P. Castillo

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jueves, 14 de abril de 2022

 Poéticas paradojas…


Fotografías de Paco Castillo



Sigo a lo mío, en mis trece, por el camino agreste que me tiende la primavera, intentando desentrañar sus mensajes, pues para descifrar los que nos arroja la funesta actualidad; con sus guerras, pandemias, las idas y venidas de los políticos patrios y foráneos, la carestía energética, la perplejidad y queja colectiva… ya hay heraldos de sobra; “Los heraldos negros” que escribiera César Vallejo:


Fotografía de Paco Castillo

 

Ni sé para quién es esta amargura!

Oh, Sol, llévala tú que estás muriendo,

y cuelga, como un Cristo ensangrentado,

mi bohemio dolor sobre su pecho.

El valle es de oro amargo;

y el viaje es triste, es largo.

(…)

El valle es de oro amargo;

y el trajo es largo… largo…

(…)


Pero yo transito por el valle de oro florido, lejos de exaltaciones verbales y el multitudinario paroxismo religioso en estos días de cuaresma, y me entrego al ceremonial panteísta del campo, pues no me reclama más dogma de fe que observar y pensar; pensar y observar... 

Fotografía de Paco Castillo


 Para quien guste de acompañarme y admirar  esa


Fotografía de Paco Castillo

flor erguida con estoica determinación frente al horizonte tormentoso. Sabe que su paciencia, su invocación, proveerá el bien esperado; algún haz solar atravesará tímidamente el cielo turbulento y derramará su cálido, vital, abrazo sobre ella, aterida ahora en la penumbra del alba, en un escenario sereno y silencioso de oscuridad barroca digno de Rembrandt.

El astro rey también tiene vicios mundanos, como los dioses de La Ilíada, y la flor intuye que el sol está desperezándose tras las montañas, sacudiéndose la modorra y a punto de asomarse por encima de los aún nevados riscos, cuando la sombra de Rembrandt ceda ante la claridad de Monet, pongamos por caso. 


Fotografía de Paco Castillo

Pero una vez que sale a escena, todos se rinden a la  magnificencia del poderoso 
Inti (Sol) que nombraban los incas.

Poco después, un caracol va dejando el surco de su existencia sobre la vereda. De dónde viene y hacia dónde va es un relato que puedo leer, siguiendo en la senda el leve peso de su vida.

Fotografía de Paco Castillo
 

Detrás suyo veo que ha abandonado unos juncos lustrosos que danzan con la brisa. Los caracoles son diminutos oráculos que presagian la lluvia.


Fotografías de Paco Castillo



Por delante todo es para él campo inabarcable, su huella irá desapareciendo y surgiendo entre la incertidumbre que siempre lo acecha. Esa misma que se cierne sobre todos.

Fotografía de Paco Castillo

Un zarpazo furtivo rasga al silencio, pues al mismo paso del caracol irrumpe el estruendo de un avión en el cielo, altísimo. Me consta que sus pasajeros también han dejado cosas atrás, historias vividas. E imagino a esas personas cual caracoles, parapetados en sus conchas, e igual que el pequeño molusco, con todo un relato detrás, más otro por delante que está por escribir o, mejor dicho, se está narrando sobre la marcha, puede que para algunos la tinta esté casi extinta…

Fotografía de Paco Castillo

Soy invisible para ellos, y no pueden adivinar que un semejante los recrea allá abajo junto a un caracol, en ese mosaico de tonos variopintos que es la tierra vista desde el gran pájaro de hierro. 

Así es, una persona ajena a esos viajantes del cielo que los convierte en una metáfora del propio animal arrastrándose en la arena. A ellos, flotando entre nimbos y cúmulos, recluidos en sus caracolas, dejando a sus espaldas un mar de nubes y cruzando, ya sin nubes, un inmenso desierto azul en donde solo se extienden puntos suspensivos frente a lo que habrán de escribir, si les queda tinta suficiente en el tintero.

Se me antoja que las 397 toneladas del avión en el cielo son más ligeras que los 5 gramos del caracol  reptando en la tierra, aunque la velocidad de uno y del otro hacia el destino que sea me parece idéntica durante unos instantes de espejismo visual, en todo caso son paradojas de una naturaleza poética.

