Alguien OLVIDÓ SUS RECUERDOS en una
parada de autobús…
Hace dos días, nada más dejar a mi hija Itziar en la escuela infantil, la
batería del coche dio su último suspiro. Sucedió en vísperas de Halloween y,
como es de rigor, en una mañana de lluvia generosa. Está bien, me agrada la
lluvia. Hasta aquí nada extraordinario.
Por otra parte ya estaba advertido de los inminentes chaparrones, con
bastante antelación a las meteorólogas del telediario. Lo supe por el “pregonero
campestre” más solicitado en este tipo de avisos, nos hemos encontrado varias veces en las caminatas. Ninguno supera al mejor
llamador de la lluvia...
Los trasiegos nerviosos de la “ciudadanía invisible” por las autopistas de
arena eran, así mismo, buena señal de los diluvios venideros.
Incluso los hubo que en el fragor de la carrera se dejaron la puerta abierta y las llaves tiradas de cualquier manera...
Fotos, Paco Castillo
Me encaminé a la parada de autobús más próxima con destino a una gran superficie, donde compraría alguna
batería asequible.
Hacía años que no me resguardaba bajo una marquesina esperando el autobús.
Solo había una adolescente sentada, con una carpeta negra (tendría apuntes
del instituto, supongo), y sonriendo a su móvil, quizás comunicándose
con emoticonos… digo yo, pues me pareció ver la pantalla llena de
cabecitas amarillas, como margaritas deshojadas.
Foto, Paco Castillo
Mandan mensajes que constan de ocho figuritas y dos palabras. Pero una
palabra bien elegida dice lo mismo que treinta emoticonos, pienso.
TRASHUMANTE. Por ejemplo.
Por supuesto no importunaría a la chica comentándoselo, y seguramente
consideraría que ese entrometido es un fósil
digno de compasión… Además, a pesar de no estar pegado al smartphone (permitidme
el neologismo), yo también envío esos muñequitos.
Mientras los chorros de agua caían rabiosos desde el techo abovedado me
fijé en unos folios pegados con papel celo… Anuncios de compra-venta de
vehículos, alquiler de piso, oferta de trabajo como guardeses en finca rústica
de Toledo, buscamos un matrimonio serio y responsable, bla, bla.
Pero no, nada de eso.
Y de pronto ahí sí, había palabras para dar y tomar.
Y leyendo me di cuenta que
esas palabras contaban algo extraordinario, algo que nunca conseguirían esas
legiones de cabecillas ambarinas, o margaritas de riguroso luto amarillo.
Su lectura me recordó a una conversación que tuve hace tiempo con mi buena
amiga, Luz, es su nombre.
Hablábamos de instrumentos musicales, lo hacía ella y yo escuchaba con
atención. Se dedica profesionalmente a la música, es primera flauta travesera
en una de las orquestas sinfónicas que tiene la Comunidad de Madrid.
Me comentó algo sobre la VIDA de los instrumentos, aunque después yo usé sus
argumentos literariamente para construir un relato, que guardé, y lo reflejé
así ( en esencia contiene su afirmación):
“Los instrumentos musicales de
madera, como un violín, tienen alma, porque la madera es al instrumento lo que
la piel es al hombre. La madera está viva y puede pudrirse o marchitarse, como
nuestra piel. Así que tocar un antiguo violín es hacerlo revivir.”
Encontré fascinante su teoría, y
leyendo los papeles pegados en la marquesina percibí con meridiana claridad
muchas cosas que me confesó mi amiga flautista.
Ante lo leído no seré yo quien
niegue el alma de un violín…
Deshaceros del
juicio literario. No es la prosa de un novelista. Es el anhelo de un violinista abatido.
Foto, Paco Castillo (por prudencia borré sus datos).
