Unas notas de días atrás…
En la mesilla del
dormitorio reposan un par de libros de los que leí algunas páginas por la noche
(hace ya algunas noches).
Tal vez sea extraño leer “Más allá del bien y del mal” (Nietzsche) en tiempos navideños, pero en tales fechas, cuando muchos se entregan a ciertas acciones bienintencionadas (nunca está de más) y otros tantos siguen haciendo el mal, me acordé de Nietzsche, que no está, al menos en este libro, ni en el terreno del bien ni en el del mal… sino más allá.
Después pasé a una lectura más auxiliadora, la novela que tengo entre manos; “La serpiente de oro” de Ciro Alegría, alterar este orden antes de dormirse sería contraproducente, no dejes que Nietzsche te acompañe el último, él no te entregaría a los brazos de Morfeo, más bien te dejaría frente al abismo, y uno necesita serenarse antes de dormir, mejor Ciro Alegría, máxime con ese apellido (Alegría) que le daría urticaria al filósofo alemán. Eso sí, me quedé con una frase magnífica de Nietzsche.
A veces escribo con música clásica de fondo, seleccionando un compositor u otro según mi ánimo.
Con los días otoñales
o invernales prefiero piezas de aire melancólico, y en esta lid muchos músicos del
Romanticismo y el Impresionismo (s. XIX hasta principios del s. XX) poseen
algunas composiciones magistrales.
Quizás Chopin sea el
melancólico por antonomasia de todos ellos.
Estaba con Debussy, uno de mis predilectos, es inspirador, también lo creía Marcel Proust cuando escribía escuchándolo, pues afirmaba que su música le resultaba muy provechosa.
Después de un buen
rato con Debussy he pasado a Erik Satie y su deliciosa “Gymnopédies”, y con ella continuo. Pongo la música a bajo volumen, como el
rumor lejano y placentero de un oleaje.
Foto, Paco Castillo |
Y así, envuelto en la
bruma, salí después al campo. Con esta atmósfera brumosa de horizontes un tanto inciertos, consideré apropiado llevarme Aldous Huxley y la "Filosofía perenne".
Se asemejaba el paisaje a un boceto de contornos desdibujados, predominando los tonos parduzcos y grisáceos.
Me recordó a una pintura de Turner, o mejor aún, de John Constable, que era más
paisajista que Turner, y además miraba a las nubes tanto como yo.
Grandes bandadas de
jilgueros y verdecillos asaltan las eras y caminos, cual bandoleros de Sierra
Morena, alterando la uniformidad cromática, dándole un sutil toque naíf al
cuadro de Constable que es el campo en neblina, me gusta.
Los días pasados arreciaron
las lluvias gracias a los vientos ábregos del Atlántico, que ya referí.
Como la mirada se me
va de los charcos a las nubes, y de éstas vuelta a los charcos, advertí en uno
levísimas y diminutas ondas; dos insectos a la deriva, parecían Ephemeras
(mariposas efímeras).
Estaban a punto de
morir ahogadas, nada nuevo.
No me canso de repetir
que en el campo me topo siempre con esa
secuencia de “El séptimo sello”; una partida de ajedrez entre la vida y
la muerte, la muerte va cobrándose sus trofeos, y la vida, a veces, esquiva la
fatalidad hasta el siguiente lance.
Esta vez intervine yo
en la contienda, y adiviné el jaque inminente de la muerte a las efímeras. Pero
ya veremos el próximo movimiento en el tablero…
Así la cuestión, las
saqué cuidadosamente y las puse en un tronco de retama, esperé unos segundos a
ver si reaccionaban… y sí, comenzaron moverse por el tronco, eureka.
Reincidí alterando el
guion escrito por la Naturaleza, pero solo borré un par de líneas, nada más, en
lo sustancial apenas variará. Añadí a las ya fugaces vidas de estos seres algún
aleteo más.
Proseguí un tanto meditabundo con mi reciente acción, y a cuestas con “La Filosofía Perenne”, de Aldous Huxley.
Leyendo por el campo
sigo, en cierto modo, el ejemplo de Huxley, cuando éste paseaba por el desierto
de Mojave (allí se fue a vivir) ojeando sus lecturas, pues decía que le inspiraba
leer en el desierto, tan simbólico y bello para él. Lo mismo yo en el campo.