Pongo tierra de por medio (asumo mi imposibilidad de poner el cielo), apresuro los pasos antes de que la lánguida luz del atardecer desfallezca y reine la oscuridad, “el dulce y amable sol de la Noche" que proclamaba Novalis en sus himnos (nótese que Novalis escribe sol con minúscula y Noche con mayúscula, toda una declaración…).

Eso sí, pienso en el estupor de Novalis esperando HOY el reino de la Noche en un firmamento huérfano de estrellas, nuestra modernidad las ha desterrado a confines remotos, pues eso que llamamos “progreso” exige sus tributos. Si veo una estrella fugaz creo que en realidad está huyendo en dirección contraria al progreso humano, en esas; ¿qué himnos a la Noche iba a cantar ahora Novalis?, ¿a dónde exiliamos la Noche inundándola con millones de luces artificiales?

Fotografía de Paco Castillo

Fotografía de Paco Castillo


Bueno, me guardo del poeta germánico y su romanticismo amigado con lo tenebroso,  y hecho mano de unos antiquísimos poemas chinos para decir adiós a las flores, el caracol, las montañas.



Dinastía Han. Tao Yuanming (China, 365 o 372 - 427 d. C.). Foto, Paco Castillo

Poesías del Che-King (libro de los cantos). Autores anónimos que van desde el año 1000 al 600 a. C. Foto, Paco Castillo


Surgió este relato con el alba y va concluyendo con el inminente crepúsculo...

Foto, Paco Castillo

Atestiguando el tránsito del tiempo con ese reloj pétreo y colosal que son, como siempre, las imperturbables montañas y la luz mutable que las va avivando o apagando, haciendo de ellas una poesía muda, como las ascuas de un fuego primitivo, brillando o atenuándose.

Foto, Paco Castillo


Ahí están, como Siempre, las montañas y su luz cambiante; me digo en la Fugacidad de mi existencia.

Foto, Paco Castillo


Marcho, y siento que nado en un mar de contradicciones...

Aspiramos al Siempre desde el Instante que es nuestra vida.

En el borde de los charcos nacen al sol nuevas florecillas, y a la vez son la trampa en donde perecen ahogadas las hormigas.

Las efímeras mariposas, de aleteo veloz y vertiginoso, están atentas al lento deambular del caracol, saben que al descubrirlos pronto llegarán las charcas donde obtendrán los minerales y la sal... “la sal de la vida” para un vuelo tan breve.

 

Qué poéticas son tantas paradojas…






34 comentarios:

  1. Y que poético eres tú, querido Paco. Me fascina lo que escribes y cómo lo escribes, porque me fascina como a ti la vida campestre y sus habitantes. Me encanta el escrito en ese poste de luz de que allí no se ven las estrellas, pero se imaginan, una pena que sea tan complicado poder visualizar hoy en día un cielo estrellado. Menos mal que al menos podemos seguir disfrutando de esos "valles de oro fluidos", esas luces cambiantes que inundan los campos y la estela de las montañas en el horizonte.
    Por cierto, ayer en mi salida con la bici, pensaba todo el rato que nunca había visto el campo tan amarillo, con tanta flor amarilla que lo inunda todo, es flipante (La Casa de Campo está así también, como tu foto).
    Como ves, he gustado acompañarte para admirar tus fotos campestres y leer tus filosóficos y poéticos escritos
    Besos!!

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    1. Gracias, amiga Marian. Lectoras como tú son un aliciente a lo hora de escribir, y además tenemos esa complicidad por la común pasión de la vida campestre y todo lo que de ella se desprende. Recuerdo que en la peor época de la pandemia, en las restricciones de movilidad, poco a poco se empezaron a ver más estrellas en el cielo, es significativo como ciertas cosas se manifiestan en cuanto dejamos de contaminar el ambiente, como pasaba en esa época, aunque no fue un buen periodo en otros aspectos, desde luego.

      El campo se ha despertado de pronto inundado de vida, es espectacular su cambio en apenas unos días, nunca deja de sorprenderme esa eclosión, y por supuesto intento vivirla con intensidad, caminando por la naturaleza o el campo, cámara en mano y los sentidos atentos al entorno... hay mucha poética en esas experiencias, supongo que eso me influye a la hora de reflejarlo por escrito, bueno y también que leo bastante poesía últimamente, así como filosofía, de ahí esa vena reflexiva de mis líneas, en realidad siempre he leído más filosofía que literatura, aunque luego tengo rachas de leer más novela, pero el balance general se inclina hacia la filosofía, desde joven me ha atraído mucho.

