P. Castillo

Safe Creative #1802170294390

miércoles, 15 de abril de 2015

Todo se desmorona. Chinua Achebe.






Hace tiempo, por el 2007, mencioné este libro en otro blog que tenía. Es un título que estuvo descatalogado varios años y era difícil encontrarlo. Debolsillo, la editorial, lo volvió a reeditar hace relativamente poco, creo que en 2012, no estoy seguro. Lo cierto es que tuvimos un encuentro fortuito en La Casa del Libro, en una de esas visitas que hago de Pascuas a Ramos.
Fue una grata sorpresa toparme con mi viejo amigo Chinua Achebe (Nigeria, 1930 - Boston, 2013) y me pareció indecoroso abandonar el libro a su suerte, así que decidí darle el calor familiar que merecía.
No pude evitar, hace unos meses, volver a su cautivadora lectura.

A la eterna sufridora, África, casi siempre le ha puesto voz Europa y, en menor medida, Los Estados Unidos. Veamos un clásico memorable:

¡¡¡ YUYU WANA PACHI PACHI  ANCAGUA !!!
(Permítaseme la transcripción sonora literal, una licencia sin más)

Esta es la voz, entre otras, que Los Estados Unidos, en las películas de Tarzán, puso a los africanos. ¡Con dos cojones! (Y perdón por el exabrupto, si no lo digo reviento).
Y por aquí:

“Yo soy aquel negrito del África tropical ♫♫

Un gran paso para África, un pequeño paso para la humanidad.
No miento si afirmo que gran parte de lo poco que sabemos de África no ha sido contado por africanos.

¿Se puede ver, fotografiar, dibujar con palabras? Si. ¿Cómo? Siendo un gran escritor, y se puede comprobar en Chinua Achebe leyendo “Todo se desmorona”.
Para recrear ese universo visual hay que ser un habilísimo escultor de metáforas, si se me permite la expresión.

“(…) la fama de Okonkwo había crecido como un incendio en el bosque cuando sopla el harmatán.”

“Okoye, que había hablado hasta entonces de una forma normal, dijo la siguiente media docena de frases en proverbios. Los igbo valoran muchísimo el arte de la conversación y los proverbios son el aceite de palma con el que se comen las palabras.”

Los africanos son, tal vez por su cercana relación con la naturaleza, magníficos artesanos y con las palabras hacen lo mismo, recrear imágenes, sugerir texturas, transmitir olores, aromas, etc.

Por tanto, abrir las páginas de este libro es palpar las arrugas del tiempo en los rostros de los ancianos del clan, es observar ensimismado el crepitar de la hoguera mientras una madre relata cuentos a los pequeños. Es estar en África.

Decía M. Kundera que un relato se construye a partir de unas pocas palabras, esenciales, y desde ahí va creciendo.
En este libro resuenan las reminiscencias de palabras como Tierra, Lluvia, Miedo, Primitivo, Ritual, Violencia, Orgullo, Calor, Libertad, Mito, Leyenda, Hechizo, Ingenuidad, Fuego, Brisa, Muerte…
En la novela, desde un punto de vista omnisciente, aunque intercalando las voces en primera persona de los protagonistas, se narran los avatares de un legendario guerrero llamado Okonkwo perteneciente a la tribu de los igbo, desde sus relaciones con el clan tribal, el exilio impuesto por la asamblea de la aldea y, finalmente, su retorno a la tribu donde vive la experiencia de la llegada del colono occidental... y ya nada será igual. El ritmo de la narración es tan vivo como lo es la desbordante naturaleza del continente.
Okonkwo es un ser orgulloso y violento, suele resolver las desavenencias familiares a golpes que reparte entre sus mujeres y su hijo varón, actitud que incluso le reprochan otros hombres de la tribu, aunque son pocos los osados. No hay concesiones al sentimentalismo en el retrato que hace Chinua Achebe, sin embargo entrelaza con sutileza la parte sensible oculta bajo el semblante del guerrero, es en presencia de su hija Ezinma, por la que siente un profundo cariño no siempre visible, cuando logra aplacar su violencia y observamos a un hombre acompañado de sus miedos, como todos.

Con esta obra Chinua Achebe se sumerge en la profundidad de sus raíces para mostrar una parte de la realidad africana tal cual es, como la ve un africano, lejos de las sandeces que sobre su tierra se han dicho tantas veces. Tuvo la valentía de alzar la voz y romper el silencio resignado de quienes se han sentido perdedores. Por tanto había que escucharle, hablaba la pluma de todo un continente dolido.
No en vano las obras de este escritor africano, tan admirado por Wole Soyinka, mitigaron a Mandela mientras estuvo privado de libertad.
Chinua Achebe:
"Estaría muy satisfecho si mis novelas
(especialmente aquellas que ubico en el
pasado) simplemente enseñaran a mis
lectores africanos que su pasado, con todas
sus imperfecciones, no fue únicamente una
larga noche de salvajismo de la cual los
europeos, actuando en nombre de Dios, los
han salvado"
Este es el gran valor de la novela, que yo pueda saber lo que un africano quiso decir a los suyos, los principales destinatarios de su mensaje.