Es muy posible que Huxley se llevara una de sus lecturas favoritas; “El Libro Tibetano de los Muertos”, quizás quería impregnarse de esa serena mentalidad tibetana ante la muerte, libre del desgarrador paroxismo que aquí vivimos.
Abrí "Filosofía Perenne" y me puse a
leer…
En referencia a este
texto del filósofo Chuang Tse que selecciona Huxley, supongo que éste (Huxley) escribe la palabra Dios para que los lectores (a buen seguro sus coetáneos
occidentales), se sitúen mejor en la idea que pretende transmitirles con el
fragmento… lo digo porque Chuang Tse nació entre los años 369 y 290 a. C
(a quien se le atribuye uno de los textos fundacionales del taoísmo; el Libro
de Zhuangzi, siglo IV a. C), y ese Dios cristiano que el lector pueda tener
en mente ni estaba ni se le esperaba hasta varios siglos después. Pero Huxley puede permitirse esta
licencia para una mejor captación del fragmento por parte del lector, faltaría
más.
Dicen los estudiosos
del remoto Chuang Tse, que la principal característica de su obra es el
escepticismo. En ese sentido rescato un significativo pasaje en una de sus
obras:
- Zhuangzi le expresa
lástima a un cráneo que ve tirado al lado del camino. Zhuangzi lamenta que el
cráneo esté ya muerto, pero el cráneo le contesta, "¿Y cómo sabes que es
malo estar muerto?" -
Fuente: https://es.wikipedia.org/wiki/Zhuangzi
En esa página 148 del
libro tenía guardada una hoja con ciertas notas de Rose Ausländer
Pensad que yo había
rescatado a unas ephemeras, cuya vida más larga es al estar en crisálida bajo
tierra, precisamente ahí parecen más muertas, y cuando están más cerca de la
muerte es estando pletóricas de vida ya en el exterior, volando bajo el cielo.
Y estas notas de Ausländer dicen así:
“No te preocupes por
mi muerte. Yo viviré también bajo tierra. Ella me alberga, me guarda en su
respiración, juntas crecemos.”
“Escribe tu propio mundo, hasta el final, antes de que el mundo te prescriba.”
Rose Ausländer
Hmm, no sé… tal vez un
amanecer más para estas efímeras sea casi una eternidad.
¿Quién quiere vivir
para siempre? (Who wants to live forever?),
cantaba Freddy Mercury.
La niebla se ha disipado poco a poco.
Sopla una brisa fresca, el paisaje me envuelve con sucesivos y magníficos claroscuros por el vertiginoso desplazamiento de las nubes sobre mi cabeza, para esto existe una palabra en gaélico (nosotros no tenemos): rionnach maoim.
Parece que las nubes se hubieran contagiado de nuestro trajín navideño, cuando miles de viajeros acuden a reunirse con sus seres queridos.
Así me imagino a las
nubes, viajando por encima de montañas, ríos, pueblos, rascacielos urbanos,
solitarias dehesas con el pastor y su rebaño, centros comerciales atestados de
coches y gentes apresuradas, comprando esto, aquello y lo otro, edificios parlamentarios llenos de diputados
haciendo ruido con mensajes sin contenido, y parques infantiles vacíos de niños
y silenciosos, aunque llenos de hojas marchitas y mensajes con contenido…
A saber a qué parajes
remotos se dirigen las nubes, pero de algún modo van atravesando nuestra vida
con esas luces y sombras sobre el horizonte... justo como contemplo ahora mismo
en los páramos rebosantes de verdor.
De tal suerte que; ora
camino por la oscuridad, ora por la claridad.
Las nubes te ofrecen
sus conocimientos de la existencia, lo hacen a través de reveladoras metáforas,
solo tienes que observarlas atentamente.
Sobre este y otros
tantos escenarios uno ha de transitar las luces y las sombras.
Por momentos las nubes
cubren todo y reina lo sombrío, para dar paso a un claro que se va ensanchando
y llena la realidad de matices y
texturas.
La luz trota veloz por
los páramos y la múltiple gama de verdes resplandece con destellos en todas las
direcciones.
Claridades que
resaltan las montañas en la lejanía en una visión idílica.
Sombras que vuelven a oscurecer el panorama. Pero he de continuar hacia delante, seguir caminando.
Las lluvias han dejado varios charcos, si me acerco y agacho hallo la tragedia
flotando suavemente, si me levanto y doy unos pasos atrás, sus aguas se
convierten en un bellísimo reflejo, mostrándome un trozo de cielo azul
radiante, es la vida misma opacando la muerte de hace unos instantes.