      Pues a mí me encanta que me acompañes, querida Marian.
      Besos!!

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  2. Veo que la lluvia primaveral ha hecho florecer incluso libros en tu paseo. Esa es una buena señal.

    Lo bueno del caso es la aproximación de lo que ves con los títulos que citas. Los hay que no he leído, pero claro, ante tanta expectativa haces que se abra el apetito.

    Me queda endiente la lectura de "Los heraldos negros" y la del poeta chino, (tendré que ir a la biblioteca a hurgar entre los libros), para poder hacerme a la idea de "tu paseo", pues como te he dicho antes, observo de que están en el engranaje de los autores.

    En mi caso estoy haciendo un "reset", dado que la vida que hago es completamente diferente a la que he llevado hasta ahora. Mi encuentro con el campo, dejando la ciudad, es una trasformación que empiezo a saborear.

    Un abrazo muy fuerte.
    Sigue escribiendo y haciendo acotaciones.
    Te sigo
    Salut

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    1. Me apunto tu primera frase, me gusta esa idea de libros floreciendo al son primaveral, es bonito.

      Sí, suelen establecerse conexiones muy interesantes entre los libros y lo observado en los caminos agrestes (o urbanos, es cuestión de ver las afinidades).
      Vallejo es un autor imprescindible para mí, sumamente inspirador, y el hecho de que sea peruano, pues Perú es como mi segunda casa, lo hace más especial aún, con una conexión y comprensión más estrecha si cabe. Los heraldos negros es una poesía exigente, en el sentido de que bebe del romanticismo, del modernismo y también de la vanguardia, pero la lectura de poesía siempre es especial y cada lector la interioriza desde su peculiaridad, además tú ya te has enfrentado a lecturas complejas y ciertamente exigentes, tienes esa dimensión y formación humanista que sabe sacar mucho partido a lecturas de hondo calado, amigo Miquel.
      La poesía china es una auténtica delicia, por delicadeza y cierto misticismo, derivado de nuestra finita existencia que mira y se compara con las milenarias montañas, con el río que siempre fluye, con los vientos... te gustaría Miquel.

      Has dado un buen cambio de vida, ahora vives en un sitio que te ofrece cosas nuevas, lo que no deja de ser estimulante, sobre todo un entorno en donde estás más apegado al campo, así que tú, que ya eras un gran observador, tomarás muy buena nota de todo lo que te rodea, y lo disfrutarás como un niño ante lo novedoso, no lo dudo.

      Nunca sé el tiempo que seguiré escribiendo en el blog, pero esa idea nos ronda a todos los que nos movemos por aquí, ¿no?
      Otro fuerte abrazo para ti, apreciado Miquel. Cuidaros.
      Salut.

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    1. Gracias Esther, por leerme y dedicarme tu tiempo, lo que valoro mucho.
      Cuídate y un abrazo.

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  4. Nada como la naturaleza para percibir esa finitud de la existencia así como la vida brotando por doquier. Nada como el contacto con ella para admirar esas poéticas paradojas.
    Tienes algunas fotografías que tal parecen pinturas, Paco.
    Un abrazo y que siguas disfrutando de la primavera y pensando y observando.

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    1. Dices bien, Lorena, la naturaleza nos hace ver nuestra insignificancia, o finitud. Ya he dicho que para mí es fuente de inspiración, reflexión y aprendizaje, como le ocurría a Thoreau, aunque ya me gustaría reflejarlo como lo hacía él.

      Me han salido buenas fotos estos días, la luz era impresionante, tanto a primeras horas como ya en el atardecer, lo he aprovechado al máximo, la verdad.
      Hay que disfrutar de aquellas cosas que te ofrece la vida y cuyo único precio son tener los sentidos despiertos.

      Gracias, amiga Lorena. Abrazos.