Transcribo el texto para facilitar leerlo al ser una foto. Obviamente lo
dejo tal cual estaba, sin corregir ortografía, añadir ni quitar nada:
FOLIO 1
BUEN DIA/NOCHE, HE DEJADO EL DIA DE AYER, 25/10/2018 UN VIOLIN EN ESTA
PARADA Y ANHELO PODER RECUPERARLO, POR FAVOR, POR FAVOR, CONTACTAME ATRAVES DE
MI NUMERO MOVIL
TELEFONO:
TELEFONO:
MI VIOLIN NO ES UN OBJETO COMPRABLE, POSEE RECUERDOS, VIVENCIAS Y MUCHO
ESFUERZO, ES PARTE ESCENCIAL DE MI Y NO SOLO UN PEDAZO DE MADERA, SE ENCONTRABA
EN UN ESTUCHE NEGRO CUBIERTO POR TELA, ES CREMONA Y ES UNA PIEZA FAMILIAR, POR
FAVOR, DISCULPAR MI DESCUIDO. CONTACTAME SI SABES DE ALGO, OFRECERE UNA
RECOMPENSA A QUIEN ME LO REGRESE DE 200€ (SERA
DISCUTIBLE), ESPERO TENGAS BUEN CORAZON.
FOLIO 2
Te enamora suavemente
Esa música de ensueño,
En ella te pierdes
lentamente
y vas amándola en silencio..
A lo lejos yo puedo
escuchar
como crece tu tierna ilusión,
sin saber aún como ignorar
la intensidad de este
dolor..
que cada nota del violín
le causa a un verso de mi
poesía,
mientras tú vuelves a sonreír
ella entre lágrimas te
siente malherida..
UN VIOLIN ES PARTE DE UN
MUSICO, SERIA MEJOR NACER INVALIDO QUE A CONOCERLE Y PERDERLE, NO ES OSOLAMENTE
UN OBJETO, SI POR FAVOR TE LO HAS LLEVADO DEVUELVELO.
TELEFONO:
TELEFONO:
GMAIL: (…) @GMAIL.COM
POR FAVOR POR FAVOR,
DEVOLVERLO A SU DUEÑO, MAS QUE UN VIOLIN, SON RECUERDOS.
El folio 3 es una copia del 1.
Al margen de su
imprevisible futuro en la lírica… el chaval (sé que es un chico) se ha
entregado con pasión a la causa de su violín.
El tintineo de la lluvia es incesante. Ya diviso unos grandes faros borrosos acercándose. El chaparrón hace que los objetos a cierta distancia se conviertan en pinturas impresionistas… pero ahora que el autobús va tomando cuerpo ante mí, no me cabe duda, es “Lluvia, vapor y velocidad”, el cuadro de William Turner.
Lluvia, vapor y velocidad, Turner
Es extraño que estéis leyendo esto, yo no tendría que haber estado en esa parada… o tal vez
sí.
Observando el vídeo de abajo... empiezo a creer que esos instrumentos de madera tienen soul, que diría un músico.
A lo que puede llevar una avería de coche, la lluvia que hace acto de presencia, el furor digital de una joven, un anuncio en una marquesina.
ResponderEliminarNo he podido leer el anuncio, por cierto; muy pequeña la letra (y eso que soy miope) y cuando agrando la foto, se desvanece en un desenfoque total.
Pero me han encantado la reflexión y las fotos.
Un beso.
Rosa, voy a ver si soluciono eso (lo puedo transcribir), y después me pongo con tu comentario.
EliminarRosa, he escrito el texto para que no haya problemas al leerlo, la fotografía la he dejado igual, Conxita sí ha podido leerlo desde la foto, así que puede ser un asunto de configuración de pantalla... o vete a saber.
EliminarA la vuelta de la esquina, en una marquesina de autobús, saliendo de una biblioteca... las historias extraordinarias nos acechan cada día agazapadas en lo cotidiano, es increíble.
Espero que ahora le saques más jugo a la entrada ;)
Un beso.
Deliciosa entrada Paco, me quedo con ese alma de los instrumentos de madera y ese último vídeo me ha hecho sonreír mientras disfrutaba de la música. Bien por ese magnífico momento que alguien ha captado, las maravillas de la tecnología.
ResponderEliminarImagino que ya arreglaste lo de la foto porque yo sí la he podido leer la nota y he sentido la desesperación de aquel o aquella que perdió a un gran amigo y compañero, espero que haya recuperado su violín que desde luego no es solo un violín.
Aunque no me gusta mucho la lluvia en la ciudad si me encanta en el campo y sobre todo me gusta ese olor puro que queda después.
Besos
Hola Conxita, la verdad es que conversar con mi amiga Luz es interesantísimo, la música es una forma de expresión sorprendente, maravillosa... y guarda muchos secretos para el profano, como yo.
EliminarLo del alma de los instrumentos de madera, cuando me lo contó, me dejó fascinado, si el oyente hubiera sido Muñoz Molina... ya habría escrito una novela, jaja.
