P. Castillo

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miércoles, 15 de noviembre de 2017

Una grulla en la taza de té. Yasunari Kawabata (Japón, 1899-1972)
Círculo de Lectores, 1968.  223 pp. Traducción de Luis de Salvador.





Leí este libro en el verano de 2016 y escribí mis impresiones nada más acabarlo, como suelo hacer con todos. Sin embargo la inminencia de un viaje hizo que postergara su comentario, entre unas cosas y otras ahí se quedó… hasta hoy.

Ahora tengo varias lecturas cruzadas, inmerso en un caos lector considerable en donde se mezclan poesía con ensayo político, historia, narrativa que tenía entre manos, justo antes del embrollo político entre Cataluña y España, y por eso la novela ha quedado algo relegada, pero no abandonada.

Para que os hagáis una idea...



"Ciudadanía multicultural" de Will Kymlicka.
"Los medios de comunicación social" de Raymond Williams.
"A vueltas con España" de Ignacio Sotelo.
"La patria lejana. El nacionalismo en el siglo XXI" de Juan Pablo Fusi.



"Escritos" de Karl Kraus.
"Guerra y paz en el siglo XXI" de Eric Hobsbawm.

Es evidente que no estoy leyendo estos libros en su totalidad, por cuestión de tiempo sería imposible, sino que me centro en aquellos capítulos o apartados que más me interesan.

Por tanto, mientras se va despejando el horizonte y el blog recupera algo de ritmo, rescato este escrito.



Foto Paco Castillo

Yasunari Kawabata mantuvo una estrecha amistad con dos de los más grandes escritores de la literatura japonesa: Yukio Mishima y Ryunosuke Akutagawa. Los tres estuvieron marcados por una vida trágica, y los tres acabaron sus días suicidándose.

Akutagawa se tomó una dosis de barbitúricos en 1927. Mishima utilizó el violento ritual del seppuku en 1970. Estos hechos devastaron a Yasunari Kawabata. Profundamente afectado por la muerte de Mishima, además de enfermo y aquejado de depresión, se suicidó en 1972, no se sabe con certeza el procedimiento, parece que inhalando gas, como señala la Wikipedia.

Como ya habréis intuido, el suicidio tiene una presencia poderosa en la obra de estos autores. Sin embargo, conviene matizar que la percepción del suicidio que se tiene en japón, al menos en su tratamiento literario, suele ser muy diferente de la que se tiene en Europa. En el viejo continente este hecho soporta, en mayor o menor medida, el peso del pecado, mientras que en Japón es casi un acto de purificación, una especie de despedida honorable para dejar este mundo. Y así suelen reflejarlo Mishima y Kawabata, entre otros destacados escritores nipones.

Así que en estas obras japonesas el suicidio, lejos de ser un elemento aledaño, es un catalizador psicológico que determina confluencias y divergencias entre los personajes, y las opiniones que éstos vierten sobre tal acción siempre tienen un enorme interés, pues de alguna manera reflejan los claroscuros que anidan en la mente del escritor, Kawabata en este caso, y… ¿a quién no le intriga adentrase en esa zona oscura?





La imposibilidad de dar rienda suelta a las pasiones amorosas es un veneno mortal para sus víctimas. Kawabata desarrolla un entramado amoroso haciendo gala de una seducción que te arrebata, más que nada porque uno intuye que la muerte está por ahí, rondando al amor…

Mediante uno de los personajes centrales, la profesora Chikako, experta en la Ceremonia del Té, nos va desvelando a través de sutiles detalles, como las diferentes tonalidades al trasluz de una antiquísima taza de té, el significado de este delicado y ancestral ritual. Pero es mediante el joven Kikuji, y amante de Chikako, donde muestra el escaso apego que tienen las nuevas generaciones por estas reminiscencias históricas de enorme valor cultural.

Kikuji manifiesta sin reparo la intención de deshacerse (vendiéndolo), de una parte del rico patrimonio paterno, una maravillosa colección de piezas de té, cuyo origen dinástico se sitúa varios siglos atrás.

Y con la magistral narración de Kawabata, uno tiene la sensación de que Kikuji está vendiendo, al mejor postor, parte de la memoria colectiva japonesa, convirtiendo ese precioso legado en una mercancía al por mayor.

