La Ciudad del Sol (1601). Tommaso
Campanella (Nápoles, 1568 – París, 1639).
Editorial Zero, 1971. 120 páginas.
Foto, Paco Castillo.
Poco se puede hacer encerrado en
una cárcel medieval, excepto malnutrirse con la exigua ración, respirar el aire
pestilente y enmohecido de la celda y, ya que el debilitado cuerpo estaba
condenado a la inacción, al menos dejar que la mente volase lejos de allí, tal
vez a… La Ciudad del Sol.
La Ciudad del Sol es una bella frase para un
título, sin duda. Hay una incitación en esta unión de palabras a buscar un
lugar así, pleno de claridad, incluso sin estar en la celda, por ello imagino la
desesperada necesidad de hallar tal paraíso cuando uno se consume en la oscuridad
del calabozo.
Utopía es una palabra que proviene del
griego; οὐ
("no") y τόπος ("lugar"). Su traducción literal es no-lugar.
La Ciudad del Sol es una utopía, un no-lugar
que sin embargo la mente encuentra, puesto que se escapa de otro no-lugar
aún mayor, la mazmorra en la que yacía Tommaso Campanella.
En ese sentido, y aunque suene
algo perverso, no podría haber una situación más inspiradora para crear una utopía
que estar confinado en la penumbra de la mazmorra. Vista la brillantez de la
obra, así cabría considerarlo con el autor calabrés, privado de libertad nada menos que 27 años
tras ser acusado y condenado por el Tribunal Eclesiástico de entonces.
Los delitos que
pesaron sobre él están de plena actualidad por aquí con el tema del Procés;
conspirar y urdir un plan para propiciar la sublevación contra la dominación
española en Calabria, en Nápoles y otras regiones italianas bajo la
jurisdicción de las sucesivas monarquías hispánicas del Antiguo Régimen, un
extenso período de control en territorio itálico, por el que nuestro vecino
mediterráneo fue denominado la “Italia española”. Corría el año 1600
cuando acontecieron estos hechos con Campanella.
Sufrió innumerables torturas durante los cinco meses encarcelado, previos al proceso, hasta que firmó la acusación por herejía y rebelión. Muy poco antes del “juicio” prendió fuego a su celda, y comenzó a comportarse como un tarado (no se sabe si en verdad llegó a perder la razón por las torturas… o era una estrategia).
Sufrió innumerables torturas durante los cinco meses encarcelado, previos al proceso, hasta que firmó la acusación por herejía y rebelión. Muy poco antes del “juicio” prendió fuego a su celda, y comenzó a comportarse como un tarado (no se sabe si en verdad llegó a perder la razón por las torturas… o era una estrategia).
Los tribunales dictaminaron su
enajenación y conmutaron su pena de muerte, que sí afectó a otros compañeros,
por una cadena perpetua (que no cumpliría). Sea con locura o no, en presidio
escribiría esta obra tan… lúcida.
Tommaso pretendía instaurar una República
Teocrática en Calabria y expandirla al resto de territorios italianos sometidos
al imperio hispánico.
Un ideal que trasladaría a su obra carcelaria, La
Ciudad del Sol. El plan fue delatado por un traidor. Lo sentenciaron por
rebelión y herejía hacia las autoridades españolas en Italia.
Sin embargo
reconocía que la monarquía española, por aquel entonces la de Felipe IV,
era la institución más idónea para poner en práctica la reforma universal que
ansiaba, puesto que no creía en las Reformas de Lutero y Calvino,
alejadas de los ideales católicos que defendía, nada raro habiéndose formado
con los Dominicos.
Para aclararse en este embrollo de
“contigo pero sin ti”... Dejo un enlace.
Foto, Paco Castillo.
Después de tantos avatares acabó sus días refugiado en París, bajo la protección del Cardenal Richelieu, convirtiéndose en su consejero. Campanella fue un ser regido por la heterodoxia, uno de los personajes más contradictorios y enigmáticos de su tiempo.
Nadie sabe a ciencia cierta que bullía en aquella mente desconcertante. Llegó a ser el astrólogo confidencial nada menos que del papa Urbano VIII, pues este temía una muerte cercana anunciada por el horóscopo.
