P. Castillo

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sábado, 23 de mayo de 2020


Hasta siempre, Tasio.



Ojalá no hubiera tenido que escribir estas líneas.

Tasio tenía el don de cruzarse en las vidas de la chiquillería, la que hoy diviso desde mi balcón, para que éstos portasen el privilegio de guardar su presencia luminosa en el recuerdo.

Es la misma experiencia en la que participábamos mi hermano y yo, aunque no fuera con Tasio. Contaría con 4 años y Óscar cerca de cumplir los 3, mi hermana Susana nacería tres años después. Ambos solíamos jugar a las puertas de casa, frente a una era inmensa, casi tan grande como nuestro cándido entusiasmo.

Entonces, un día a la semana, siempre divisábamos a lo lejos la polvareda, esto si era verano, y el invariable barullo de las ovejas comandadas por el el señor Manuel, el pastor, y sus incansables perros ladrando por doquier.

Yo echaba a correr con todas mis fuerzas hacia ese tumulto ovejero, mi hermano trataba de alcanzarme a duras penas, el pobre. Allí estaba el señor Manuel pastoreando con una boina negra (ésta no se me ha olvidado), esperándonos y riendo a carcajada limpia; como si mascullase… fierecillas, míralos viniendo hacia mí, como dos centellas.

La razón era poderosa, aparte de dejarnos acariciar a algún corderillo, siempre, siempre… nos decía:

“Venga, dos rubias para cada uno”.

Las dos rubias eran dos pesetas de antaño.

Nos revolvía el pelo, mimábamos al corderín y, con las dos rubias en el bolsillo, salíamos disparados por donde habíamos venido. Yo me alejaba escuchando su risa batiente, que custodiaba la retaguardia de mi hermano con su correr jadeante. Y ahora percibo esa risa como si llenara el Universo.

Tengo 52 años, de lo que he contado ya han pasado 48… y lo recuerdo mejor que muchas de las cosas que hice antes de ayer.

Sé que esto, bastante después, le ocurrirá a los chiquillos del vecindario, a todos los que han compartido escaramuzas con Tasio hasta hace poquísimo, incluidas mis hijas, especialmente Izaskun, la mayor apunto de cumplir 9 años, le tenía mucho aprecio, jugaban con frecuencia, bueno, todos los peques tendrán una sensación similar.

Ayer, viernes, el coronavirus se lo ha llevado, tras 62 días hospitalizado, casi todos en la uci, casi tantos días como años tenía; 63. Sí, joven aún.

Todos los vecinos estamos estupefactos, Tasio tenía mucho encanto personal, era muy afable y con gran sentido del humor.

Pero además, de ahí quizás buena parte de nuestra estupefacción, era un ser con una forma física envidiable para su edad, bien parecido, de rostro muy jovial, esos rostros aniñados que desmienten la edad real, conservaba toda su mata de pelo rubio lustroso, era delgado pero fibroso, muy vital y activo, sin problemas de salud en principio, ni fumaba ni bebía, un tío que caminaba mucho, especialmente cuando paseaba a “Albero”, un perrito pardo cuya dueña era su hija mayor pero, por los motivos que fueran, estaba las más de las veces en casa de su padre, Tasio.

Por ser tan saludable, el desconcierto que nos ha invadido a quienes le conocíamos es total.

Sí, ya hubo casos similares, personas no muy mayores, sin patologías previas, con salud, y de buenas a primeras… se acabó todo.

Posiblemente tuviese una alta exposición al virus, invadiendo todo su organismo  y sentenciándolo. Me contaba su mujer, hace unos días, que en la analítica ya daba resultado negativo, no estaba el virus, pero quedó fulminado, no podía sostener un vaso de agua para beber, le tenían que sujetar el brazo, y día sí y otro también con el tubo metido hasta la tráquea para respirar con unos pulmones moribundos, un tubo haciéndole heridas y tomando antibióticos para la molestias de una técnica tan agresiva… qué barbaridad, mi amigo.

Lo elegiría la muerte como en la película de Bergman, “El séptimo sello”, aún reciente en mi retina, retándole en el tablero de ajedrez. Había candidatos mucho más factibles para la parca ( en mi vecindario hay varios, en edad similar a la de Tasio, que ni de lejos tenían sus excelentes facultades físicas, pero siguen en pie).