Advierto en Kawabata, como ya lo hiciera con la lectura de Mishima, la facilidad que tiene para extraer lo esencial dentro de la enorme complejidad que nos conforma, habilidad ésta que forma parte de la filosofía zen, y que alcanza su máxima expresión en la escritura de haikus.

Fijaos como se trata en un haiku un tema tan complejo como la muerte cercana, pues su autora, una religiosa budista llamada Chiyo-ni (1701-1775), lo escribió poco antes de morir. Su haiku se llama Jisei:

“Seisui suzushi hotaru no saete nanimo nashi”

“El agua se cristaliza
las luciérnagas se apagan
nada existe”





La dialéctica que se establece entre los personajes y el ritual del té, sirve a Kawabata para confrontar el pasado, el presente y el futuro de Japón.

Un escritor como Kawabata no describe un jarrón en cuyo interior arraigan unas campanillas silvestres… No, nos lo hace contemplar y apreciar su textura cambiante en la claridad de la mañana o en la penumbra del atardecer.

Y dicho acontecimiento, presuntamente intrascendente, adquiere una fuerza inusitada en la magnífica escritura de Kawabata, como si en tal contemplación estuviésemos apunto de descubrir una evidencia reveladora de la vida, de uno mismo, de… quien sabe.

Os dejo con estas fotografías que tomé hace unos días, unos viejos caparazones de chicharra (la muda, o exibiosis), que cada uno puede interpretar en clave de haiku.








A veces hay que dejar parte de nuestro "equipaje vital" para continuar el camino...



14 comentarios:

  1. Hola, Paco.

    Ya te echaba de menos. Veo que estás inmerso en el tema del nacionalismo, el libro de Hobsbawn es muy interesante. De cuando estaba en la universidad recuerdo también el de "Nacionalismo y modernidad" de Anthony Smith, que pasaba por ser una eminencia en el tema. Hay mucho que cortar con lo de Cataluña, sobre todo porque tenemos elementos novedosos (es la sensación que me deja casi siempre el ensayo político actual, que tiende a quedar enseguida "desfasado". Me pasó por ejemplo con Tony Judt). A mi me llama la atención especialmente todo ese asunto de la "posverdad". Muy de nuestro tiempo.

    Pero mejor vamos con Kawabata, ¿no? He leído "La casa de las bellas durmientes" y "La bailarina de Izu", aparte de relatos cortos. Conecto al cien por cien con el esteticismo nipón, no lo puedo evitar. Como dices, la capacidad que tiene para llegar a la esencia de las cosas. Como curiosidad, leí en algún sitio que la viuda de Kawabata no reconocía la tesis del suicidio y lo achacaba todo a una tubería en mal estado. Quien sabe...

    Un abrazo.

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    1. Hola Gerardo.

      Es curioso, conozco el título que mencionas de A. D. Smith porque también lo descubrí en la universidad, y por partida doble, en la facultad de Ciencias de la Información, y más tarde en la de Políticas.

      Uff, Cataluña, digamos que ha secuestrado mi atención, y de ahí mis lecturas, necesito conocer más a fondo determinados argumentos.

      ¡Wow! la "posverdad" te agradezco que la introduzcas, también me interesa mucho. Es fascinante lo de la posverdad, que en el fondo es negar una evidencia constatable, o empírica, mediante una afirmación que trata de usurpar la veracidad de tal evidencia, sustituyéndola por otra “verdad espúrea”.

      Decía fascinante porque hoy mucha gente tiene más fe en la posverdad que en la verdad misma, y unos grandes especialistas en orquestar ese cambio son los "oradores" de la retórica nacionalista. Se elimina del discurso la autocrítica y la argumentación y se implanta la emoción, y otros sentimientos primarios.

      Fíjate, pienso en el genial Groucho Marx, que expuso magníficamente la posverdad antes de crearse el término:

      “Estos son mis principios. Si no le gustan… tengo otros”

      Es decir, si no me conviene la realidad de una situación, no hay problema… la suplanto por otra realidad.

      Uyyss, el pobre Kawabata, lo tenemos atrapado entre nacionalismos y posverdad. No he leído esos libros que comentas, volveré a su obra, seguro, es un escritor magnífico. Comparto plenamente tu parecer sobre el esteticismo nipón, me arrebata. Jeje, sí, había leído algo sobre esa opinión de su viuda, pobre.

