón.
Besos
Perú, desierto de ardiente desierto de Atacama y aguas heladas. Es la corriente de Humboldt directa del antártico. No se puede tener todo y esas frías aguas le dan una gran riqueza pesquera, ja,ja.
ResponderEliminarBienvenido majo. Veo que has hecho un viaje maravilloso de familia, turismo y literatura.
Y qué envidia ese café que seguro que sabe como huele, ¿o ni siquiera el mejor café del mundo sabe tan rico como su olor promete?
Un beso, y bienvenido de nuevo.
Rosa, como se nota que eres científica, jeje. Así es, la corriente de Humboldt (una biografía la de este personaje que me apetece leer) vierte su frialdad ártica... y llena la despensa de las aguas, y con las orcas detrás, hay grabados antiquísimos de culturas preincáicas con las orcas, parece que más de una vez se las vieron con ellas.
EliminarHa sido un viaje muy intenso, en Perú siempre es así, es un país que te desconcierta y fascina al unísono. Los escritores peruanos tiene merecida fama de tener la prosa más distinguida entre sus colegas sudamericanos, escriben muy bien, todo sea dicho,... algo de eso tiene que haber cuando lo afirman sus propios vecinos y colegas.
Viajar con la familia a Perú siempre es un desafío logístico... Perú no es Europa, nonos vamos a engañar, pero luego las cosas van saliendo sin saber muy bien como... eso también es muy peruano, hablo por experiencia, jajaja.
¡Es café es gloria celestial! pruebo muchos cafés en España, y algo sé por mi familia política, este que me traigo no tiene rival por aquí, es de una pureza y aroma condenadamente buenos!! mezclarlo con leche sería pecado capital, hay que beberlo solo y, si puedes, sin endulzar, es un amargor muy tenue, una rara avis.
Los libros en Perú se disfrutan se disfrutan de una manera especial, estás imbuido en ese ambiente y las sensaciones son raras... pero muy apetecibles.
Un beso, y gracias por tus palabras, Rosa.
Yo ni siquiera endulzo el café de aquí, así es que muchísimo menos se me ocurriría endulzar un café de esa categoría.
EliminarNo conozco mucha literatura sudamericana, pero desde luego, la peruana es de las que más he leído y he de decir que me parece muy buena.
La corriente de Humboldt y la de Namibia y la del Niño y todas esas cosas las he explicado cientos de veces en clase. Tiene que ser alucinante ver orcas.
Afortunado tú por poder hacer un viaje de esa clase sin ir de turista.
Un beso.
Pues con lo del café somos iguales :)
EliminarCreo que tus alumnos tienen una gran profesora, viendo como te desenvuelves en el blog, intuyo que hay una estupenda profesional de la enseñanza, amiga Rosa.
Un beso.
¡Hola! ¡Bienvenido al frío polar!!! Es curioso eso de los contrastes térmicos tan extremos ¿verdad?. Veo que has disfrutado y aprovechado tu viaje al máximo y que has venido bien provisto de cositas peruanas (lo del café es lo que más envidia de la sana me da). También no has perdido el tiempo con tus lecturas. Espero que también nos las cuentes con detenimiento
ResponderEliminarUn beso
Hola, jaja, pues sí, ¡¡frío polar del bueno!! Bueno, no queda más remedio que ir amoldándose de nuevo, aunque el cuerpo y la cabeza vayan a su ritmo...
EliminarNo me extraña lo del café, a cualquiera que disfrute con él tiene que ponerle los ojos como platos, es un producto de extraordinaria calidad, todo manual y artesanal, y el resultado es el que es, claro. Me ha cundido con los libros, en un mes casi me he leído cinco, aunque algunos apenas tenían cien páginas, ya os iré contando.
Un beso, Mariam.
Voy a probar a ver si consigo alguna de esas hierbas, el té de los Andes o la Manayupa. Me han faltado fotografías de los cafetales descritos, seguro que te las has guardado para la próxima. Me alegra saber que los agricultores de allí viven con dignidad, la urbanización masiva de nuestro tiempo parece que genera más pobreza (material y moral) que el campo. En fin, para un sedentario como yo, ha sido todo un placer viajar contigo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gerardo, ya he solucionado lo de la foto del cafetal, puedes comprobarlo, jeje. Los campesinos viven con dignidad, efectivamente, eso sí, el trabajo es duro, muy exigente en los cafetales, sortear grandes alturas, peso, muy largas caminatas, inclemencias del tiempo... bueno, la vida en el campo, aunque entre descomunales montañas.