Hay una sugerente biografía de
Campanella, “El misterio Campanella” escrita por Jean Delumeau que podéis ver
aquí:
No se puede entender la polémica
que generó esta obra sin una sucinta explicación de la doctrina ideológica predominante,
allá por el año 1602, se trata del
Pensamiento Escolástico expandido en buena parte de la Europa Medieval.
El Pensamiento Escolástico, como doctrina filosófica, se
basaba en el acatamiento de todo saber a la fe, a las sagradas escrituras
cristianas, y por tanto margina al método científico como una fuente autónoma
del saber, pues todo emana de la palabra de Dios contenida en la Biblia. No se
ignora a la ciencia, no se trata de eso, pero la ciencia es una rama que brota
de la fe religiosa, y se debe a ella.
Lo que se hace en la Edad Media es
adaptar las ciencias y el pensamiento filosófico de los antiguos
griegos, fundamentalmente el de Aristóteles, al Cristianismo,
derivando en lo que se llamó Escolástica. En resumidas cuentas, el Cristianismo
les confirió un nuevo significado.
Por mis estanterías, esta es una de mis predilectas. Foto, Paco Castillo
Y contra esa corriente escolástica
irrumpe La Ciudad del Sol, reflejo del espíritu díscolo de Tommaso Campanella, catalogada por
los académicos de utopía comunista, pues lo es en el sentido de
presentar una organización social y política que a grandes rasgos explica el ideario comunista.
Pero luego hay múltiples matices,
que pueden traducirse como elementos de contradicción, en esta particular
ciudad caracterizada por la redistribución de la riqueza, la propiedad
colectiva y la participación, más o menos igualitaria, de la mujer y el hombre
en el sostenimiento de la república, aparte de otros aspectos asociados al
comunismo.
Muchos de estos matices son
concebidos por el lector actual, y recalco lo del lector actual, como
incongruencias de naturaleza social y política, inevitables en un ideal
político que aspira a una razonable igualdad sin abandonar del todo su carácter
religioso (ya señalé que se trata de una República Teocrática), lo que
produce disparidades.
Foto, Paco Castillo.
Al fin al cabo, Campanella era un fervoroso
católico, pero de un modo sui géneris, sin renunciar a otras pasiones como la
magia y la astrología, fruto de su alma
curiosa e inquieta, esto le suponía un conflicto permanente con la autoridad
católica.
No obstante, La Ciudad del Sol
presenta postulados escandalosos (por ejemplo los mencionados arriba) para el
poder regente de aquellos tiempos, una jerarquía eclesiástica omnipresente
que infundía temor a estas gentes.
Por ello tuvo Campanella al
Tribunal de la Inquisición pisándole los talones, de hecho ya antes de
esta obra fue encarcelado por la Santa Inquisición , aunque no fue una
larga estancia, el motivo es el señalado más arriba, su afición a la magia y
la astrología, una ambigüedad que le situaba entre el católico sumiso y el
hereje descarado.
Campanella fue el discípulo más importante
de otro célebre filósofo italiano; Telesio, y la obra del primero está
fuertemente influenciada por el segundo. Telesio criticaba con dureza la
corriente aristotélica que nutrió a la Escolástica medieval.
“Consideraba que los escolásticos
seguidores de Aristóteles confiaban mucho en la razón y muy poco en los
sentidos. Los “razonadores”, pensaba él, confiaban excesivamente en sus
capacidades para alcanzar los secretos de la naturaleza por métodos
silogísticos.”
Esta influencia de Telesio
queda patente al concluir la exposición de su “república soleada”. Se abre un
apartado curioso, Tommaso se convierte en juez y verdugo de su propia
utopía; despliega unas posibles objeciones a su proyecto para, a
continuación, rebatirlas una por una, y la forma de hacerlo es desmontando una
serie de preceptos aristotélicos (aparecidos en la obra que escribiera Aristóteles,
“La Política”, en donde presenta su concepción de República) que de ser
empleados en la Ciudad del Sol, harían fracasar el modelo político de
Campanella, al que augura más posibilidades de éxito por ser menos complejo y
más equitativo que la república aristotélica.
Foto, Paco Castillo.