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  5. Qué preciosidad de fotos. Efectivamente, muchas de ellas parecen pinturas, hermosas pinturas de esas en las que el arte imita a la naturaleza demostrando así que también la naturaleza puede imitar al arte.
    La naturaleza nos pone ante la dura realidad de nuestra (de la) precaria existencia una vez cada año por lo menos. Todo renace y muere en ciclos precisos recordando que aquí no queda nada. Tan solo permanece, un poco más, aquello con ciclo vital más largo, pero hasta eso, las montañas por ejemplo, lleva en su existencia la condena de su fin.
    Un beso.

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    1. Rosa, haces una excelente interpretación de mis líneas.
      Así es, incluso las montañas tienen un resurgir y su posterior eclosión... aunque está pueda tardar miles de años en producirse. Y lo interesante de la naturaleza, como bien señalas, es su exposición cíclica de lo que nace y lo que muere, una observación que siempre atrajo a filósofos, poetas, místicos, y diferentes artistas, ahí tenían, tienen, una sugerente y reveladora fuente de inspiración... A mí me inspira mucho, y trato de transmitirlo en el blog, como habéis comprobado en diversas ocasiones.

      No hay incursión en la que no descubra algo nuevo, sorprendente, estimulante.
      Ahora el campo se presta a muy buenas fotos... Hay que ver por dónde va la luz, seguir su estela.

      Un beso, Rosa.

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  6. Hermosos textos y preciosas fotos.¡Gracias!

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    1. Muchas gracias, gran Uribe, por dedicarme tu tiempo en leerme, agradecido.
      Cuídate mucho, y disfrutemos de los sencillos placeres que nos brinda la vida.

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  7. Leí tu hermoso texto en la ciudad del Turia donde hemos pasado cuatro días, pero es ahora, de vuelta cuando me pongo a comentar este zigzag poético y místico de raíces taoístas en su concepción panteísta del mundo, el paisaje y la vida. Veo con sorpresa que has logrado desengancharte aparentemente de la historia que estos días nos aflige sumiéndonos en laberintos y contradicciones sobre los que no podemos hacer nada. Tú, en tu deambular por el campo, desde el alba al ocaso has participado de ese rito sagrado que es la vida en sus formas más bellas y humildes: las florecillas, el caracol que cruza el camino, las cumbres todavía nevadas, unido todo a tus textos de poesía vallejiana en su tristeza de indio que sería enterrado en París, y a los poemas de Tao Han y el otro cuyo nombre ahora no recuerdo. Yo no puedo, me he distanciado de la naturaleza en los últimas semanas absorbido por el ruido y la furia de la historia. Leo y leo intentando comprender dónde estoy yo, dónde está mi mundo, cuál es mi perspectiva, cuál es la realidad última de los conflictos y advierto que más allá de lo visible, nada tiene sentido. La historia es ruido y furia, un juego loco que nada significa y ante el que no podemos hacer nada. Haces bien en refugiarte de la incertidumbre en lo único cierto que existe, la poesía, el alba, el ocaso, las flores, los caminos, los prados llenos de hierbas altas, la nieve en lontananza. Intentar comprender es baldío. Somos marionetas de la historia y de poderes que no comprendemos. La historia es un cuento de ruido y furia contado por un idiota que nada significa, algo así aparece en Macbeth. Inspiro hondo y le doy a la tecla azul de publicar. Allá va.

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    1. Así es Joselu, quizás ese misticismo que desprenden mis escritos sea en respuesta a cierta necesidad de refugio mental ante la ingrata y fea realidad; realidad que por otra parte no deja de zaherirme, pues pretender estar al margen de lo que ocurre es imposible, sin duda, pero al menos trato de preservar algún refugio mental, y estos escritos con mis experiencias caminantes, a fe que lo es.
      Pero distanciarme de la naturaleza es una posibilidad que no barajo, primero porque la tengo accesible, cerca de casa, y segundo porque supone uno de mis grandes equilibrios, así es, me ayuda a equilibrar la balanza con la parte ingrata de la realidad, es mi contrapeso (por encima de la lectura, antes que lector me defino caminante, como he dicho en otras ocasiones). Vallejo es un autor fascinante, tiene un punto bohemio, o incluso enigmático, muy seductor. Y la poesía china es profunda y a la vez efímera, es decir, en el sentido de profundizar en nuestra fugacidad, y ese binomio, quizás contradictorio, me la hace muy sugerente, y también es, como todo lo oriental, muy sensorial, me atrae, me atrae.
      Si te preguntas donde estás (donde tienes los pies en este mundo), pienso que solo cabe un sitio donde estar; en ti mismo, parece algo evidente, pero tiene mucho más significado del que aparenta inicialmente, aunque tú sabrás captar bien la dimensión de esa respuesta. No sé si comprender es un ejercicio infructuoso, en todo caso estamos condenados a intentar comprender la compleja realidad, pues va en nuestra naturaleza, en nuestro ser social..., pero se puede intentar esa comprensión desde ángulos diversos; ¿puede un pequeño caracol, y un avión que lo sobrevuela hacerme reflexionar en algo muy distinto a lo observado, pero a partir de esos acontecimientos?) Sí, claro que se puede, pero hay que ser... ¿un poco taoista?, jeje.
      Yo también le doy al enter, allá va.