EliminarTal vez tengas suerte y puedas encontrar algunas infusiones, la hoja de coca es probable, a mi me encanta su infusión.
La urbanización masiva es el concepto de progreso económico más retrógrado que conozco por aquí... se piensa que sustituir árboles por cemento es un signo de modernidad y avance de país, así nos va, muriéndonos respirando mierda, con perdón.
Eres sedentario pero con una mirada muy amplia, tienes mérito.
El placer es mio, cuídate tú y los tuyos.
Ya lo he visto, gracias.
EliminarFaltaba una escena cafetalera!
EliminarUn abrazo, Gerardo.
Hola, Paco!
ResponderEliminarQué bueno que estés de vuelta! Confieso que pensé que te quedarías disfrutando algún tiempo más en los Andes peruanos. Se ve que el diario trajín te requiere.
Magníficas fotos las que acompañan a tu derrotero; no solo de libros, sino también de paisajes.
Dile a Araceli que os cuidéis; la Muña tiene propiedades afrodisíacas!, ja, ja.
Me alegra ver que has disfrutado tu visita a Cesara y sus inmediaciones; Lima y su gente. Eso sí, guarda un poco de ese exquisito café. No sea cosa que me pegue una vuelta por tu casa y te hayas quedado sin provisiones.
Dile a Araceli que me he hecho de un par de libros de Ribeyro; una manera de teneros cerca.
Y para ti y para Gerardo: la urbanización solo encierra soledades.
Un fuerte abrazo, chaval! Aquí esperamos gustosos tus lecturas.
Hola, apreciado Marcelo.
EliminarNo creas que ha sido poco tiempo, fue un mes, siempre vamos un mes allí, la familia está en diversas localidades, no podemos ver a todos, pero no obstante nos movemos por el Perú.
Pues sería un placer invitarte a un café, es una delicia, y compartirlo con buena gente es ya insuperable ;)
Con que propiedades afrodisíacas la muña... bueno, bueno, un poco de calma, jaja.
Hacer buenas fotos de los paisajes peruanos es más fácil que difícil, solo encuadrar y el resto viene dado de serie.
Ayy, el gran Ribeyro, una personalidad de lo más singular. Era buen amigo de Cortázar, y el argentino no perdía oportunidad de presentarse en su casa... a comer cebiche!! (en Perú lo escriben más con b, aquí con v, valen las dos).
Así es, las urbanizaciones están concebidas para aislarte del resto, me preocupa como van engullendo al campo, asusta...
Un fuerte abrazo, campeón!
Hola, Paco:
ResponderEliminarTras leer en mi blog tu amable comentario a la entrada que hice del homenaje a Paco Caro no he podido por menos que mirar tu perfil en blogger y llegar hasta tu blog. Según leía esta entrada de tu viaje a Perú me fui dando cuenta de que aunque no nos habíamos leído directamente sí que rondábamos por los aledaños. Y me di cuenta cuando vi que -dices allí- hacías caso a Gerardo en lo referente a colocar una fotografía de algún cafetal. En ese mismo momento al ver el nombre de Gerardo pensé en el blog "Varado en la llanura" lo que ahora mismo en los comentarios acabo de confirmar. pero, Paco, no es sólo Gerardo, sino que en los comentarios veo a Rosa Berros, a Conxita Casamitjana, a Lorena, a Marian... ¡Madre mía, pero si son todas habituales amigas blogueras! Ya te digo nuestros blogs anadaban cerquita, pero aún no se habían encontrado. Pero eso ya está solucionado porque acabo de hacerme seguidor tuyo, o sea, que te leeré con frecuencia a partir de ahora.
En cuanto a esta entrada tuya, pues qué quieres que te diga, que me has puesto los dientes largos y avivado el deseo que desde hace tiempo tengo de visitar Perú. Además como lo haces acompañando el texto de bonitas fotos y de buenos libros, tu entrada me ha encantado. Me voy a quedar un ratito por aquí para seguir cotilleándote el blog.
Un fuerte abrazo
Hola, Juan Carlos.
EliminarBienvenido y gracias por tus elogiosas palabras.