Valga de ejemplo la primera
objeción que establece Campanella, os dejo la fotografía.
Foto, Paco Castillo.
Otra importante inspiración para La
Ciudad del Sol viene de la famosa “Utopía” escrita por su admirado Tomás
Moro, el influyente pensador inglés, circunstancia que anuncia Campanella.
Fotos, Paco Castillo.
Dicho todo esto, estamos ante la redacción de un programa político peculiar, pero no es una novela. Eso sí,
Campanella creó a dos personajes como protagonistas de una fascinante
conversación, para darle agilidad a su texto, como reza en el prólogo:
“La obra está realizada en forma
de diálogo entre un Caballero Hospitalario y un Marino genovés, quien describe
la ciudad ideal que ha visitado en sus viajes (…)”
Hay fragmentos muy destacables, de
esos que mantienen su vigencia al margen de siglos y geografías, veamos estas
líneas, cuando el Almirante genovés le cuenta al Maestre Hospitalario
que la Ciudad del Sol está dirigida por un gobernante de gran sabiduría:
"Gran Maestre (Caballero
Hospitalario).- (…) un sabio parece ser el menos apto para gobernar.
Almirante (Marino genovés).- Esto
mismo les objeté yo también. Pero ellos me contestaron: tan ciertos estamos
nosotros de que un sabio puede poseer capacidad para gobernar, como vosotros,
que anteponéis hombres ignorantes, considerándolos preparados únicamente por
descender de príncipes o por haber sido elegidos por el partido más poderoso.
(…) pues consideráis (…) que para
lograr la sabiduría tal como vosotros la entendéis solo se requiere (…) un
servil esfuerzo de memoria que incapacitan al hombre, pues de ese modo no se
dedica a conocer las cosas, sino solamente las palabras de los libros. Y por
tal manera envilece su alma con signos muertos.”
Otro sin desperdicio:
“Almirante.- Los habitantes de la
Ciudad del Sol reconocen que en el mundo hay mucha corrupción y que los hombres
no se rigen por razones elevadas o verdaderas. Los buenos son atormentados y
desatendidos. Dominan los malos, aunque tal triunfo es denominado infelicidad,
pues viene a ser una cierta aniquilación y ostentación de aparentar lo que en
verdad no son, es decir, reyes, sabios, valientes, santos.”
Y que decir de esta impresión que
tiene Campanella sobre la Nápoles de entonces… comprobamos que la
dudosa reputación de la villa no es cosa contemporánea, con la camorra napolitana,
sino que el percal ya era así en el año 1600:
“Almirante.- (…) Entre los
habitantes de la Ciudad del Sol no hay la fea costumbre de tener siervos, pues
se bastan y sobran a sí mismos. Por desgracia no ocurre lo mismo entre
nosotros.
Nápoles tiene setenta mil
habitantes, de los cuales trabajan solamente unos diez mil o quince mil, y
éstos se debilitan y agotan rápidamente a consecuencia del continuo y
permanente esfuerzo. Los restantes se corrompen en la ociosidad, la avaricia,
las enfermedades corporales, la lascivia, la usura, etcétera, y contaminan y
pervierten a muchas gentes, manteniéndolas a su servicio en medio de la pobreza
y de la adulación y comunicándoles sus propios vicios. Por eso resultan
deficientes las funciones públicas y los servicios útiles. “
Ahí queda eso.
Una reflexión final. Los
nacionalismos también constituyen un no-lugar. Pero si alguno
integrase las páginas de una obra, al modo de la utopía de Campanella…
jamás podría merecer una unión de palabras como La Ciudad del Sol. Es un
título demasiado luminoso (bello) para algo tan oscuro.
Un libro que poseo.
ResponderEliminarLo que es curiosos es que perteneciendo él a la orden de los Dominicos (su lógica aristotélica es extraordinaria), fuera condenado por ellos mismos.
Libro más que recomendable.
salut
Entonces tienes una buena posesión.
ResponderEliminarSi algo caracteriza a Campanella es la heterodoxia, una mente enigmática que desconcertaba a propios y extraños. A los Dominicos les debe su amplia cultura, pero el precio a pagar...
Sí, Miquel, muy recomendable.
Salut!