Delante de nuestro piso hay dos plataneros casi centenarios, antes habia muchos gorriones que servian de despertador al clarear el alba, no queda ni uno, las cotorras argentinas y las palomas los echaron. A pesar de ello puedo alimentarlos, me detengo entre Sabadell y Matadepera en el mismo sitio del bosque a zampar el bocadillo; allí hay muchos y vienen a buscar las migas de pan.
ResponderEliminarPrecioso y bucólico escrito, de los que hace tiempo no encontraba por ahi.
Buen año 2023
El declive de los gorriones (y otros pájaros, por ejemplo las golondrinas) es una realidad dolorosa. Si retrocedo a mi niñez aún recuerdo las grandes bandadas de gorriones y su algarabía en mi localidad, en las calles y plazas, en los campos de alrededor (ya muy escasos por la construcción imparable y descontrolada de urbanizaciones), uno no dejaba de escuchar a los gorriones por doquier... pero eso ya es historia pasada, es triste. Hay muchos factores en su declive, ese que apuntas es uno de ellos, la competencia de especies invasoras como la cotorra argentina.
EliminarDar de comer a los gorriones serena el ánimo, que no es poco para estos tiempos.
Gracias, Francesc, un placer tenerte por aquí. Buen año 2023.
Precioso, Paco.
ResponderEliminarMis preferencias por Turner, quizá porque cuando fue el millonario a comprarle todos sus cuadros para su mujer y le puso un cheque en blanco, él, Turner, le dijo que no le vendía ni uno, que todos iban al museo de la ciudad porque su pintura era para todos.
La primera foto de os pájaros son de gorriones, pero ¿qué pájaros son los de la charca pequeña?, esos que tienen como un babero rojo.
Ahí está la Zambrano, de la cual lo he leído todo , pues es una metafísica de lo mejor. Ortega siempre la influenció y ella tiene libros memorables, pero no está bien considerada ni la han puesto a la altura que merece.
Bellísima la foto del Arco Iris...
Y la tuya alejándote
Un abrazo¡¡¡
Gracias, amigo Miquel.
EliminarTurner (magnífica anécdota la que señalas) también me gusta, pero sobre todo su captación del incipiente progreso en las ciudades, con ese toque fugaz que daba a una locomotora, un barco, etc. Constable es más apegado al paisaje rural, de ahí que me identifique más. Ambos son únicos.
La primera foto no son gorriones, son esos mismos que has visto con la cara roja (el babero, que dices, y expresión que me encanta por atinada), pues estos son los jilgueros, observo buenas bandadas cuando voy al campo, a veces se unen a ellos los verdecillos y también pinzones, ya ves, aquí los diferentes bandos muestran una cooperación y camaradería que ya quisiéramos ver en el congreso de los diputados (un día haré una entrada con este paralelismo, aves y diputados mediante).
Zambrano, Ortega... me gusta la buena compañía ;)
La foto del arcoíris la tome cuando se alzaba sobre el pueblo de El Escorial y su célebre monasterio, fui muy afortunado de captar ese instante.
La foto mía, pues mira, puede que la ponga de cabecera del blog, me gusta ir cambiando.
Un abrazo!!
He leído tu texto varias veces, pero esta mañana dejando sonar Gymnopédies a la par que volvía a leer tu camino por la vida y la muerte, las nubes, las lecturas que te acompañan, entre las que me ha interesado vivamente Filosofía perenne de Aldous Huxley y El libro tibetano de los muertos. Me atrae la visión metafísica que permea tu escrito, sensible a la trascendencia, a la naturaleza y sus ritmos, la espiritualidad que está implícita en cada línea, todas llenas de melancolía gozosa de existir. Es como pasear contigo frente a las montañas del Guadarrama en otoño sintiendo el frío de tu pueblo, algo que pronto volveré a hacer, conversando torrencialmente en mañanas serenas. Me agrada tu lenguaje, la poesía que hay en él, contemplativa, reflexiva, espiritual... Sí, me agrada caminar contigo y tus zigzags de ideas y lecturas. Un placer.
ResponderEliminarSí, creo que es buena idea leer mi texto sonando de fondo Gymnopédies de Erik Satie, parece que la lectura fluye de otro modo...