      Agradecido por tus palabras y tu presencia, Gerardo.
      Un abrazo :)

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  2. Ya veo que estás rodeado de libros buscando luz a este mundo complejo que nos rodea (a mi no me rodea, me absorbe incluso las energías). Lo cierto es que las lecturas bien elegidas pueden esclarecernos muchas actitudes del ser humano que tienden a repetirse sin que sirva de mucho conocer el pasado.

    Sobre los rituales sé poco, menos los procedentes de oriente, en este caso Japón. De Kawabata solo he leído "Primera nieve en el monte Fuji" y me gustó sin excesivo entusiasmo, de hecho ya no he vuelto a leerlo más, demasiado lento para mi carácter nervioso, aunque reconozco la poesía en su manera de escribir.

    Abrazos grandes.

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    1. Pues sí, Laura, estas últimas semanas parece que estamos andando a tientas por un túnel oscuro, y con estas lecturas, como bien dices, intento esclarecer parte del camino... veremos como ses ale de ahí.
      Tampoco yo sé gran cosa de los rituales, excepto los que de manera sui géneris adopto en mi vida, pues leer un poco todas las noches antes de caer dormido, siempre con una luz tenue, mi lamparita de lectura, tomar un café (solo, sin azucar) de sobre mesa frente a mis libros, mi té verde por la tarde, y algunas cosas más de ese estilo... rituales de andar por casa :)

      Es posible que una lectura de Kawabata se asiente mejor en un carácter sosegado que en un carácter nervioso, como es tu caso. El carácter ejerce cierta predisposición en el poso que te deja un libro, seguro.

      Lo cierto es que yo sí disfruto tal estilo narrativo, encuentro un sentido profundo y complejo en la aparente sencillez de lo que describe. De todas formas, te guste más o menos, eres un magnífica lectora.

      Abrazos grandes para ti también :)

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  3. Vaya. Lo de que los tres se suiciden, a pesar de que en Japón lo vive de otra forma,...me parece triste. Sin embargo el libro, o lo que cuentas de él, me llama mucho la atención. Bueno, las palabras "té" y "ritual" o "ceremonia", ya llevan muchas connotaciones para mí, y son atrayentes por sí solas.
    Me gusta eso de "dejar ir", deprendiéndonos de parte de nuestro equipaje vital, como dices tú. Sin duda esto es necesario para crecer...para darnos cuenta de que la vida nos quiere regalar otros momentos, y tenemos que estar preparados para ello.
    ¡¡Qué de lecturas!! He echado un vistazo...pero la realidad a veces me supera, y necesito evadirme con los libros...o quedarme en otras realidades. No es cerrar los ojos. Es descansar. Además que hay muchas noticias...¿con cual de ellas me quedo? ¿Cuál resulta la más interesante? Supongo que siempre donde esté el dinero y las repercusiones mundiales...en fin...me quedo con mis mujeres y mis niños...con el buen trato que necesita este mundo y quizá muchas más tazas de té y algún suicidio solidario, como los de Japón.
    Un abrazo grande y que sigas trayéndonos muchas más lecturas, aunque sean fragmentadas.

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    1. Sí, María, visto desde mi perspectiva es un acontecimiento triste. Es un libro que da una acertada medida de la importancia que tiene el ritual del té en la cultura japonesa, una ceremonia que es algo mucho más complejo que preparar té, sevirlo y tomarlo, pues está influenciada por el budismo zen, y el ceremonial cambia según la estación del año que sea. Se trata de hallar la armonía con el entorno, pero también con los comensales, aunque hay otra serie de matices muy relevantes también.

      Bueno, son varios libros, sí, pero leo aquellos capítulos que me interesan más... aunque al final acabo leyendo un montón, jaja.

      Entiendo tu postura, María, en lo de evadirte con otras lecturas, o realidades. En mi caso es diferente, no quiero abstraerme de la situación, refugiado en lo que estaba leyendo, primero porque es imposible inhibirse de algo así, y segundo porque estamos viviendo un periodo excepcional en la historia democrática de este país. Quiero ser plenamente consciente de lo que ocurre y esclarecer, cuando llegue el momento, qué aciertos y qué errores sacaremos de esto.

      Y las noticias, en este y en otros tantos casos, las veo con cuentagotas, no me aportan mucho, los libros sí. Pero te repito, entiendo tu cansancio, desde luego.