Una mente complicada y paradójica, enfrentada al poder, que la castigó sobradamente, y es en la lóbrega prisión donde concibe La ciudad del sol, igual que Mandela concibió la nueva Sudáfrica en sus aproximadamente 27 o 29 años de prisión. Su teoría política es extraña y alucinante, se salta pasos conceptuales y llega en cierta manera a una visión de un ingenuo comunismo -el comunismo nunca fue ingenuo-. He leído varias veces el texto, pienso que Tommaso de Campanella era un moralista de estirpe clásica. Su juicio sobre la ciudad de Nápoles es abiertamente moralista. Desconocía el caos mental de este autor enfrentado -sí y no- a su tiempo, astrólogo, utopista, moralizador, antiaristotélico, antiespañol, católico convencido... Es una mezcla curiosa y arriesgada que no tiene nada que ver con los archipijos del nacionalismo catalán. Ellos no arriesgan, solo dejan que los hijos de los charnegos se den de hostias con la policía y el estado para recoger el poder que seguirá perteneciendo a las cien familias de siempre. Me ha interesado el artículo sobre Campanella, del que desconocía todo. Por otra parte, he visto parte de tu biblioteca de pensamiento, tan diferente de la mía que es esencialmente literaria al 95 por ciento. Era un personaje contradictorio y complejo que, afortunadamente, no asumió el poder, no pasó de consejero áulico sobre astrología. Descreo tanto de las utopías y los no lugares... Saludos.
ResponderEliminarDesde muy joven me ha fascinado la filosofía, no sé si al principio era meramente por "aparentar" o impresionar, jaja, pero el posó quedó, y ahí sigue.
ResponderEliminarCon la literatura he tenido más altibajos, sin embargo me parece valiosísima en su manera de reflejar la complejidad de la condición humana, pues lo hace desde ángulos imprevisibles, con la libertad que otorga una escritura creativa que, sin embargo, es rigurosa y clarividente en su exposición... cuando se trata de buena literatura, claro.
La contradicción es el eje que hace girar la vida de Campanella, que parece tanto, o más fascinante, que sus propias creaciones. Muy certera tu apreciación sobre el juicio de Campanella, es un moralista, no puede dejar de serlo, ha sido educado con los Dominicos, y su fe en Dios es sincera, cuestiona la inmoralidad de sus coetáneos, por tanto es moralista desde la ortodoxia cristiana.
Desde luego que no tiene nada que ver con los archipijos (jaja, me gusta eso) del nacionalismo catalán, esos no tienen ideas propias, solo las que han cogido prestadas al embaucador de turno. Por supuesto que Campanella tenía influencia de otros (¿quién no la tiene?), pero supo convertirla en un criterio propio, sustentado en un sólida cultura y defendido con una inteligente argumentación... además hizo su cruzada sin el apoyo de la masa, se bastó solito para ir con sus ideas hasta ser condenado a cadena perpetua... no, no es igual a esos jóvenes indepes.
Digamos que a Campanella le atraía el riesgo y afrontaba los retos sin ser del todo consciente del terreno que pisaba, al menos en algunos episodios de su vida.
Las utopías y los no-lugares, en cualquier caso, hay que leerlas.
Saludos, Joselu, gracias.
Sí, un título demasiado luminosos y bello pero algo tan oscuro como los nacionalismos, pero supongo que a los que defienden su idea de nación a toda costa su propio no-lugar les debe de parecer igual de luminoso y bello.
ResponderEliminarCurioso personaje Campanella. Y a priori bastante contradictorio. Digo a priori porque supongo que leyéndolo se llegan a entender esas contradicciones e incluso a encajarlas como naturales. Así me ha pasado con algunos autores que han dejado sus pensamientos escritos y pienso que es algo muy enriquecedor para el lector.
No recuerdo haber escuchado o haber leído sobre Campanella. Pero me parece muy interesante tanto su etapa de preso con esa vía de escape en su mente como el contexto histórico que lo rodea y los círculos por los que se movió.
Una gran entrada, Paco.
Un abrazo
Muy bien argumentadas tus palabras iniciales, es tal cual dices.