5 comentarios:

  1. Me gusta eso que rescatas de Milan Kundera, que un relato se construye a partir de unas palabras esenciales...
    No puedo estar más de acuerdo.
    África el país de los mil colores y de mil voces...Chimamanda, en una exposición sobre lo que significa escribir, habló del valor que le damos al descubrimiento de otras voces. África esta sin duda, invadida por muchas, y entre ellas, están las palabras escondidas, las que ellos y ellas se cuentan.
    Tienes razón en que a África se la conoce más por lo que nos han contado con voz europea que africana...pero a veces, ese lazo es necesario, para luego crear otros. Y sin duda...luego hay que apartarse para escucharles a ellos/as.
    Te dejo un vídeo que creo que te puede gustar.https://www.youtube.com/watch?v=4gH5oB1CMYM
    Viene muy al hilo de lo que cuentas.
    Saludos y gracias por la reseña. Me ha llevado a África de otro modo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola María. Buena apreciación cuando indicas que ciertos lazos son necesarios para acercarse a África, sin duda necesita del concierto de otros países para ser escuchada con atención, sin olvidar que hasta hace no mucho, esas mismas voces, lejos de una unión solidaria, pretendían silenciar el clamor de todo un continente mientras sus riquezas eran, y son, esquilmadas. Se ha avanzado en ese terreno pero, ni mucho menos, la situación es ideal. También hay que reconocer que Chinua Acheve no oculta la violencia fratricida que desde tiempos remotos asola a los africanos.
      Te agradezco mucho la mención de Chimamanda pues la desconocía, ¡a pesar de pertenecer a los igbo, la misma etnia de Acheve! Y muchas gracias por el enlace de youtube, en el que Chimamanda comenta que casi toda la literatura a la que se podía acceder en su país era la que se hacía en Inglaterra y Estados Unidos entre otros. Eso da una idea del desconocimiento que los propios africanos tienen de sus escritores. Un saludo y gracias por tu aportación.

      Eliminar
  2. Como bien dices, la literatura africana es muy poco conocida y bien poco he leído de ella, los tres premios nobel: Coetzee, Nadine Gordimer y Mafhuz.
    Sobre la expoliación que Europa llevó a cabo de la cultura africana, solo decir que provocó una pérdida irreparable porque gran parte de ella era de base oral y, por tanto, fácil de eliminar.

    Este autor lo apunto, los fragmentos me han parecido muy hermosos y llenos de orgullo por su africanidad.

    Un saludo!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Laura. Digamos que leyendo a Chinua Acheve vas a tener una visión de África más arraigada en lo ancestral que con Coetzee, Nadine Gordimer y Mafhuz. Sin que ello signifique que no deba ser tomada en consideración la mirada de estos autores sobre África,como africanos que son. Soyinka también es muy interesante ,nigeriano como Chinua, y el primer nobel africano. Gracias por tu visita y un saludo.

      Eliminar
  3. He llegado a tu post sobre el libro que te mencionaba y que tú ya habías comentado. Es la primera novela realmente africana y que, como dices, responde a una visión desde dentro y no desde fuera como todo lo que nos ha llegado de África. Hay una pléyade de escritores africanos muy notorios que han escrito novelas muy interesantes pero desafortunadamente están orientadas a un público occidental no porque los autores lo quieran así sino porque ciertamente los africanos son poco lectores y su difusión es fuera de África. Muchos de los autores africanos más famosos viven en Estados Unidos o en Europa, esta es otra contradicción. Falta de un público lector y mejores condiciones de vida en occidente. Todo se desmorona es una gran novela que nos abre las puertas a la literatura africana más allá de las voces blancas que la han interpretado. He leído que se ha criticado acremente a Isak Dinesen por la visión que da de África, muy bonita, pero desde África han dudado de que estimara a los africanos. Durante un tiempo, África se convirtió en mi obsesión, leí más de un centenar de novelas africanas pero luego me di cuenta de que yo no había estado jamás en África, que mi conocimiento era libresco y poco real, y me fui alejando del tema. Si hubiera tenido veinte años tal vez habría abierto mi aventura pero era ya padre y tenía cuarenta años. No obstante fueron unos cuatro años prodigiosos en que leía todo lo que se publicaba escrito por voces africanas. Un saludo.

    ResponderEliminar