Tasio perdió la partida de ajedrez, otros han quedado en tablas, y aquí estarán mañana para comprar el pan de cada día.

Quien esto escribe tenía una relación muy estrecha con Tasio, de amistad entrañable que se fragua en la vecindad de tantas y tantas primaveras en común. Él era once años mayor que yo, pero desde que nos conocíamos y tratábamos como vecinos y amigos, por el año 79, quizás 80 (ha llovido), nunca hemos dejado de conversar al cruzarnos en el vecindario, y no un simple saludo, podíamos charlar largo rato, sentados en un banco, había mucha sintonía entre los dos… aunque no tendría que apropiarme de esa cercanía con exclusividad, Tasio conectaba bien con cualquiera, hasta a sus coetáneos en edad los hacía sonreír cuando se ponía a jugar al fútbol o lo que fuese con la legión infantil del patio, comentando eso de: “hay qué ver este Tasio, es más revoltoso que los propios críos”.

Y observando su expresión, ciertamente sabíamos que se lo pasaba en grande actuando así.


Puede afirmarse que Tasio era el único vecino adulto que todos los chiquillos consideraban de igual a igual. Era ese tipo de persona, ya madura, que poseía la rara y valiosa cualidad de bajar al mundo que habitan los niños sin desentonar un ápice.

Muchos mayores, una vez alcanzada la cima de la madurez, ya jamás, o a penas, descienden a esa república infantil de la que hemos renegado.

Por ejemplo, cuando llegaba a la urbanización, una finca de pisos con patio interior, ya algo antigua, principios de los 70, dejaba las bolsas de la compra a un lado y, ni corto ni perezoso, se mezclaba en el partidillo de fútbol que en ese momento jugasen chicos y chicas, esto les hacía mucha gracia, fundamentalmente porque Tasio… no se limitaba a dar una patadita al balón diciendo: ¡hola majo, a ver que bien chutas, venga!, qué va, el se ponía a regatear a los chiquillos y nada de dejarse birlar el balón, si podía marcaba un gol, y soltaba a Izaskun, mi hija, o a Marino, o a Liam, o a Emma… ¡anda, chúpate esa! ¡Eso es un golazo!

Luego se dejaba regatear y echaba a correr detrás del pequeñajo en cuestión:

 ¡¡me cachis en la mar, como te pille vas a ver!! Y la algarabía infantil estallaba en risas y alboroto.

Me cachis en la mar, ahora te lo digo yo a ti, Tasio, vaya jodienda… estoy muy cabreado, así que haré lo que suelo hacer en estos momentos, saldré a correr, sí, voy a correr, empezaré despacio, como de costumbre, y hacia el final, lo sé, aceleraré lo que me permitan mis fuerzas, como si no hubiese un mañana… o mejor dicho, como si fuesen aquellas mañanas de hace 48 años, esprintando triunfante con mi peseta en el bolsillo, con las ovejas en lontananza y la risa, no ya del pastor Manuel, sino la de Tasio guardando mis espaldas, guiándome en ese trote vigoroso, en esa carrera que para los niños… nunca parece tener final.

Ignoro si en el patio habrá alguien que pueda sustituirte en los juegos con los niños, probablamente no, yo no veo capaz, aparte de alguna cosa, solo sé leer libros, una facultad con mucho menos trascendencia que la tuya, meter una estrella en ese baúl que es la memoria de los niños,  llevándola de por vida, como yo llevaré a la era y las ovejas del pastor, Manuel, hasta el final del camino.

Tasio, te dejo con tu admirado Serrat que, como tú, valoraba “aquellas pequeñas cosas”, aunque sea una faena que el tren solo nos venda “boletos de ida y vuelta”
Y cuando regrese de correr y espere a la noche cobijando el sueño de mis hijas, haré lo que que canta allí Serrat; “lloraré cuando nadie me ve”.

Bueno, figura… mañana se lo contaré a Izaskun, mi hija mayor.


Ya sí, descansa amigo.