EliminarCampanella era muy contradictorio, hoy alguno le llamaría "chaquetero", pero cuando remo en contra no se amilanó, incluso sabiendo que la Inquisición lo arrinconaba. Lo seres humanos estamos llenos de contradicciones, normal... no somos robots.
Campanella era un humanista que influyó mucho en la cultura europea, el humanismo, sobre todo con Erasmo de Rotterdam, es imprescindible para explicar la Europa de hoy.
Gracias, Lorena.
Extraordinaria entrada, Paco. Viene muy a cuenta de lo que está pasando en Cataluña, salvadas las distancias.
ResponderEliminar"Tommaso pretendía instaurar una República Teocrática en Calabria y expandirla al resto de territorios italianos sometidos al imperio hispánico".
Tienes la virtud de provocar mucho interés por conocer directamente los libros que reseñas.
Un abrazo
Así es, Luis Antonio, el paralelismo con Cataluña es notorio, salvando las distancias.
EliminarGracias por tus palabras.
Un abrazo ;)
Pasados unos años de haber tenido y tener una continua lectura de filosofía, uno se hace un descreído, o es la edad que me hace ferozmente crítico -o puede que sean estos malos días de viento sur y luz intensa-, y se pone a pensar que toda (¿o casi toda?) la creación filosófica no deja de ser, vista desde hoy, un juego circular en las que se creaban teorías para contradecir otras que contradecían otras o para afirmar ciertas verdades que necesitaba que fueran ciertas, y todo ha sido un circular intenso y contradictorio de juegos de palabras e imágenes. Y las teorías de los griegos, la de los romanos, las medievales, las modernas...todas se han convertido, en lo que realmente eran; hermosos libros de ficción o recreo. Y supongo que al final solo se puede ser con respecto a la filosofía lo que se es con la religión (que corren muchas veces paralelas en el sentido y en la creencia) y es ser o ateo o agnóstico filosófico, y disfrutar de la lectura, pero hay veces, hay algunos días feroces, lo confieso, que prefiero creer a VOnnegut.
ResponderEliminarUn abrazo
gracias
cuídate
Si pasados tantos años leyendo filosofía, eres un descreído, y te has vuelto un crítico feroz... es que la filosofía ha hecho bien su trabajo, ha cumplido su cometido contigo, ese es el objetivo de la filosofía, hacer que te cuestiones todo, hasta la propia filosofía.
EliminarHay algo de cierto en lo que afirmas, pues no fueron pocos filósofos los que pusieron más empeño en contradecir a los colegas que en construir un nuevo camino de reflexión.
Sí, muchas obras se habrán convertido en "hermosos libros de ficción o recreo", pero la ficción es necesaria para entender la realidad, en la misma medida que la realidad es necesaria para construir la ficción.
Vonnegut no es mal maestro, te puede llevar lejos, sin duda. La literatura es un elemento aún más circular que la filosofía, es el círculo cerrado de la ficción, hagan juego...
Un abrazo, amigo Wineruda. Cuídate.
no culparía a los fenómenos meteorológicos, tampoco a la filosofía y sus filósofos, las que como en la ciencia tienen por marco el estado del arte de su época. Yo buscaría más por el lado de la edad, no la cronológica, más bien la actitudinal, actor o espectador, la música va por ahí (teoría de los sentimientos morales, the law of nature y otros tantos). Al dominico el lío le vendría cuando comparaba/enfrentaba/enmarcaba sus disquisiciones contra la matriz que dicta su religión, probablemente la cuente no cierre.
ResponderEliminarEstá muy bien.
Yo voy por una Cataluña independiente y cuantos otros quieran serlo, por qué alguien habría de obligar a otros a pertenecer a un grupo al que ya no quieren pertenecer. Fraccionar no es buena cosa pero si ya no quiero estar ahí, bueno, por qué debería seguir ahí entonces. Las fronteras no son para siempre, son una construcción consensuada o impuesta.
Los ricos siempre se quieren independizar de los pobres, no es una novedad. La liga norte es otro ejemplo, pero en Cataluña se disfraza el auténtico motivo con otros idealistas y generosos. Que otros mantengan a los vagos del sur. Nada nuevo.