      También es verdad que siempre he leído más ensayo, historia o filosofía que narrativa, excepto en mi primera juventud (ahora voy por la segunda, jeje) que leía mucha narrativa, pero por pura curiosidad intelectual necesitaba ampliar el horizonte, y prácticamente dejé de leer novela, pensaba por aquel entonces que ya me había dado todo lo que me podía dar... en fin.

      De unos pocos años a esta parte, la cosa se ha equilibrado, y la narrativa, afortunadamente, vuelve a estar presente.

      Un abrazo grande para ti. Me encantaron tus experiencias praguenses y sus librerías... aunque me pasé en modo silencioso :)

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    2. Desde luego, estamos viviendo un momento excepcional...pero hay muchos más de los que no se hablan...Por otro lado, me entristece ver cómo se escribe en los periódicos, y cómo muchas veces se llegan a contradecir. Leí The Guardian al principio de nuestro momento independentista y nada tiene que ver con lo que leí posteriormente. Totalmente contradictorio. Me duele ver como las noticias salen a borbotones, sin tomarse un tiempo de investigación. En fin...
      Pero entiendo también lo que dices...aunque me quede más cerca de los "sin noticia".
      Un abrazo grande, y que tengas un feliz día...lleno de árboles y pájaros...y libros y familia.

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    3. Tienes toda la razón, María : "pero hay muchos más de los que no se hablan...", Ahí sabes que siempre nos vamos a encontrar ;)

      Los medios de comunicación... uff, se lo tienen que hacer mirar, que diría aquel...

      Gracias María, cuídate de los fríos que ya llegan :)

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  4. Hola Paco creo que otras veces he comentado mi dificultad con la literatura oriental, no sé el motivo pero me cuesta, aún y así interesante como siempre leerte.

    Hace unos días escuchaba una noticia sobre los que se quedan tras un suicidio, se hablaba de grupos de autoayuda para familiares, de tratar de no esconder ni avergonzarse por este tipo de muertes, ni culparse porque nada soluciona. Aún se siguen arrastrando muchos estigmas y al dolor de perder a alguien al que se quiere, se añade la culpa y la vergüenza como si se pudiera evitar que alguien acabe con su vida si lo ha decidido, cuánto dolor y desesperación hay detrás de esas muertes. Me lo has hecho recordar con esa referencia al suicidio de los escritores y he tenido que buscar ese seppuku que desconocía.

    Respecto a tus lecturas intentando entender lo qué está pasando, llámame simplista pero a mi entender y desde la cercanía se me ocurre que sencillamente es la incapacidad de unos políticos mediocres o directamente incompetentes, incapaces de hacer política y buscar acuerdos para mejorar el encaje de los distintos pueblos y nacionalidades en el conjunto de eso que debería ser España. Respetar la diversidad y enriquecerse con las aportaciones de todos los que vivimos aquí, se hable en castellano, euskera, gallego, catalán o lo que sea.
    Por lo demás me parece que se está haciendo una sobreexposición sobre el tema catalán que acaba con todos agotados, los de fuera y los de dentro y mientras nos desviamos de otros problemas verdaderamente importantes que quedan silenciados como esa falta de liquidez para pagar la tranquilidad y las pensiones de nuestros mayores, o esas listas de espera, o esos préstamos que los bancos no devolverán, o esos dirigentes enriquecidos de la manera más rastrera posible, etc.

    Leía, los comentarios que hacíais Gerardo y tú sobre la posverdad y desgraciadamente hay mucha más gente dispuesta a creer en esta que en la verdad, manipular la emoción y la exaltación es mucho más fácil que narrar los hechos como son, así que me quedo con esa genial aportación que haces de Groucho: Estos son mis principios. Si no le gustan… tengo otros. Me gustaría creer que aprenderemos de los errores cometidos, me gustaría pero tengo tantas dudas.

    Un beso amigo y feliz semana

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  5. Hola Conxita.

    La cultura cristiana siempre ha gestionado de forma polémica la cuestión del suicidio, entre la comunidad católica es un acto duramente condenado, pues entre otras razones, según sugieren las escrituras, usurpar a Dios la potestad de decidir sobre la vida y la muerte de sus siervos constituye un enorme agravio... uno de tantos esperpentos que perviven en algunas religiones. En el Budismo la consideración del suicidio difiere en gran medida, se reconoce el derecho de una persona a decidir sobre su existencia, en esta religión suicidarse no es morir, solo cambiar de estado. Por eso en la literatura asiática de influencia budista, como la japonesa, dicho acto queda libre de la condena social, aunque no de la pena, claro, pues es un sentimiento universal.