EliminarAldous Huxley, como Hermann Hesse, Borges, Peter Mathiesen, el mismísimo Schopenhauer y un largo etcétera sintieron la necesidad de indagar en el pensamiento oriental, el budismo y el zen esencialmente, ante la vacuidad que veían en las sociedades de su tiempo, es ese un argumento de peso para acercarse a una manera diferente de ver las cosas, una manera que no pretende negar la mirada occidental, ni mucho menos, ciertamente bastante más humilde de sí misma (el budismo), alejada del egocentrismo que muchas veces se apoderó (aún hoy) de la cultura occidental, cuando se ve a sí misma con el gran ojo del mundo; leer textos budistas es, en cierto modo, un baño de humildad.
Sí he logrado que pasees conmigo, ya mereció la pena escribir esta entrada.
Gracias, Joselu, pronto nos veremos ;)
Genial la frase de Huxley. He leído a varios autores abominar de las masas y su capacidad para cometer desatinos que individualmente jamás habrían abordado y es que el grupo enmascara la culpa.
ResponderEliminarPara pensar también son esas reflexiones sobre la muerte. Ciertamente, no sabemos lo que es estar muerto. Podría hasta ser bueno, pero ante la duda y el desconocimiento, preferimos la vida. También, como las efémeras, pasamos más tiempo muertos que vivos, y en nuestro caso, muertos de verdad.
Un beso y feliz 2023.
Hola, Rosa. Si te refieres a la frase del libro en la segunda fotografía de la entrada, pertenece a Nietzsche, bueno, la verdad es que tanto uno como otro tienen reflexiones brillantes.
EliminarLa cuestión de la muerte está arraigada en la cultura oriental con una dimensión muy diferente a la nuestra, aquí todo es mucho más dramático en torno a este asunto, me gusta leer el pensamiento oriental para tener una perspectiva diferente.
Gracias por tus siempre valiosas aportaciones.
Besos y buen año 2023!
Feliz año y sigue compartiendo tus paseos y lecturas con nosotros. Un abrazo
ResponderEliminarFeliz año, Esther, lo intentaré, aunque me tomo mi tiempo...
EliminarUn abrazo!
Yo vivo en plena ciudad, pero también me esperan los pájaros cada mañana a que les dé de comer desde mi ventana. También escucho música clásica, pero no mientras escribo porque los compases me trasladan a otras historias... Me gusta tu blog.
ResponderEliminarTe deseo que en el 2023 tengas un feliz caminar.
Gracias por la visita, Manuela. Yo vivo pegado a la capital (resido en Pozuelo), aunque estoy rodeado de montes y tengo Guadarrama cerquita.
EliminarA veces escribo con música ( siempre muy tenue) y otras no, según me da.
Mis buenos deseos para ti en el 2023, cuídate.
Un auténtico placer leer tus elaboradas y prolijas entradas, lecciones magistrales, y tomar nota de tus recomendaciones. Tienes buen gusto. Paco
ResponderEliminarAbrazos
Gracias Luis Antonio, tus palabras siempre me animan. También alabo tu gusto.
EliminarAbrazo.
He vuelto a escuchar la música de tu entrada que me ha llevado a la banda musical de la película "Elisa, vida mía" de Carlos Saura....¿Puede ser? Otro abrazo, Paco.
EliminarHola Paco
ResponderEliminarAhora que se marchó Pablo, edta cancion, Años, me recuerda en el tono a la melancolía de tu comentario
El tiempo pasa,
nos vamos poniendo viejos
y el amor no lo reflejo, como ayer.
En cada conversación,
cada beso, cada abrazo,
se impone siempre un pedazo de razón.
Pasan los años,
y cómo cambia lo que yo siento;
lo que ayer era amor
se va volviendo otro sentimiento.
Porque años atrás
tomar tu mano, robarte un beso,
sin forzar un momento
formaban parte de una verdad.
El tiempo pasa,
nos vamos poniendo viejos
y el amor no lo reflejo, como ayer.
En cada conversación,
cada beso, cada abrazo,
se impone siempre un pedazo de temor.
Vamos viviendo,
viendo las horas, que van muriendo,
las viejas discusiones se van perdiendo
entre las razones.
A todo dices que sí,
a nada digo que no,
para poder construir la tremenda armonía,
que pone viejos, los corazones.
El tiempo pasa,
nos vamos poniendo viejos
y el amor no lo reflejo, como ayer.