EliminarEstimada Selva, Campanella tenía un gran conflicto interior entre su fe católica y la mirada esotérica que aplicaba a muchos acontecimientos de su mundo, siempre desconcertó a propios y extraños, era una personalidad extravagante. La rectitud de la orden dominica acabó impacientándole, y a estos les impacientaba su caminar zigzageante. Un tipo de vida tan interesante como su obra.
EliminarSobre Cataluña, pues mire, en el fondo comparto su visión, se tendría que poder decidir libremente la pertenencia o no pertenencia a algo, patria, nación, equipo de fútbol, lo que se nos ocurra, de ahí que no viese mal plasmarlo mediante referendum, el problema para aplicarlo es nuestra Constitución, por eso me parece pertinente un debate sobre la adecuación de la Carta a los tiempos que corren. Lo que ocurre es que, visto el follón del Brexit, el referendum puede partir de un grueso que no se ha tomado la molestia de reflexionar bien los pros y los contras. La apuesta es muy fuerte para jugar en caliente...
También es cierto que desde la lejanía, ese deseo de la Cataluña independiente es una visión un tanto velada de romanticismo, aquí, a pie de calle, las cosas son más crudas. Los nacionalistas catalanes defienden a ultranza eso mismo que usted menciona como un anacronismo e imposición, como algo negativo; quieren erigir una frontera bien visible con el resto de España. Defienden el retorno a la tribu, al clan protector frente al "extranjero", no quieren contaminarse con culturas ajenas, su objetivo, así lo manifiestan los políticos nacionalistas catalanes, con sus arengas, actos y palabras, es separarse de aquellos a los que consideran aparte, ya se sabe que los nacionalismos no son integradores, sino excluyentes, sea el catalán o el españolista.
La cuestión es complicada, amiga Selva, porque aunque usted vaya con una Cataluña independiente, existe otra Cataluña, nada menos que la mitad de los catalanes (son unos cuantos millones) que no quieren construir ninguna frontera que los separe de España. España está interiorizada en la sociedad catalana, y Cataluña lo está en la sociedad española. Entenderlas por separado es un fracaso, así lo veo.
Cuídese.
Joselu, coincido en esa apreciación.
Paco...que libro tan interesante nos traes...y parece que es atemporal. Me parece significativo lo que cuentas sobre Nápoles...parece que sus piedras...el suelo...tuviesen memoria a través del tiempo. Será que hay rincones el mundo que propician paz y otros lo contrario? No lo creo la verdad...creo en el cambio evolutivo de las personas...pero es curioso como Nápoles permanece.
ResponderEliminarYo no sé de dónde soy ni de dónde seré...me gusta sentirme ciudadana del mundo. Aunque amo lugares a los que también siento que pertenezco...pero ellos no me pertenecen a mí...como me recordabas con el indio Seattle...
Por eso me uno a tu última frase. Un abrazo y feliz día de Otoño.
Es atemporal por que está escrito desde el espíritu humanis de Campanella, y el humanismo aún permanece muy vivo en nuestra cultura europea.
EliminarSupongo que habrá lugares pacíficos, aunque cueste creerlo, tal y como está el patio. Puede que Islandia sea un lugar pacífico, aunque su banca tuvo unas intenciones nada pacifistas, en fin, las incongruencias del mundo... que son las mismas que atraviesan el alma de Campanella. Creo que las personas apenas evolucionan, lo hace la tecnología y otros factores. Siempre hubo y habrá malos, no tan malos y buenos. Hemos construido un mundo más amable, o confortable, en el que habitan los de siempre... malos y buenos. El ying y el yang oriental.
Disfruta del otoño, amiga María.
Recién visitada la ciudad de Nápoles, creo que sigue estando muy aquejada de corrupción ahora bajo el influjo de la Camorra. He visto cosas que nunca hubiera creído.
ResponderEliminarInteresante ese ponerse objeciones para después desmontarlas desmontando al propio Aristóteles y su República.
Esa utópica Ciudad de la Luz no deja de ser la misma en la que creen los nacionalistas, un lugar inexistente más allá de la propia imaginación donde no habrá ningún problema ya que todos emanan del ente invasor. En fin, pura utopía.
Un beso.