    Conxita, si hay un adjetivo que nunca te podría aplicar es simplista, al contrario, eres profunda en tu modo de plantear las cuestiones de que se traten. Y desde la cercanía que tienes con todo este embrollo, tu opinión la tengo muy en cuenta. Diversidad, por ser una palabra que utilizas, me gusta mucho, es una palabra preciosa, indica amplitud, y es contraria a estrechez (estrechez de pensamiento, de miras). Quien pone fronteras a los territorios ya las tenía mucho antes en la mente (estrechez mental).

    Supongo que la sobreexposición informativa sobre tal asunto era inevitable... y el hartazgo también. Estoy totalmente de acuerdo contigo, al final nos olvidamos de otros asuntos primordiales, todos los que apuntas, y añado especialmente la grave situación medioambiental.

    La posverdad, un tema para debatir largo y tendido. Pienso que la posverdad triunfa porque te ofrece opiniones y/o ideas sobre el mundo y la problemática de las sociedades, sin asumir el esfuerzo intelectual de construir tales opiniones, ya te las dan hechas y bien mascadas, y eso en la era del mínimo esfuerzo es lo más...

    Un beso Conxita, muchas gracias por tus palabras.

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    1. Qué interesante Paco, desconocía esa consideración que hace el budismo del suicidio, como mínimo como bien dices el suicida queda libre de la condena y sus familias de ese silencio abrumador que también las culpa, esa "doble condena".
      Gracias por tus palabras, a mi también diversidad es una palabra que me gusta mucho porque me parece que aporta, no ha de dar miedo y como bien dices es lo contrario a tanta estrechez como se da en muchos asuntos. Esperemos que algo de lucidez se encienda en esos que nos gobiernan.
      Y buen análisis el de la posverdad y la era del mínimo esfuerzo, jajaja seguro que tienes razón, cada vez se piensa menos porque "cuesta".
      Besos Paco, siempre es un placer aprender contigo.

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    2. Gracias a ti por tus palabras, Conxita. Lo que más pongo en valor de los blogs es, precisamente, los conocimientos que fluyen entre todos nosotros, blogs amigos. Yo aprendo siempre :)
      Cuídate, el placer es mutuo.

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  6. Sabes bien que visitarte es siempre un desafío, puesto que tus lectores no sabemos con qué nos hemos de encontrar 'rescatado' del olvido. En ese sentido, Paco, haces un aporte inconmensurable.
    He leído mucho Kawabata, aunque no el libro que hoy nos traes. Hay momentos en la vida en que volcarse a lecturas de origen oriental nos equilibran. Otra manera de ver la vida, sin duda.
    Es que resulta tan difícil hallar una cuota sostenida de equilibrio en estos tiempos!
    Habría muchas cosas para debatir acerca de la posverdad y el 'relato' político.
    Respecto de tus fotografías, ya nada me sorprende. Me gusta sobremanera esa captura de un momento único: la crisálida. La muda; ese dejar atrás algo que ya no nos es útil. Todo un símbolo.
    Un fuerte abrazo, merengue -aunque sólo hayan obtenido una amarga paridad con vuestros históricos rivales-.

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    1. Gracias Marcelo.
      Como comentaba a Conxita, el aporte fluye de todos los blogs que confluimos, ese trasvase de conocimientos es sumamente enriquecedor.
      Sabía que habías leído a Kawabata... pero no espera tanto! :)
      Ese equilibrio que comentas a tenor de las lecturas orientales es un factor recurrente en mi andadura lectora, necesito el estímulo del cambio, y en ese sentido siempre acudo al ensayo, la filosofía, la historia, el arte... mi curiosidad es insaciable.
      La posverdad tiene un gran realce en estos tiempos, vivimos en la era de la información y casi todo se magnifica o se minimiza sin pasar por el filtro de la mesura... un bien escaso éste.
      La fotografía de la crisálida tiene una poderosa carga simbólica, muy observador, Marcelo, como siempre, por ese eres un gran lector.
      Uyys el Madrid... no digo más ;)
      Cuídate campeón.

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