Pues sí, nuestros blogs merodeaban por los mismos lugares, son muchos amigos blogeros los que compartimos, ciertamente. De hecho llegué al tuyo gracias a Rosa Berros, por los enlaces que tiene a blogs preferidos, ocurre que a veces veo un titular que publica alguno de estos blogs, y, por lo que sea, me llama poderosamente la atención. Fue lo que ocurrió con el tuyo cuando leí "Los poetas homenajean (...)", me gusta la poesía y raudo me fui a leerte, el resto ya lo conoces... no quise irme sin, al menos, agradecerte haberme hecho pasar un estupendo momento de lectura, es lo menos que podía hacer.
Tengo ya una larga relación con Perú, no solo sentimental por estar casado con una peruana, Araceli mi mujer, ya antes de conocerla había viajado por allí como uno de esos locos mochileros, petate a la espalda y a recorrer el país según soplase el viento, fui con unos amigos igual de aventureros, fueron casi 40 días recorriendo la totalidad del país, en donde nos sucedió de todo, jaja... uff, lo recuerdo como si fuera ayer, aunque hayan pasado cerca de 20 años desde entonces. Lo curioso es que a mi mujer la conocí en España, recién llegada aquí, hace casi el mismo tiempo del viaje, un año menos.
No conozco a nadie que hay vuelto del Perú sin regresar impactado por el encuentro, fascinado por todo lo que se puede vivir y experimentar en este país, caminar entre las ruinas del Machu Picchu, o navegar por el Lago Titicaca y alojarse con los nativos quechuas en las islas interiores... es una experiencia que no puede explicarse, solo vivirse.
¿Y qué descubrir de su literatura? Es un verdadero placer, al menos para mí, adentrarse en sus letras, el dominio que tienen del oficio es admirable, y ese castellano escrito es de lo mejor que he visto en la literatura latinoamericana.
Lo dicho, un placer tenerte por aquí, estás en tu "casa". Y hago lo propio, te sigo y te enlazo a mi lista de blogs para no perderme tus publicaciones.
Un fuerte abrazo!
No os imagináis lo feliz que me siento de haberos puesto en contacto. Sé que vais a llevaros muy bien porque vuestras ansias literarias, como las mías (con las excepciones que se tributan a la individualidad), van por sendas parejas.
EliminarUn beso a los dos.
Muchas gracias por la parte que te toca, Rosa. Era de esperar que una magnífica lectora y entusiasta de la literatura como tú, obrase este encuentro. Agradecido pues, querida amiga ;)
EliminarBeso!
Hola Paco
ResponderEliminarMe alegro de tu buena estancia allá, y de tu vuelta, de vuestra vuelta. ME envidia las montañas, los paisajes, hasta el café, pero no la altura que uno no está en buena forma, y recordando lo que me costó llegar en aquella etapa del TOur a la cima del TOurmalat(andando claro)a 2000 metros, puedo morir en el intento de andar a 3000 metros, jajaj.
hace un tiempo vi una cortometraje de Guillerno Fesser, creo recordar amable sobre los niños de los andes y la llegada de internet que em encantó ¿lo has visto? refleja la vida dura de los niños para ir a las escuelas (por la distancia)y la llegade de internet a la escuela. y cuando vi los paisajes me lo recordó.
Un abrazo grande
cuídate
Hola Wineruda.
EliminarMe gustan las alturas, tengo una inclinación, un tanto obsesiva, a ir subiendo más y más, como queriendo descubrir que hay detrás de las cimas, mirar el panorama desde ahí, en fin, cosas que uno no sabe muy bien explicar...
Oye, Wineruda, una subida al Turmalet, andando, ya es un magnífico tanto que apuntarte! ;)
Me suena mucho ese corto de Fesser por Los Andes, buscaré porque una cosa así tengo que verla, desde luego. He vivido escenas de ese tipo por algunos pueblos andinos que he transitado, los niños y niñas son curiosísimos y te preguntan de todo (eso sí, una vez vencida la timidez inicial), la verdad es que son estupendos!
Un abrazo grande, querido Wineruda. Cuídate
Tourmalet que no TOurmalat,(es el móvil y mi torpeza con él jajaj). He vuelto a ver el corto-cuando te lo dije lo volví a buscar- y me gusta mucho, es muy agradable. Si lo quieres ver el destino me lo ha dejado en mis manos:) me dices:)hay formas de envío...
Eliminarun abrazo
Claro Wineruda! Me encantaría verlo, tú me dices. Gracias ;)
EliminarEscríbeme a wineruda@gmail.com y te digo.
Eliminar:)