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  8. Por otra parte, he leído con sorpresa el supuesto peso de una aeronave de pasajeros y realmente dista muchísimo de esas 397.000 Tm. En realidad serían kilos y aún sería demasiado pues la mayoría de aviones no pesa dicha cantidad. Abrazo, ahora sí.

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    1. Tienes razón, amigo Joselu, ya he corregido ese lapsus digno del... ¡récord guinness"!
      Te agradezco el aviso.
      Un fuerte abrazo, Joselu

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  9. Vaya paseo más artístico entre tus letras y esas fotografías magnificas porque sabes ver y en un mundo en el que muchos miran y menos ven, es una gozada leerte.
    El nuevo despertar de la naturaleza que se nos muestra magnifica, deseando que la sepamos disfrutar y aquí añado mi esperanza de que la sepamos cuidar. Estos días que he paseado mucho por la montaña me he sentido mal viendo lo poco que la cuidamos, lo incívicos que somos con la madre naturaleza que tanto nos da y lo peor es el sentimiento de desesperanza, no se me ocurre cómo se podría solucionar porque cada vez falta más conciencia, usamos y tiramos y no aprendemos o no queremos cuidar nuestro entorno.

    Un beso y gracias por estos pedacitos de poesía vivida

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    1. Conxita, el campo te hace buen observador, agudiza tus sentidos, uno estás atento a las señales que se le presentan; en los cielos cubiertos o despejados, en la tierra con sus moradores, en las flores que crecen... Bueno, eso lo sabes tú también, como apasionada de la naturaleza que eres.

      Sin duda hay motivos para la rabia cuando uno pasea por la naturaleza y se encuentra determinadas situaciones; desperdicios, escombros, gente haciendo botellón, en fin.
      Quiero pensar que son muchos más los respetuosos que los desaprensivos, aunque éstos se hagan notar bastante más.

      Me alegra siempre verte por aquí, querida Conxita. Gracias por tu compañía.
      Un beso.

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  10. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    1. Era un buen comentario, como es costumbre en ti, apreciado Wineruda.
      Cuídate y disfruta de esos paseos lluviosos que te gustan, luego vendrá el tiempo de secano.

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  11. Uno se despide insensiblemente de pequeñas cosas
    Lo mismo que un árbol
    Que en tiempo de otoño se queda sin hojas
    Al fin, la tristeza es la muerte lenta de las simples cosas
    Esas cosas simples que quedan doliendo en el corazón
    Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida
    Y entonces, comprende
    Cómo están de ausentes las cosas queridas
    Por eso, muchacho, no partas ahora soñando el regreso
    Que el amor es simple y a las cosas simples las devora el tiempo
    Demorate aquí
    En la luz mayor de este mediodía
    Donde encontrarás
    Con el pan al sol, la mesa tendida
    Por eso, muchacho, no partas ahora soñando el regreso
    Que el amor es simple y a las cosas simples las devora el tiempo
    Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida.

    Le cantaba Mercedes Sosa, luego Chavela Vargas y Diego el Cigala. Autor argentino, la escribió para Mercedes.

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    1. Hermosa canción, y el elenco que le ha dado voz está a la altura.

      "Uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida."