No he arreglado la foto, desconozco que le habrá ocurrido a Rosa, pero ya he escrito el texto para que pueda leerlo, cualquier esfuerzo por vosotros es poco.
Uyy, adoro la lluvia en la ciudad y en el campo, de hecho salgo a pasear igual, con paraguas claro, jeje.
El vídeo del espontáneo turista tocando con los músicos callejeros es una delicia, y el colofón perfecto para el escrito.
Besos
Puede ser que sea extraño que esté leyendo esto pero también es maravilloso que así sea.
ResponderEliminarOjalá que el muchacho recupero su violín. Yo sí que creo que los instrumentos tiene vida, emiten vida y quienes los tocan y hacen vivir imprimen en ellos también parte de su vida.
Un abrazo
Hola Lorena, gracias por leerme con ese entusiasmo ;)
EliminarSí, ojalá encuentre su violín, pobre chico, sus palabras transmitían una pesadumbre descorazonadora... estuve dándole vueltas al coco, varias horas, a la historia que pudiera haber entre el chico y su violín... joder (perdón) la vida, la de aquí al lado, es una novela digna del Nobel.
Estoy contigo, los instrumentos hacen vibrar, vivir, sentir, reír, llorar... tienen vida, carajo!!
Jaja. Un abrazo, amiga.
Bueno, Paco, que gran historia te proporcionó el fallo de tu coche. Yo también espero que encontrara su violín.
ResponderEliminarEl vídeo es fantástico, ese turista asiático que se ofrece a tocar el contrabajo en la calle... que bien se acopla al resto de músicos.
Una entrada gozosa.
Un gran abrazo.
Pues sí, esperemos que encuentro algo tan preciado y personal como su violín, cuyo valor se mide por los recuerdos que los unen.
EliminarUn vídeo magnífico, acorde con lo que comentamos.
Gracias, Laura. Un gran abrazo.
Supongo que has encontrado, en ese pequeño espacio y en ese momento no buscado, la contradicción del mundo actual, ese que informa de todo y habla de todo menos de los importante, ese que necesita emoticonos para que sepas si las palabras a las que acompaña son serias , son en broma o son tristes; emoticonos para dejar ver la realidad de una comunicación. A la vez, y por contra, aparece un mensaje escrito que explica, no ya solo la búsqueda y la pena por la pérdida de un instrumento musical, sino algo más básico que tú has visto , lo que trasmite un simple instrumento musical solo con su tacto y su sonido. ASí aparece otra y mayor contradicción en la que un elemento mueble, pero inmutable, muerto en esencia, trasmite más y mejor que una persona en el tiempo de la comunicación.
ResponderEliminarCOmo yo, que ya desvarío,
preciosa entrada
preciosas fotos
gracias
cuidaos mucho
Es eso, Wineruda, el mundo siempre parece un choque de realidades antagónicas. Hay instrumentos que, cuando uno los hace sonar, funcionar, transmiten más que muchas personas de palabra hueca.
EliminarEn cualquier caso la contradicción es un estímulo para la creatividad, la uniformidad es peligrosa en determinados aspectos de la vida... uff, qué compleja es la realidad y, acto seguido, todo se vuelve de una simpleza desconcertante, ¿ves?... yo también desvarío, jaja.
Muchas gracias, amigo Wineruda ;)
Cuídate.
Paco, cómo he disfrutado de esta entrada...desde cómo hay quienes se olvidan de sus llaves, algo oxidadas por cierto, y dejan la puerta abierta, a ver quienes corretean anunciando lluvias inminentes.
ResponderEliminar¡¡Qué triste es perder algo!! Y más aún un instrumento musical, o un cuaderno de notas...algo que lleve algo de ti...sin duda alguna la bondad existe. Perdí una cámara digital hace unos años y los policías se reiron de mí cuando fui a preguntar si alguien la había devuelto...lo que me importaba era el interior...las fotos...y pasados unos meses, un chico que iba corriendo se paró en seco y me dijo, ¿perdiste una cámara? Le dije que sí, y es que él la tenía, y me reconoció por la foto...Quedé con él e invité a él ya su novia a una cena. Así que...no perdamos la esperanza...hay personas maravillosas en el mundo.
Me ha gustado mucho leer lo que decía tu amiga Luz...que nombre tan bello...Conozco a quienes aman la música y los instrumentos que poseen y sin duda alguna tienen esa alma que transmitía tanto Luz como el chico que perdió su violín.