Es significativo como ciertas cuestiones "humanas" permanecen inmutables, parece que la corrupción es inherente a nuestra naturaleza, afortunadamente es una tendencia que la mayoría reprimimos y condenamos, aunque para otros sea tan tentadora...
EliminarPor lo demás seguro que te llevaste buenas experiencias de Nápoles.
Campanella era un erudito, dada su educación eclesiástica, teológica, se podía permitir rebatir a Aristóteles, pues conocía en profundidad su obra.
Mucha razón tienes en esa afirmación sobre los nacionalistas, ellos ven su Ciudad del Sol, que duda cabe.
Un beso.
Estima Paco, le cuento que si bien no resido en España, para el reino soy ciudadana española, de manera que me permito tomar posición porque cualquiera sea el resultado me afectaría.
ResponderEliminarPermíteme decir que tu mirada es económica. El Brexit es de los ingleses y si quieren ir por allí que lo hagan asumiendo las consecuencias de hacerlo.
Teniendo presente la historia de la península Ibérica no es posible soslayar la cantidad de centenas de años que un porcentaje muy importante de su territorio fue árabe. Tampoco que el condado de Barcelona y la cataluña de entonces miraba más al reino de Francia que a sus vecinos mediatos. Que los gallegos tienen una ascendencia celta indiscutible, la que nos se verifica fuera de Galicia. Que los vascos son otro producto, una lengua indescifrable, un rh negativo que les caracteriza (soy rh negativo pero no por vasca), un hacer muy distinto al resto de las provincias y así. Que si no fuera por la unión de Isabel y Fernando II las fronteras serían muy otras. Si bien Italia también resulta de la unión de diversos, allí hay un sentimiento nación más arraigado. Incluso en Alemania. tampoc a los bretones se les ocurriría volverse ingleses. Sin embargo el reino que debiera república no parece conformarse con una confederación, no la sabe articular o las diferencias son de un grado no articulable. Vivo en un pequeño país donde más dela mitad de la población se concentra en su capital, los servicios de energía, agua, saneamiento y telefonía son públicos, también la educación y la salud aunque en esas áreas coexisten con privados. La capital y algunas znas turísticas de excelencia sin dudas subvencionan al resto. Lo sabemos todos y más que separarnos lo percibimos como una responsabilidad de nación, existe el concepto de nación, a nadie s ele ocurriría cerrar la puerta dejando fuera al otro. No es lo que veo en España donde cuando vas hasta que no descubren que no sos extra territorial no te hablan en español y lo hacen para marcar su territorialidad.
No sé que es mejor para el conjunto que no quiere ser parte del conjunto, sí me parece que se abrió una brecha que no tiene obvia vuelta atrás porque tiene un socio que ya hace años se auto llama país.
Gracias por la respuesta, que lo pases bien, Selva
Estimada Selva.
EliminarSabía de su ciudadanía española, por eso de encontrarnos en el espacio del amigo, Wineruda. Es de origen mallorquín, ¿cierto? Como no, está legitimada a tomar posición en este y cualquier debate, los buenos blogs son ágoras.
El Brexit será económico, no mi mirada.
No me centro en la naturaleza económica del Brexit, me da igual si esa naturaleza es económica, antropológica, lingüística o lo que sea, yo apunto al mecanismo que lo pone en marcha, la herramienta democrática denominada referendum, por tanto no va el sentido de mi argumentación en la naturaleza económica del motivo que origina el referendum, es el referendum mismo que, como método para tomar postura en un asunto, puede concitar a unos votantes más cargados de emociones que de razones.
Lo dejé claro en la respuesta que le di mentando al Brexit:
“el referendum puede partir de un grueso que no se ha tomado la molestia de reflexionar bien los pros y los contras”
Los pros y los contras de lo que sea o se trate; economía, cultura, ejército, lo que quiera.
Y para ir acabando con el Brexit. Usted dice: el Brexit es de los ingleses.
No, el Brexit no es una cuestión exclusiva de Inglaterra. También es una cuestión de Irlanda, país notablemente molesto con sus vecinos por los nefastas consecuencias que acarrea en su territorio el Brexit… de los ingleses. Un tanto pasa con los escoceses.