      Cuídese, Selva, gracias por dedicarme algo de su tiempo,

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  12. Me encanta esa fusión que haces, como te decía me parece un género. Es tan interesante lo que despiertas en tus seguidores, ya ves no hay 2 en la misma. Eres muy bueno haciendo esto. Sdos., pasarlo bien.

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  13. Nous tous, viva la República, viva Francia

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    1. Gracias, Selva. Es muy reconfortante constatar que aquello que haces, con gran empeño y nivel de exigencia por mi parte, termina gustando a otros. Quienes pasáis por aquí tenéis un gran nivel cultural, por ello no me conformo con ofreceros cualquier escrito a la ligera, el asunto ha de estar en consonancia con los asiduos al blog, así lo entiendo.
      Bueno, pues lo convertimos en un género... ¿Caminanzas?
      No suena mal.

      Sí, ¡viva Francia! Chao, chao... Le Pen.
      Un abrazo, Selva

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    2. Estoy deseando que llegue el mes de agosto para volver al pueblo y pasear por su entorno para apreciar la belleza que tú sabes resaltar de la naturaleza que frecuentas. Seguiré tus enseñanzas y aplicaré los cinco sentidos a la contemplación y disfrute de esos paisajes tan diferentes de los urbanitas.

      Un abrazo

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    3. El campo, la naturaleza, es como un lutier, pero en vez de afinar las cuerdas de un violín, lo que afina son tus sentidos, que es con lo que se percibe la vida... nada más y nada menos.
      Imagino el gozo que te da llegar al pueblo, amigo Luis Antonio, qué grato es tener un pueblo al que regresar, en el que SER durante un tiempo.
      Un abrazo, gracias amigo.

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  14. Me repito, pero es que ese maridaje que haces de imágenes y texto es magnífico y siempre te lo digo. Leyéndote la naturaleza cobra un nuevo sentido al fusionarlo con tus reflexiones y con tus referencias literarias.

    El campo está ahora mismo precioso, en su plenitud.

    Un abrazo.

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    1. Hola, Laura. Como ya te expliqué por email, tu comentario acabó, sin tener yo ni idea, en la bandeja spam, y no lo supe hasta hace nada, que me puse a investigar, un tanto mosqueado por las "cosas raras" que hace últimamente Blogger con los comentarios. Así que, ya sí, estás en el lugar correcto
      El campo está esplendoroso, aprovecho para estar al aire libre todo el tiempo que puedo, de ahí que no me asome mucho por el blog, sentarme frente a una pantalla no es lo que más me apetece ahora.
      Un fuerte abrazo, Laura

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  15. "Aspiramos al siempre desde el instante que es nuestra vida", me encanta...Muy cierto...Hace poco reflexionaba sobre esto...y también admirando paisajes primaverales. Sabiendo que la existencia de las mariposas se disipa, dependiendo de la generación, en un par de semanas. Aunque ya se sabe que las hay que duran años...El siempre y el nunca en este mundo son palabras que quizá, se tendrían que utilizar muy poco. Pero sí, mi vecino, un sabio hombre que ha viajado mucho y vive alejado de todo...cuando me habla de su pasado, cuenta..."era joven, por lo tanto inmortal"...es lo que nos creemos de algún modo...Y todo pasa...todo es efímero, como bien dices.
    Es genial como entrelazas texto, con imágenes, con las palabras...con los libros...maravilloso...Sueño con viajar en el tiempo y volver a algún rincón del pasado, para volver a vivir lo efímero del momento. Un abrazo y espero y deseo que todo bien y que no os derritáis...con este calor.

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  16. Estimado Paco se te extraña. Sdos.

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  17. María, Selva.
    Muchas gracias por vuestras palabras y dedicarme vuestro tiempo.
    Siento ser escueto en esta ocasión.
    Abrazos!!

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  18. Comulgo con tu ceremonial panteísta del campo, las fotos son preciosas, qué maravilla!!! y el relato, con todo lo que aportas me ha encantado.
    En cuanto a las estrellas, hoy por hoy es un lujo estar en un sitio lejos de la luz artificial pero todo es proponérselo.

    Espero que estés bien, un abrazo!!

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    1. Muchas gracias, Ana.
      Estoy de acuerdo contigo, en muchos aspectos todo es proponérselo, desde luego.
      Otro abrazo para ti!!

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