P.d. No he tenido que esperar hasta mañana para comunicárselo a Izaskun, hace unos instantes, mientras tomaba unas natillas, después de sus espinacas rehogadas, me ha preguntado si Tasio seguía malillo en el hospital, y… se lo he dicho, claro. 
No ha soltado una palabra, solo a seguido comiendo natillas, entonces le han salido  un par de lágrimas, y luego otras dos... La he dado un beso, le he dicho que está bien llorar. 
Ahora me voy a cambiar de ropa para salir a correr, necesito salir ya…


26 comentarios:

  1. No puedo añadir nada, PACO CASTILLO, sólo que has dado con el tema que más me gusta de mi vecino Serrat, al que hace tiempo no veo, por cierto.
    Bueno, este y Lucia.
    Lo siento por Tasio, del que veo guardas un recuerdo grato. Ojalá cuando nos vayamos, los demás nos tengan en esa consideración. Es lo mejor que me podría pasar.
    DEP.
    Un abrazo

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    1. Gracias, Miquel, has dicho lo suficiente. Tienes un magnífico vecino, igual que yo lo tenía.
      Un abrazo, cuídate.

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  2. Tasio fue afortunado con sus dones personales que despertaban el afecto entre todos, la chiquillería y todos los que lo conocíais. Al describirle, me has hecho suscitar las diferencias increíbles que hay entre los seres humanos: unos son polos de luz, otros medianamente, y otros, tal vez menos, son pozos de sombra. Está claro que Tasio era de luz. No importa morir si se ha vivido bien. Ya no podrás conversar con él, y Izaskún no podrá jugar o bromear con él, pero los que mueren y se lo han merecido forman parte de nuestra entraña secreta y no los podemos olvidar, siguen vivos como alguno de mis amigos a los que sigo viendo como si estuvieran vivos cuando cierro los ojos. La vida es azar y la muerte también. Tenía la misma edad que yo, me veo reconocido en él, pero sin sus dones personales. Alguien que es capaz de suscitar tanto amor, ha hecho su vida digna y da igual cuándo acabe, son solo cifras.

    Un abrazo, Paco.

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    1. Hola, Joselu. De la cifra de fallecidos por el covid ayer en Madrid, he tenido el infortunio de poner cara y nombre a uno de esos números, porque era un amigo, Tasio. El que mi hija de 8 años haya derramado unas lágrimas al saber la muerte de Tasio, es la prueba absoluta que reafirma todo lo que he comentado sobre el bueno de Tasio, a los mayores nos hacía gracia por su manera de conectar con los niños, a veces él era el más chiquillo. Se había prejubilado hace un año, disfrutaba de su nieto, Nico, de 7 años, de sus caminatas o paseos con su esposa, y jugueteos con los niños.
      Me quedo con lo que dices, Tasio era luz.

      Gracias, Joselu.
      Un abrazo.

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  3. Me uno a la consideración de los demás comentaristas. El mejor tributo a Tasio es recordarle como lo has hecho, una buena persona que sabía dar lo mejor a los que le rodeaban.
    Un abrazo, Paco.

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    1. Era un tipo muy alegre, fanfarroneaba siempre con los niños y éstos se lo pasaban en grande, y él más...
      Gracias Marybel.
      Un abrazo.

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    1. Gracias, Esther. Toda esta situación que padecemos se me hace tan extraña...
      Un abrazo.

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  5. Me ha impresionado mucho esta entrada, Paco. Por la pérdida de un personaje tan fascinante y la forma en que se ha ido; por tu propia pérdida del que sentías como amigo; porque veo que Izaskun aún no lo sabía mientras escribías el texto (pobrecita, espero que se lo haya tomado con calma); y, para qué negarlo, porque me acerco mucho a la edad de Tasio y ver que el bicho se lleva a gente no muy mayor y sin dolencias previas nos da un cierto canguelo a los que andamos por ahí.
    Un gran homenaje a Tasio. Si lo ha leído estará encantado, que yo no creo, pero...
    Un beso.