No sé si la chica adolescente que miraba el móvil o escribía emoticonos,...fue consciente del texto de este chico...lo que más miedo me da es ese individualismo en el que cada vez parece que estamos más inmersos...nos olvidamos de mirar lo que nos rodea...De vez en cuando, levantar la vista y respirar...y guardar silencio en la mirada...
Esperemos que este poeta del autobús encuentre su música de nuevo...
Gracias por compartir tan preciosa experiencia cotidiana... de eso no te avisaron los "bichitos" del campo...
Un abrazo y feliz Otoño...
Hola María ;)
EliminarCreo que cuando se perdieron esas llaves... yo todavía iba a la EGB.
La verdad es que mientras leía ese comunicado del músico clamando por su violín perdido, y además mientras llovía, me embargó una sensación de tristeza, se palpaba su desesperación, pobre chico.
Uff, ¡menuda historia con tu cámara digital! Me ha fascinado el desenlace, imagino tu cara de sorpresa, wow! No me extraña que los invitaras, un bonito detalle de agradecimiento.
Pues yo te contaré otra, cámara mediante también. Lo mío fue en una preciosa ciudad noruega, Bergen, el caso es que me dejé una cámara (muy buena), encima de la mesa de una cafetería, además en la calle, no me digas como pude despistarme, pero sucedió... salí de allí y me fui al muelle de madera (el "Bryggen") a comprar alguna cosilla de recuerdo, casi a la hora noté la falta de mi cámara... uff salí como un rayo hacia la cafetería (pensando ya en una fatalidad)... pero estaba dentro, a buen recaudo, me contó la camarera que la trajeron unos chicos, joder... no me lo podía creer, jaja.
Lo de los instrumentos de madera es una teoría que, real o no, es preciosa, con eso me vale.
Así es, todos se esconden en su móvil, una vez vi en un restaurante a un padre y sus dos hijos, adolescentes, que llegaron, se sentaron, cada uno sacó su móvil (incluido el padre), y estuvieron más de diez minutos sin mirarse ni cruzar palabra, es de suponer que habrían quedado para una amena comida al calor de una conversación... ¿no?
La verdad es que no entiendo nada, mi mujer y yo no salíamos de nuestro asombro al contemplar la escena, estaban sentados en la mesa de al lado, parecían tres planetas distantes años luz.
No te creas, María, los "bichitos" me "soplan" todo...
Abrazo y feliz otoño... por fin.
Es una delicia leer tus relatos y la tremenda y exquisita sensibilidad que pones de manifiesto. Los comentaristas que me preceden han debido asistir alguna escuela parecida a la tuya...
ResponderEliminarCualquier tema o asunto, por sencillo que sea, acaba siendo sublimado por tus palabras.
Muchas gracias, amigo Paco, y un abrazo
Muchas gracias, Luis Antonio, tus palabras siempre son un estímulo.
EliminarComo he repetido otras veces, lo extraordinario casi siempre surge de lo sencillo.
El lujo es teneros a todos como comentaristas.
Un fuerte abrazo, amigo ;)
Qué paradoja rescatas, Paco! Por un lado, la comunicación de la joven utilizando la tecnología con 'figuritas' y un par de palabras; por el otro, la magia comunicativa del violín.
ResponderEliminarY a eso, le acompañas con las fotos de todos esos seres pequeños que, como el violinista, se dejaron olvidadas las llaves de casa.
Una entrada genial!
Un gran abrazo, campeón!
Gracias Marcelo ;)
EliminarLa "salsa" de la vida muchas veces está en medio de esas paradojas... de hecho no hay nada más paradójico que nacer para desaparecer después.
Lo seres pequeños me inspiran grandes cosas, jeje. Las llaves siguen ahí, las volví a ver el otro día, y seguirán...
Un fuerte abrazo, majo!!
Ojalá haya recuperado su violín y ojalá siga habiendo carteles y gente que los lea y use las palabras para expresar lo que siente y haya quien se conmueva. Como te diría, un emoticono no me representa, jaja.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Gerardo, vaya, se me olvidó responderte antes. Una palabra bien escogida en el momento oportuno tiene un enorme poder,para bien y para mal.
EliminarLos emoticonos... tienen su gracia, ¿no? Jaja.
Un abrazo.