En cada conversación,
cada beso, cada abrazo,
se impone siempre un pedazo de razón
https://m.youtube.com/watch?v=F5IC7VkNThs
Gracias Paco, cuídate de ver la vida de otra manera.
El tiempo pasa, cierto, y nos vamos haciendo más viejos, sin duda, aunque parece que la vida siempre es la misma... El frío en invierno, los largos días primaverales, y esas canciones sin edad.
EliminarGracias, apreciado Wineruda.
Seguiremos caminando este 2023, Paco.
ResponderEliminarMagníficas fotos y magníficas reflexiones, como siempre. Magnífica también y muy certera la frase de Nietzsche.
Un abrazo
Sí, caminaremos por la senda mientras nos mantenga el ánimo y las fuerzas.
EliminarGracias, amiga Lorena, un fuerte abrazo.
Nietzsche sabía bien de nuestros males recurrentes y esa frase dice una gran verdad, nuestra reacción individual frente a la que desarrollamos en masa es muy diferente. Ese ansia de pertenencia al grupo que llevamos impreso en nuestro adn, si el grupo esta revuelto, nos perjudica.
ResponderEliminarCoincido en tus gustos musicales y a menudo escribo en mi blog precisamente con Gymnopédies de Satie como música de fondo, creo que me serena y me aporta cierta lucidez ji,ji. Por cierto, qué bonita escena esa primera hora del día con niebla pero animado por los gorriones.
Has conseguido intrigarme con La filosofía perenne y he localizado el libro online, si me llega al corazón me haré con el libro en papel ji,ji. Yo soy muy amante de contemplar las nubes que pasean por el cielo y la foto de la pradera con la montaña al fondo y las nubes coronando es espectacular. Todas la fotos que has puesto tienen su encanto pero ésta y la del arco iris son las que más me han gustado.
Leyendo tu entrada me han dado ganas de volver a ver Los Inmortales y la acabo de fichar en youtube, la vi hace muchísimos años y me encantó.
Bueno, no me enrollo más, he disfrutado mucho de este paseo, besos🌸
Nietzsche, como otros brillantes filósofos, fue un atento observador de su tiempo y allí supo identificar lo que hay de inmutable en nuestra naturaleza, exponiéndolo con ese estilo narrativo que le caracterizaba.
EliminarPues mira qué casualidad, también escribes con Satie, me resulta muy sugerente escuchar sus melodías de fondo, aunque otras veces escribo sin escuchar música, según me da.
Todos los días me esperan los gorriones, es una estupenda forma de comenzar el día, admirando su algarabía que alegra.
Huxley, en este libro, recopila textos de carácter religioso (oriental, occidental) con la idea de reflejar en ellos un punto común; en todos trasciende una suerte de conexión divina (una especie de panteísmo) entre todo lo existente, además escogió los textos más bellos.
Me alegro que te gusten las fotos, de alguna forma son también la conexión con las palabras.
Besos, Ana, gracias por tu tiempo.
Un inicio de año bien aprovechado, sin duda. Caminando se vive.
ResponderEliminar¿Cuando intervenimos en la naturaleza, aunque sea para salvar a unos pocos insectos, la alteramos? Tal y como están las cosas, pienso que no. El mundo es azar y Nietzsche.
No está mal el inicio, la verdad, haciendo lo que me agrada, embriagarme de campo; olores, texturas, sonidos, imágenes... y todo eso convertirlo en palabras, un bello y sanador ejercicio, a mi juicio. Firmo tu última frase.
EliminarCuídate, Pedro, un abrazo y gracias.
¡Querido Paco!!
ResponderEliminarcomenzaste el año de forma inmejorable, con uno de tus paseos campestres libros en mano y observando y fotografiando esas pequeñas y grandes cosas que merecen atención, que llaman tu atención. Me gustan de forma especial las imágenes con agua, la de esa gran charca que refleja el cielo y ese pequeño charco con jilgueros. Me encantan esos pájaros, los veo y escucho su jolgorio a menudo en mis rutas con la bici por la Casa de Campo
Un beso enorme
Qué mejor mejor manera de comenzar el año que oxigenarse por el campo, ¿verdad?
EliminarPor ese lugar que suelo pasear hay unas bandadas de jilgueros impresionantes, y verlas levantar el vuelo es espectacular.
Ay, es que la Casa de Campo es un tesoro, somos afortunados de tenerla cerquita de casa.