Igualmente es una cuestión de todos los países miembros de la Unión Europea, pues no hay que olvidar la pertenencia que tuvo (ignoro si aún tiene alguna) Inglaterra a la UE, y por tanto el Brexit afecta a multitud de sinergias que van de Inglaterra a la UE y viceversa.
Lo resumo utilizando sus palabras iniciales, cuando señala su ciudadanía española; si bien no resido en Inglaterra, soy ciudadano de la Unión Europea, como hasta hace nada eran los ingleses, así que cualquiera que fuese el resultado me afectaría. Ya ve, el Brexit no es solo de los ingleses. Aunque este es otro tema…
Tiene razón, Selva, España es producto de una suma compleja de identidades… olvidó a los visigodos que estuvieron (justo antes que los árabes) tres siglos por aquí, antes de ser expulsados y dispersos por los musulmanes a su llegada, en el 711.
El mismo Condado de Barcelona, que usted señala, sabrá que tiene su origen en la Marca Hispánica (así llamada), un territorio que el ejercito carolingio de Ludovico (hijo de Carlomagno), para defender su reino franco, arrebató a los musulmanes, y al expulsar a los árabes de Barcelona, la designaron como un condado. El primer conde fue un caudillo visigodo llamado Bera, encargado de defender la Marca Hispánica.
Y es que la presencia visigoda es muy importante, en ella tenemos el primer germen de lo que sería España como país varios siglos después, ya que la pretensión del rey visigodo Leovigildo de unificar buena parte de la península ibérica bajo el reino visigodo de Toledo, fructificó bajo un reinado ya cristiano, luego deshecho con la incursión musulmana, hasta que los Reyes Católicos lograron llegar más allá en la creación de un estado único, pero sin tomar cuerpo del todo, pues respetaron los fueros y sus divisiones. Se acercaría más a esa idea final la Dinastía de los Borbones, “Felipe V se puso al frente por primera vez del «Reino de España» , denominación antes inexistente.
Si queremos ir a la conclusión del asunto, la historiografía moderna otorga a las Cortes de Cádiz de 1812, el origen actual la idea de España como nación.
La identidad vasca es tan enigmática y fascinante, no tiene parangón en Europa, sería magnífico descubrir nuevos datos.
Me gusta la cultura celta, explorada hace años desde mi pasión por la música idem, y pasar tantos veranos de mi vida en tierras celtas, Asturias, y en ocasiones Galicia. Suelo ir por el castro celta de Zoñán (Modoñedo, Galicia).
Su país, Uruguay creo, es envidiable, ya se podía tomar buena nota por aquí.
Así es Selva, se ha abierto un brecha por estas tierras que no tiene pinta de cerrarse.
Gracias por su presencia.
Bueno, Paco. Al fin me siento a leer todo esto que está aquí arriba. Como ves, vengo atrasado; más por falta de tiempo que de voluntad. Y lleva un buen tiempo asimilar tus entradas.
ResponderEliminarNo conocía a Campanella y una vez más te has convertido en el Rescatador de Autores y Títulos. Por ello, agradezco tu gentileza de traérnoslo. Veré si en derredor hay existencias de su obra. Poco abundo en filosofía en estos tiempos, pero nunca está de más. El problema es que la filosofía te vuelve algo más escéptico y, si lo eres por naturaleza, pues...
Yendo al independentismo catalá comparto la libre autodeterminación de los pueblos que propone Selva, sin dejar de coincidir con Joselu en que esa moción tiene raíces económicas. Por decir algo, ninguna tribu de las que componen el hermano Estado Plurinacional de Bolivia tuvo arrestos de independentismo alguno, básicamente porque todas son pobres. Y fueron los obreros mejor pagados de toda la Argentina -los del gremio automotriz centrados en la empresa Fiat, en la provincia de Córdoba- los que en 1969 voltearon al gobierno militar de Onganía. Estas manifestaciones siempre aparecen cuando las necesidades básicas están satisfechas. O cuando no tenemos nada, y entonces no hay nada que perder. Y, por supuesto, comparto contigo en que todos los nacionalismo -me extiendo, todos los -ismos- son excluyentes. No aúnan, separan.
Has entablado un lugar para el debate de opiniones; enhorabuena!
Recibe un cordial abrazo, amigo!