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    1. Hoy siento algo menos de opresión, sin embargo todo me resulta tan extraño... hace dos meses, tal vez 8 o 10 días antes de que lo ingresaran, nos vimos desde la calle, él iba en una dirección, con Albero, y yo por la contraria, para arrancar el coche y mantener la batería, nos paramos unos minutos en la distancia y le dije que se andase con cuidado, con tanto salir y entrar con el perro y las compras, él me miró y señaló con un gesto divertido al perro, como diciéndome; "y qué le voy a hacer", después me preguntó por las niñas y le contesté que todo bien... ¿quien nos iba a decir, a los dos, que su vida estaba a punto de pararse en seco? Nunca me hubiese imaginado a Tasio en esa situación, no encajaba en ningún parámetro de riesgo, incluso su forma física era excelente para su edad, aunque con 63 años hoy no eres viejo, ni mucho menos... ¿pero? Hay cuestiones sobre el virus que, sencillamente, desconocemos.
      Hoy estuve comentando en algunos blogs, cuestiones de libros, totalmente ajenas a lo sucedido con Tasio, y mientras hablaba de éste u otro libro, me asaltaba la imagen de mi amigo en aquellos últimos instantes que nos vimos... inconscientes ambos de lo que rápidamente estaba por llegar, no sé, es extraño.
      Muchas gracias, Rosa. Da igual si no le lee, yo necesitaba escribirlo y leérmelo, decirle las últimas palabras.
      Un beso.

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  6. Decirte, y tal vez no suene muy oportuno, que me he sorprendido sonriendo en más de una ocasión leyéndote. Aunque ahora que lo pienso tal vez no sea tan incongruente mi reacción pues me imagino que Tasio era una de esas personas especiales que tienen ese don de siempre sacar una sonrisa y no solo a los chiquillos. Qué difícil seguir manteniendo un pie en el mundo de los niños, por cierto. Al final, eso sí, la sonrisa se me ha congelado (muy bello y emotivo el final de tu entrada, Paco) porque la realidad es la que es y a veces, como en este caso, es cruel, injusta y nos llena de impotencia.
    Espero que te hayas podido desprender de parte de esa impotencia con tu carrera.
    Un abrazo fuerte

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    1. Me satisface tu confesión, Lorena, es lo mejor que podría ocurrir, el esbozo de una sonrisa mientras lo lees, has sido de lo más oportuna, de verdad. Era un tipo muy divertido, se le iba algo la pinza porque se ponía a jugar y a decir tonterías como si fuese un crío, incluso poniendo voces infantiles, lo cierto es que los críos se partían de risa... y los mayores, no era que se le fuese la pinza (bueno, a lo mejor un poco) sino que actuaba con total espontaneidad, y eso nos dejaba descolocados a los mayores. Luego, cuando tocaba ser serio, por ejemplo en alguna conversación conmigo, pues lo era, como adulto.
      La realidad es impasible a nuestras penas y glorias, así es.
      Gracias, Lorena, un abrazo fuerte.

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  7. Hermoso homenaje, Paco. Ha sido emocionante leerlo, me siento como si formara parte de ese vecindario donde Tasio jugaba con los niños. Ha dejado su impronta y quedará mucho de él en todos los que lo habéis conocido, así que al menos una parte ha logrado resistirse a la muerte. La pequeña Izaskun comprenderá con el tiempo.
    Un abrazo.

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  8. Gracias, amigo Gerardo, Lo escribí con la sensibilidad a flor de piel, de ahí lo emotivo, claro. De alguna manera era eso, trasladar ese vecindario donde jugaba Tasio con mis hijas y otros niños a vosotros, así que me encantado leerte eso también.
    Izaskun hoy está más o menos bien, ayer la pobre... era otro cantar.
    Un fuerte abrazo para ti.

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  9. ¡Vaya Paco!! Lo siento mucho... Creo que tu escrito es un precioso homenaje a tu amigo Tasio, seguramente él sonreiría si lo leyera. Los chiquillos (y tú) le van a echar de menos, pero bueno, así es la vida, así es el maldito coronavirus (bueno, realmente casi no sabemos cómo es, solo sabemos que se lleva mucha gente por delante, que nos quita muchas cosas valiosas. Supongo que con el tiempo lograremos vencerle, al menos doblegarle.
    Espero que estés mejor y que esa carrera te haya servido para sacar la rabia de dentro, la impotencia.
    ¿Sabes? Pienso que igual yo podría conocer a Tasio, si frecuentaba las biblios, o quizás en algún momento me haya podido cruzar con Elena por Pozuelo
    Besos