Un beso, querida Marian, ¡gracias por tu compañía!
Por favor Sr. Paco vamos a ponerle un pco de onda, no más contemplaciones. El que piensa pierde y si pensamos por ahí un día nos toma apurados y saltamos el balcón desde dónde estemos. Repita conmigo está todo bomba, mientras escuchamos a Rada a puro ritmo de candombe. Insisto, no vale pensar, simplemente se anda, si es sobre la línea mejor, camino vecinal en su defecto, se anda sin pensar, no se le ocurra desviarse a camino traviesa. Pensar, correlacionar no es sano, incluso leer no es sano, una cosa lleva a la otra, no se sabe donde termina. Sí vale soñar, eso es atemporal. Sdos., insisto.
ResponderEliminary adiós, no más participaciones de esta señora en blogs. Fue un gusto leerte, ya no más. Sean felices.
ResponderEliminarAmiga Selva, lo cierto es que a mí me gusta caminar campo a través, salirme de los senderos mejor que sobre la línea, pero convengo con usted que hay que tratar de andar y dejar la mente relajada, vaciarla de contenido repetitivo, no es fácil, no.
EliminarRespecto al segundo comentario... uyys, me deja usted bastante desconcertado ¿va todo bien?, espero que su retirada no sea por algo grave, ojalá que no. Con toda sinceridad le digo que me gustaría seguir viéndola por aquí, pero en estas cosas solo usted sabe bien el camino a seguir. Todo mi afecto, querida Selva, aquí estamos si alguna vez quiere visitarnos. Cuídese, abrazo.
Ciro Alegría. Me has recordado mi primera lectura de su obra, cuando era un adolescente. Debería volver.
ResponderEliminarAmigo Pedro, yo no me canso de leerlo, ese lenguaje que utiliza para construir sus historias me sigue emocionando.
EliminarUn abrazo.
Paco, echaba de menos tus caminos,...qué alegría volver a transitar por ellos, con tus libros en la mano, y viendo esos claros y oscuros que nos acompañan. Hoy hace un día un tanto invernal, así que no está muy alejado de ese mes de Enero en el que dejabas estas palabras por aquí. Bueno, de entre todo, rescato esa vida efímera de las mariposas rescatadas para una vida que ya será otra...y como bien dices, formando parte de la tierra...y por su puesto, me ha encantado, esas palabras de la poeta ucraniana: Rose Ausländer. Me las guardo.
ResponderEliminarUn abrazo grande y confío en que te acompañe siempre la salud, las palabras, las copas de los árboles,...y el amor por lo que te rodea y lo sencillo. Nos leemos!!
Rose Ausländer aborda la relación entre la vida y la muerte con un hermanamiento entre lo filosófico y lo poético muy sugerente.
ResponderEliminarSiempre estamos en el camino, cada uno en el suyo, pero caminando...
Un abrazo grande, apreciada María, desde mi lejanía del blog.
Gracias
ResponderEliminarmuchacho de vos aprendo
Gracias a ti, abrazo.
EliminarCaminar en el 2023,esas fotografías llenas de alma y esos gorriones que te saludan.Me haces replantearme el silencio,mirar solo mirar y el ver supongo que irá llegando....Gracias.Un abrazo
ResponderEliminarHola, Clara, bienvenida de nuevo y gracias por dedicarme tu tiempo.
EliminarEl silencio se está convirtiendo en un bien escaso... como la lluvia.
Un abrazo!
Me alegra leerte, imaginaba que te estabas tomando un descanso del blog y veo que es así. El silencio es una joya como la lluvia, aquí en Asturias llevamos unos días en los que al fin se hace presente, a ver si arranca "abril aguas mil" que es lo que corresponde en mi zona.
EliminarBuena jornada y besos, Paco🌸
Hola, apreciada Ana, te pido disculpas por la demora en responderte. Sí, tal vez sea un descanso del blog, de la blogosfera, lo cierto es que también dedico el tiempo a otras cosas que me interesan más allá de este espacio, y paso todo el tiempo que puedo al aire libre... aunque me de pena el desolado aspecto que presenta el campo por aquí, madre mía.
EliminarAprovecho también mucho para estar con mis hijas, todo abrazo o beso que me dan mis hijas vale su peso en oro... el tiempo vuela, amiga Ana ;)
Agradecido de veras por dedicarme tu tiempo.
Un beso y un abrazo, cuidaros!!