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    1. Gracias Marian.
      Como ya he dicho, me resulta todo muy extraño, hace muy poco estábamos conversando y advirtiéndonos mutuamente del cuidado con este bicho, ambos ajenos a que serían las últimas palabras que cruzaríamos en esta vida. Poco después se contagió, ingresó en el hospital... y ha salido para ir al cementerio. Nadie de sus conocidos podría imaginar un final así para Tasio, un tipo sin problemas físicos, más bien al contrario, tenía mejor salud a sus 63 que muchos de 40.
      Puede que sí haya visitado la biblio con su nieto, Nico, de 7 años, pobre chico, adoraba a Tasio, como todos los chiquillos del vecindario.
      Estoy bien, amiga Marian.
      Un beso y gracias ;)

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  10. Cuanto lo siento, Paco. Tus palabras, siempre tan certeras, describen a una buena persona, una persona que será añorada y recordada.

    Un fuerte abrazo!!

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    1. Gracias Laura, era muy buen tipo, tenía mucho carisma con los niños, mi hija no pudo evitar la emoción al conocer su muerte, no hay mejor prueba de su talante que esa.
      Un fuerte abrazo.

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  11. Siempre, a pesar de los años ya, que se le va a un amigo un ser querido me queda esa impresión de no deber decir nada, las palabras suenan huecas, sean por usadas, sean por lejanas, así que siempre me quedo en silencio, y miro a sus ojos, como contigo no puedo hacerlo...Dejo que solo el silencio lo, se, explique.

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    1. Pues quedémonos con el silencio, amigo Wineruda, es un buen refugio cuando es escogido.
      Gracias, y cuídate.

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  12. Querido Paco, de despedidas este año...de largos viajes no se sabe muy bien a dónde, pero lo cierto es que nos dejan sin palabras. Nos quedamos con el amor que las personas nos dan. Eso nunca muere. Es eterno. La huella que dejan algunas personas con su carisma, como vuestro Manuel y luego Taso. ES incomprensible, pero es la única certeza de este mundo. Aquí estamos de paso, y no nos aseguran llegar a una edad determinada. Nuestro viaje concluye. A veces sin avisar.

    Para mí este año es especialmente distinto, no solo por todo el dolor y amor que nos rodea,...por la calma que deja después de días de cabreo, o el confort en el alma que a veces parece envolverte...sino también por la consciencia total de lo efímero que es todo.

    Mucha paz para ti, y para tu familia, en especial, para tus niñas...El amor perdura y permanece en los gestos, eso nadie lo puede arrebatar...Un abrazo y cuídense mucho.

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    1. Muchas gracias, querida María, ya sé lo que ha significado este año para ti en pérdidas muy dolorosas, aunque nos toca seguir en el camino, ¿qué hacer pues?
      Siempre, siempre... nos quedaremos con lo bueno.
      Un abrazo, cuidaros mucho.

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  13. Me ha conmovido mucho tu relato. Me ha llegado al fondo del corazón. Eres afortunado por haber conocido a Tasio. No abundan personajes de esta categoría

    Por cierto, has citado a Serrat. Tuve la oportunidad de saludar a su madre, la Sra. Ángeles, aragonesa como yo, muy dicharachera y vecina por aquel entonces. De esto ya hace unos cuantos años...

    Un abrazo

    Un abrazo

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    1. Agradecido por acoger así mi sentimiento, amigo Luis Antonio, veo que Miquel y tú habéis conocido la vida de Serrat de manera cercana y entrañable, me ha gustado mucho saberlo.
      He sido afortunado por esa amistad, desde luego.
      Un fuerte abrazo, amigo.

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  14. Lo siento Paco, a través de tus letras me ha llegado el cariño por el amigo. Hay personas que son como rayitos de sol y sin duda Tasio lo era, sois afortunados de haberlo tenido en vuestras vidas. Descanse en paz el amigo.
    Este puñetero virus...
    Un beso enorme

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    1. Gracias, amiga Conxita. Ha sido un golpe duro e inesperado. Nos quedaremos con todo lo bueno, claro que sí.

      Cuídate y un beso.

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